Viaje lúdico cultural a la ciudad de Valladolid, realizado el sábado 3 de Marzo de 2012 y organizado por la Universidad Popular de Tres Cantos. Utilizaremos material de elaboración propia propia complementado con el encontrado en internet.
Iniciamos el viaje desde la Estación de Tren de Tres Cantos, a las 9:30, camino de Valladolid en tierras castellanas, atravesando el puerto de los Leones, por el túnel de Guadarrama, y tras pasar por la amurallada Olmedo, la del caballero, llegamos al destino.
- Promotores y Coordinadores del viaje: José Aceituno y Rodrigo García-Quismondo.
Guía: Almudena García, gran conocedora vital de la hermosa ciudad castellana. Guías oficiales contratados con Turismo de Valladolid.
Iniciamos el recorrido por la hermosa ciudad en la Plaza de Colón, donde nos deja el autobus, situada en el centro de Valladolid en uno de los extremos de la Acera de Recoletos, en la que además confluyen el Paseo de Filipinos, la estación de Valladolid-Campo Grande, el Campo Grande y las calles Estación y Gamazo.
En
el centro de esta plaza se instaló el Monumento al Descubrimiento de
América, más conocido como Monumento
a Colón,
obra del escultor sevillano Antonio Susillo, realizada en 1892 y que
en un principio estuvo destinada al Paseo Central de la Habana.
Acera
de Recoletos es una de las
principales vías de Valladolid..
Comienza en la Plaza
de Zorrilla,
termina en la Plaza
de Colón. La Acera de Recoletos había sido, desde el siglo XVI, el espacio donde
numerosas órdenes religiosas habían construido sus conventos y centros
asistenciales. Tras la Desamortización de Mendizábal en 1835, la burguesía se adueña de este espacio, eligiéndolo para edificar sus residencias más importantes.
Magdalena inicia las explicaciones, que nos harán compartir su amor por Valladolid.
Casa del Príncipe
es un edificio residencial construido en 1906 y ejemplo de la arquitectura residencial burguesa en esta ciudad. El estilo es ecléctico, con numerosa influencia del modernismo. En 2007 fue uno de los escenarios de la película Un buen día lo tiene cualquiera, rodada íntegramente en la ciudad castellana.
Casa Mantilla es un edificio de viviendas, construido a finales del siglo XIX, paradigmático de la arquitectura burguesa en esta ciudad.
Bordeando el Campo Grande, en la Acera de Recoletos, gran arteria de expansión de la burguesía, se mantienen edificios de finales del siglo XIX y principios del XX
Plaza de Zorrilla
La Casa Museo de Cervantes, está situada en el inmueble que ocupó el escritor Miguel de Cervantes durante su estancia en Valladolid entre los años 1604 y 1606, la cual coincidió con la publicación de la primera edición de El Quijote en 1605.
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Pepe nos explica la historia de como siendo
Cervantes vecino de Valladolid y habitando una de las casas mandadas
construir por Juan de las Navas, ocurrió un incidente en el que tuvo
que intervenir la justicia y la policía y en el que se vieron
implicados Cervantes y su familia.
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Rodrigo nos habla del Quijote y Sancho, y como muchos vamos abriendo apetito, nos deleita con una lectura gastronómica.
Es la casa donde nació el poeta romántico José Zorrilla el 21 de febrero de 1817, se trata de una casa alquilada por los padres de José Zorrilla al Marqués de Revilla y está situada en la calle Fray Luis de Granada. En ella vivió Zorrilla durante los siete primeros años de su vida y, brevemente, a su vuelta a Valladolid en 1866 tras su regreso de México.
Vallisoletano, era hijo de José Zorrilla, un hombre conservador y absolutista, seguidor del «pretendiente» Don Carlos V de España; que era relator de la Real Chancillería. Su madre, Nicomedes Moral, era una mujer muy piadosa. Tras varios años en Valladolid, la familia pasó por Burgos y Sevilla para al fin establecerse cuando el niño tenía nueve años en Madrid, donde el padre trabajó con gran celo como superintendente de policía y el hijo ingresó en el Seminario de Nobles, regentado por los jesuitas; allí participó en representaciones teatrales escolares.
Muerto Fernando VII, el furibundo absolutista que era el padre, fue desterrado a Lerma (Burgos) y el hijo fue enviado a estudiar derecho a la Real Universidad de Toledo
bajo la vigilancia de un pariente canónigo
en cuya casa se hospedó; sin embargo el hijo se distraía en otras
ocupaciones y los libros de derecho se le caían de las manos y el
canónigo lo devolvió a Valladolid para que siguiera estudiando allí
(1833–1836). Al llegar el díscolo hijo fue amonestado por el padre, que
marchó después al pueblo de su naturaleza, Torquemada, y por Manuel Joaquín Tarancón y Morón, rector de la Universidad y futuro Obispo de Córdoba.
El carácter impuesto de los estudios y su atracción por el dibujo, las mujeres (una prima de la que se enamoró durante unas vacaciones) y la literatura de autores como Walter Scott, James Fenimore Cooper, Chateaubriand, Alejandro Dumas, Victor Hugo, el Duque de Rivas o Espronceda arruinaron su futuro. El padre desistió de sacar algo de su hijo y mandó que lo llevaran a Lerma a cavar viñas; pero cuando estaba a medio camino el hijo robó una mula, huyó a Madrid (1836) y se inició en su hacer literario frecuentando los ambientes artísticos y bohemios de Madrid y pasando mucha hambre.
El carácter impuesto de los estudios y su atracción por el dibujo, las mujeres (una prima de la que se enamoró durante unas vacaciones) y la literatura de autores como Walter Scott, James Fenimore Cooper, Chateaubriand, Alejandro Dumas, Victor Hugo, el Duque de Rivas o Espronceda arruinaron su futuro. El padre desistió de sacar algo de su hijo y mandó que lo llevaran a Lerma a cavar viñas; pero cuando estaba a medio camino el hijo robó una mula, huyó a Madrid (1836) y se inició en su hacer literario frecuentando los ambientes artísticos y bohemios de Madrid y pasando mucha hambre.
Hay en la vida de Zorrilla tres elementos de gran interés para
comprender la orientación de su obra. En primer lugar, las relaciones
con su padre. Hombre éste despótico y severo, rechazó sistemáticamente
el cariño de su hijo, negándose a perdonarle sus errores juveniles. El
escritor cargaba consigo una especie de complejo de culpa, y para
superarla decidió defender en su creación un ideal tradicionalista muy
de acuerdo con el sentir paterno, pero en contradicción con sus íntimas
ideas progresistas. Dice en Recuerdos del tiempo viejo: «Mi padre no había estimado en nada mis versos: ni mi conducta, cuya clave él sólo tenía».
En segundo lugar hay que destacar su temperamento sensual, que le arrastraba hacia las mujeres: dos esposas, un temprano amor con una prima, amores en París y México, dan una lista que, aunque muy lejos de la de Don Juan, camina en su misma dirección. El amor constituye uno de los ejes fundamentales de toda su producción.
No es ocioso preguntar, como tercer factor condicionante, sobre la salud de Zorrilla. A cierta altura de su vida, en efecto, se inventó un doble, loco (Cuentos de un loco, 1853), que aparece casi obsesivamente después. En Recuerdos del tiempo viejo, su autobiografía, habla de sus alucinaciones y sonambulismo. ¿Cuándo apareció el tumor cerebral y cómo afectó su comportamiento? Quizá el papel predominante de la fantasía en el escritor encuentre una explicación por este lado.
De su carácter ha dicho su biógrafo Narciso Alonso Cortés que era ingenuo como un niño, bondadoso y amigo de todos, ignorante del valor del dinero y ajeno a la política. Conviene resaltar, además, su independencia, de la que se sentía muy orgulloso. En versos que recuerdan a los de Antonio Machado, confesó que a su trabajo lo debía todo, y llegó a rechazar lucrativos puestos públicos por no sentirse preparado: «Yo temo —afirma en sus Recuerdos del tiempo viejo— que nuestra revolución va a ser infructífera para España por creernos todos los españoles buenos y aptos para todo y meternos todos a lo que no sabemos». En efecto, en su obra hay preocupaciones prerregeneracionistas que asoman de vez en cuando a pesar de su tradicionalismo, auto impuesto para no desairar a su padre.
En segundo lugar hay que destacar su temperamento sensual, que le arrastraba hacia las mujeres: dos esposas, un temprano amor con una prima, amores en París y México, dan una lista que, aunque muy lejos de la de Don Juan, camina en su misma dirección. El amor constituye uno de los ejes fundamentales de toda su producción.
No es ocioso preguntar, como tercer factor condicionante, sobre la salud de Zorrilla. A cierta altura de su vida, en efecto, se inventó un doble, loco (Cuentos de un loco, 1853), que aparece casi obsesivamente después. En Recuerdos del tiempo viejo, su autobiografía, habla de sus alucinaciones y sonambulismo. ¿Cuándo apareció el tumor cerebral y cómo afectó su comportamiento? Quizá el papel predominante de la fantasía en el escritor encuentre una explicación por este lado.
De su carácter ha dicho su biógrafo Narciso Alonso Cortés que era ingenuo como un niño, bondadoso y amigo de todos, ignorante del valor del dinero y ajeno a la política. Conviene resaltar, además, su independencia, de la que se sentía muy orgulloso. En versos que recuerdan a los de Antonio Machado, confesó que a su trabajo lo debía todo, y llegó a rechazar lucrativos puestos públicos por no sentirse preparado: «Yo temo —afirma en sus Recuerdos del tiempo viejo— que nuestra revolución va a ser infructífera para España por creernos todos los españoles buenos y aptos para todo y meternos todos a lo que no sabemos». En efecto, en su obra hay preocupaciones prerregeneracionistas que asoman de vez en cuando a pesar de su tradicionalismo, auto impuesto para no desairar a su padre.
A la muerte de Larra en 1837, José Zorrilla declama en su memoria un improvisado poema que le granjearía la profunda amistad de José de Espronceda y Juan Eugenio Hartzenbusch y a la postre le consagraría como poeta de renombre. En 1845 abandonó a su esposa y marchó a París donde mantuvo amistad con Alejandro Dumas, Alfred de Musset, Víctor Hugo, Théophile Gautier y George Sand. La Real Academia lo admitió en su seno, aunque sólo tomó posesión en 1885.
Pasó once años de su vida en México, primero bajo el gobierno liberal (1854–1866) con una interrupción en 1858, año que pasó en Cuba y después bajo la protección y mecenazgo del Emperador Maximiliano I como Emperador de México (1864-1867), Zorrilla se convirtió en poeta áulico. Regresó a España en 1866, donde se enteró del fusilamiento de Maximiliano, al que le dedica el poema El drama de un alma, desde entonces su fe religiosa sufrió un duro golpe. Cronista de Valladolid (1884), coronado como poeta nacional laureado en Granada en 1889, etc. Murió en Madrid en 1893 como consecuencia de una operación efectuada para extraerle un tumor cerebral. Sus restos fueron enterrados en el cementerio de San Justo de Madrid, pero en 1896, cumpliendo la voluntad del poeta, fueron trasladados a Valladolid. En la actualidad se encuentran en el Panteón de Vallisoletanos Ilustres del cementerio del Carmen. En 1982 se inauguró en su ciudad natal el estadio del Real Valladolid C.F que lleva su nombre.
Pasó once años de su vida en México, primero bajo el gobierno liberal (1854–1866) con una interrupción en 1858, año que pasó en Cuba y después bajo la protección y mecenazgo del Emperador Maximiliano I como Emperador de México (1864-1867), Zorrilla se convirtió en poeta áulico. Regresó a España en 1866, donde se enteró del fusilamiento de Maximiliano, al que le dedica el poema El drama de un alma, desde entonces su fe religiosa sufrió un duro golpe. Cronista de Valladolid (1884), coronado como poeta nacional laureado en Granada en 1889, etc. Murió en Madrid en 1893 como consecuencia de una operación efectuada para extraerle un tumor cerebral. Sus restos fueron enterrados en el cementerio de San Justo de Madrid, pero en 1896, cumpliendo la voluntad del poeta, fueron trasladados a Valladolid. En la actualidad se encuentran en el Panteón de Vallisoletanos Ilustres del cementerio del Carmen. En 1982 se inauguró en su ciudad natal el estadio del Real Valladolid C.F que lleva su nombre.
Obras
de José Zorrilla:
- Lírica: Religiosa (Ira de Dios, La Virgen al pie de la Cruz). - Amorosa (Un recuerdo y un suspiro, A una mujer). - Sentimental (La meditación, La luna de enero). -Tradicional (Toledo, A un torreón)
- Épica: Los Cantos del Trovador (1840). Granada (1852). La Leyenda del Cid (1882 Edición on-line).
- Leyenda: A buen juez mejor testigo. - Para verdades el tiempo y para justicias Dios. - El capitán Montoya. Margarita la tornera. - La pasionaria. - La azucena silvestre. - La princesa Doña Luz. - A la memoria de Larra
- Poemas dramáticos: El zapatero y el Rey (1839 y 1842) (Edición on-line) - Sancho García (1842) - El puñal del godo (1843) - Don Juan Tenorio (1844 Edición facsímil) - La Calentura (1847) - Traidor, inconfeso y mártir (1849).
Don Juan Tenorio es un drama romántico en dos partes publicado en 1844 constituye, junto con El burlador de Sevilla y convidado de piedra (1630), atribuida a Tirso de Molina y de la que Don Juan Tenorio es deudora, una de las dos principales materializaciones literarias en lengua española del mito de Don Juan.
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Subido por encuentros3cantos
el 12/03/2012
magnífica interpretación del Acto IV Escena III del Don Juan Tenorio
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y el inefable gran Rodrigo completa con su recitado donjuanesco
magnífica interpretación del Acto IV Escena III del Don Juan Tenorio
Acto IV: El diablo a las puertas del cielo DON JUAN, DOÑA INÉS, DON GONZALO, DON LUIS, CIUTTI, BRÍGIDA, ALGUACIL 1.º y ALGUACIL 2.º Quinta de DON JUAN Tenorio, cerca de Sevilla y sobre el Guadalquivir. Balcón en el fondo. Dos puertas a cada lado. Escena III (BRÍGIDA, DOÑA INÉS y DON JUAN.) completa DON JUAN ¿Adónde vais, doña Inés? DOÑA INÉS Dejadme salir, don Juan. DON JUAN ¿Que os deje salir? BRÍGIDA Señor, sabiendo ya el accidente del fuego, estará impaciente por su hija el Comendador. DON JUAN ¡El fuego! ¡Ah! No os dé cuidado por don Gonzalo, que ya 250 dormir tranquilo le hará el mensaje que le he enviado. DOÑA INÉS ¿Le habéis dicho...? DON JUAN Que os hallabais bajo mi amparo segura, y el aura del campo pura 255 libre por fin respirabais. (Vase BRÍGIDA.) Cálmate, pues, vida mía; reposa aquí, y un momento olvida de tu convento la triste cárcel sombría. 260 ¡Ah! ¿No es cierto, ángel de amor, que en esta apartada orilla más pura la luna brilla y se respira mejor? Esta aura que vaga llena 265 de los sencillos olores de las campesinas flores que brota esa orilla amena; esa agua limpia y serena que atraviesa sin temor 270 la barca del pescador que espera cantando el día, ¿no es cierto, paloma mía, que están respirando amor? Esa armonía que el viento 275 recoge entre esos millares de floridos olivares, que agita con manso aliento, ese dulcísimo acento con que trina el ruiseñor 280 de sus copas morador llamando al cercano día, ¿no es verdad, gacela mía, que están respirando amor? Y estas palabras que están 285 filtrando insensiblemente tu corazón, ya pendiente de los labios de don Juan, y cuyas ideas van inflamando en su interior 290 un fuego germinador no encendido todavía, ¿no es verdad, estrella mía, que están respirando amor? Y esas dos líquidas perlas 295 que se desprenden tranquilas de tus radiantes pupilas convidándome a beberlas, evaporarse a no verlas de sí mismas al calor, 300 y ese encendido color que en tu semblante no había, ¿no es verdad, hermosa mía, que están respirando amor? ¡Oh! sí, bellísima Inés, 305 espejo y luz de mis ojos; escucharme sin enojos como lo haces, amor es; mira aquí a tus plantas, pues, todo el altivo rigor 310 de este corazón traidor que rendirse no creía, adorando, vida mía, la esclavitud de tu amor. |
DOÑA INÉS Callad, por Dios, ¡oh don Juan!, 315 que no podré resistir mucho tiempo sin morir tan nunca sentido afán. ¡Ah! Callad, por compasión, que oyéndoos me parece 320 que mi cerebro enloquece y se arde mi corazón. ¡Ah! Me habéis dado a beber un filtro infernal sin duda, que a rendiros os ayuda 325 la virtud de la mujer. Tal vez poseéis, don Juan, un misterioso amuleto, que a vos me atrae en secreto como irresistible imán. 330 Tal vez Satán puso en vos su vista fascinadora, su palabra seductora y el amor que negó a Dios. ¿Y qué he de hacer, ¡ay de mí!, 335 sino caer en vuestros brazos, si el corazón en pedazos me vais robando de aquí? No, don Juan; en poder mío resistirte no está ya; 340 yo voy a ti, como va sorbido al mar ese río. Tu presencia me enajena, tus palabras me alucinan, y tus ojos me fascinan, 345 y tu aliento me envenena. ¡Don Juan! ¡Don Juan! Yo lo imploro de tu hidalga compasión: o arráncame el corazón, o ámame, porque te adoro. 350 DON JUAN ¡Alma mía! Esa palabra cambia de modo mi ser, que alcanzo que puede hacer hasta que el Edén se me abra. No es, doña Inés, Satanás 355 quien pone este amor en mí; es Dios, que quiere por ti ganarme para Él quizás. No; el amor que hoy se atesora en mi corazón mortal, 360 no es un amor terrenal como el que sentí hasta ahora; no es esa chispa fugaz que cualquier ráfaga apaga; es incendio que se traga 365 cuanto ve, inmenso, voraz. Desecha, pues, tu inquietud, bellísima doña Inés, porque me siento a tus pies capaz aún de la virtud. 370 Sí; iré mi orgullo a postrar ante el buen Comendador, y, o habrá de darme tu amor, o me tendrá que matar. DOÑA INÉS ¡Don Juan de mi corazón! 375 DON JUAN ¡Silencio! ¿Habéis escuchado? DOÑA INÉS ¿Qué? DON JUAN Sí; una barca ha atracado debajo de ese balcón. Un hombre embozado de ella salta... Brígida, al momento 380 (Entra BRÍGIDA.) pasad a esotro aposento; y perdonad, Inés bella, si solo me importa estar. DOÑA INÉS ¿Tardarás? DON JUAN Poco ha de ser. DOÑA INÉS A mi padre hemos de ver. 385 DON JUAN Sí; en cuanto empiece a clarear. Adiós. |
y el inefable gran Rodrigo completa con su recitado donjuanesco
Tras su muerte, el Ayuntamiento de Valladolid
decidió adquirir el inmueble para honrar la memoria del poeta,
convirtiéndola en casa museo. La planta baja fue habilitada como
biblioteca gracias a la labor de Narciso Alonso Cortés,
importante estudioso de la obra de José Zorrilla. En 1895 se colocó en
su fachada una lápida conmemorativa con un busto del poeta, obra del
escultor Pastor Valsero con la inscripción:
Aquí nació el eminente poetaLa casa es de aspecto y estructura sencilla, consta de dos plantas, sótano y jardín.
D. José Zorrilla
Año de 1817
En ella se conservan algunos muebles originales del
poeta, como su escritorio, que fueron donados por su viuda. El
amueblamiento de la casa pretende recoger el ambiente de la época en la
que desarrolló su vida el
poeta.
Convento
de las Francesas:
Su claustro de tres pisos se concluye en 1537, según el proyecto de Fernando de Entrambasaguas.
Su claustro de tres pisos se concluye en 1537, según el proyecto de Fernando de Entrambasaguas.
Iglesia de Santiago:
Plaza Mayor
Urbanizada en el siglo XVI, la Plaza Mayor de Valladolid es la primera plaza mayor regular de España, y sirvió de modelo, desde el siglo XVII, para otras muchas en España y Sudamérica: en el siglo XIX, la antigua Plaza del Mercado se convirtió en centro cultural, político, económico y social de la ciudad.En 1908 abrió sus puertas la actual Casa Consistorial, un palacio de cuatro torres, planta rectangular y patio interior, de cuyo frontal sobresale una tribuna que soporta el balcón principal. Este edificio es obra de Enrique María Repullés, inspirado en el proyecto de Antonio de Iturralde, pero modificándolo para imitar los modelos de la arquitectura renacentista española.
Calle de la Platería
El conjunto histórico de la Calle de la Platería, junto con la Plaza del Ochavo forma parte del conjunto mercantil de la antigua Plaza del Mercado.
Iglesia de Nuestra Señora de la Vera Cruz
Plaza de San Pablo
En la Plaza de San Pablo, núcleo de la vida cortesana en tiempos de Felipe III y que vio nacer a su predecesor Felipe II, se halla la Iglesia de San Pablo, el Palacio Real y el Palacio de Pimentel, los llamados sitios reales en siglos pasados.
Iglesia conventual de San Pablo
De la orden de los dominicos es uno de los templos más representativos de la ciudad. Se encuentra adosada al Colegio de San Gregorio y próxima al resto de sedes del Museo Nacional de Escultura.
La iglesia es del tipo de las habituales en tiempos de los Reyes Católicos, siguiendo el estilo que se desarrolla en Castilla durante su reinado; el gótico isabelino, que se asemeja a un retablo en bajorrelieve de piedra.
Simón de Colonia
se comprometió a realizar la fachada de la iglesia y su obra se
concluyó hacia el año 1500. En el atrio de la fachada se colocó el
crucero procedente de la iglesia de Santiago
y los pilares, rematados con leones tenantes por el duque de Lerma en
1601. En la fachada se distinguen dos partes claramente diferenciadas:
- La primera parte, hasta la imposta que se encuentra encima del rosetón central, en la que se distinguen varias gárgolas y limitada lateralmente por dos agujas. Sobre la puerta, resuelta con arco conopial de perfil ondulado. Entre un gran arco carpanel dispuesto a manera de colosal guardapolvo se halla un relieve con la escena de la Coronación de la Virgen, en presencia de fray Alonso de Burgos, arrodillado, y en compañía de los Santos Juanes. Sobre este relieve se encuentran unos ángeles tenantes con escudos del Duque de Lerma.
- La segunda parte de la fachada, compartimentada en espacios rectangulares, llega desde la imposta hasta el límite inferior del frontón triangular superior. La mentalidad clasicista explica la claridad de su ordenación y para su decoración se utilizaron esculturas góticas, algunas próximas al taller de Gil de Siloé y se tallaron otras para la ocasión. El acoplamiento de estos motivos y elementos decorativos se llevó a cabo durante el patronato del duque de Lerma, junto con la construcción de las dos torres, por lo que presentan las armas y lápidas indicativas de los Sandoval y Rojas, duques de Lerma. El fondo de estrellas también se refiere al emblema de los Rojas.
Por último, la fachada se remata con un frontón triangular. Sobre un fondo de escamas hay un escudo de los Reyes Católicos,
que corona toda la portada. El frontón presenta una idéntica unidad
estilística con el cuerpo bajo de la misma forma, corresponde también a
la obra de Simón de Colonia, pero en cambio, la decoración que le
envuelve no es gótica sino renacentista.
El interior de la Iglesia de San Pablo corresponde al último periodo del estilo gótico (gótico tardío), presenta una sola nave con capillas abiertas entre contrafuertes, coro alto a los pies y crucero muy marcado en planta y alzado. El ábside
principal es de planta ochavada y todo se cubre con bóvedas de crucería
gótica: la bóveda de la nave descansa sobre ménsulas renacentistas
realizadas hacia 1540
En los testeros del crucero se disponen dos portadas en piedra de estilo
Reyes Católicos, elaboradas hacia 1490 por el taller de Simón de Colonia;
la de la izquierda permitía el acceso a la capilla del Crucifijo y
posteriormente se utilizó como salida al claustro; la de la derecha se
configuró como portada de la capilla funeraria de Alonso de Burgos.
Palacio de Pimentel, en el que, por no contar entonces la emperatriz Isabel
con residencia propia en Valladolid, nació, en 1527, Felipe II. El
edificio, construido en ladrillo, tiene dos notables detalles en piedra:
la portada con arco carpanel y la esquina con ventana angular plateresca.
El edificio, ejemplo de arquitectura palaciega en Valladolid, sirve de sede para la Diputación Provincial de Valladolid.
Aunque su construcción se iniciara en el siglo XV, ha ido incorporando
paulatinamente elementos de épocas posteriores. Su construcción empieza
por orden del Marqués de Astorga, para pasar a ser de Bernardino Pimentel, siendo él el propietario del palacio cuando Felipe II
nació en su interior, al estar albergada en el palacio la familia real
para asistir las Cortes celebradas en abril de 1527. En 1530, el
edificio era propiedad de los condes de Rivadavia. Los herederos de
estos lo venden en 1849 a Mariano Reinoso, quien a su vez lo vende a la
Diputación Provincial de Valladolid en 1875, para instalar en él sus
dependencias, donde aún continúan.
Estaba cerrado y no pudimos contemplar el patio porticado.
En el zaguán de entrada hay una serie de azulejos que describen los hechos históricos relevantes de la ciudad.
El Palacio Real de Valladolid, fue la residencia oficial de los Reyes de España durante el periodo en el que la Corte se asentó en Valladolid entre 1601 y 1606 y residencia temporal de los monarcas españoles desde Carlos I a Isabel II y también de Napoleón durante la Guerra de la Independencia.
La calle Cadenas de San Gregorio alberga las cuatro dependencias del Museo Nacional de Escultura: el Colegio de San Gregorio, la Iglesia de San Benito el Viejo, el Palacio de Villena y el Palacio del Conde de Gondomar (Casa del Sol).
El Museo Nacional de Escultura, perteneciente al Ministerio de Cultura, situado en el centro de la ciudad, alberga esculturas desde la Baja Edad Media hasta inicios del siglo XIX,
así como cierto número de pinturas de gran calidad (Rubens, Zurbarán o
Meléndez, entre otros). Es la colección escultórica española más
importante de la Península y una de las más destacadas europeas de este
ámbito temático. Debido a la calidad de los fondos custodiados —y para resaltar la
riqueza de sus tallas de madera—, este museo provincial recibió en 1933 la categoría de Museo Nacional de Escultura a iniciativa de la II República, y particularmente del historiador de la escultura española Ricardo de Orueta, Director General de Bellas Artes, quien instaló la colección en una nueva sede: el Colegio de San Gregorio. En julio de
2008, se cambió su denominación a Museo Nacional Colegio de San Gregorio. Custodia, desde finales de 2011, los fondos la
colección del Museo Nacional de Reproducciones Artísticas.
http://museoescultura.mcu.es/ Vídeos El Museo en 5 minutos
Subido por DepartComunicacion el 27/06/2011
Video promocional de la actividad "Tal
como éramos" lanzada por el Museo en el mes de mayo, que consistió en la
recopilación de todo tipo de recuerdos del museo que atesoraran los
visitantes
El Museo Nacional de Escultura expone muchas esculturas nacionales, y algunas europeas, así como algunas pinturas, que abarcan desde los siglos XIII al XIX de la Península Ibérica y los antiguos ámbitos territoriales vinculados a España (Latinoamérica, Flandes e Italia). Están presentes pintores como Bononi, Rubens, Zurbarán, Ribalta o Meléndez, pero el centro de su colección corresponde a esculturas de los siglos XV a XVII.
El recorrido a través de la colección permanente que se expone en el Colegio de San Gregorio sigue un orden histórico-temporal, que a su vez, se mezcla con una distribución temática.
Siglo XV
Se exponen una serie de obras de transición al Renacimiento, realizadas en su mayoría por artistas del siglo XV como Jorge Inglés, Rodrigo Alemán o Alejo de Vahía.
Entre las obras correspondientes a esta época se encuentra La Piedad, se trata de una obra del gótico tardío que refleja el avance hacia el naturalismo emprendido por algunos focos artísticos centroeuropeos, en los inicios del siglo XV.
Al siglo XV corresponden también obras de las escuelas flamenca e hispano-flamenca como el Retablo de la vidad de la Virgen, procedente del Convento de San Franciso de Valladolid, el Retablo de San Jerónimo, obra de Jorge Inglés, la Silla de Coro de Rodrigo Alemán y las obras pictóricas de San Atanasio y San Luis de Tolosa del Maestro de San Ildefonso.
Renacimiento
Durante los primeros años del siglo XVI, conviven dentro del espíritu renacentista distintos estilos como el clasicismo italiano, la tradición flamenca y el Manierismo de Alonso Berruguete.
Dentro de la colección artística de este siglo, se puede contemplar
- el Retablo de la Pasión de Cristo, obra de fray Rodrigo de Holanda, representativo de la estética flamenca,
- Diego de Siloé (c. 1495 - 1563), arquitecto y escultor español, uno de los primeros artistas del Renacimiento en este país.
- la Virgen con el Niño de Felipe Vigarny nombrado también como Felipe Vigarny, Felipe Biguerny o Felipe de Borgoña, apodado el Borgoñón (c. 1475 - 1542), fue un maestro escultor y tallista; está considerado como uno de los más insignes del Renacimiento español. Presentó además algunos proyectos como arquitecto.
En sus obras coexisten rasgos flamencos, borgoñones y renacentistas italianos. Consiguió un gran prestigio y se convirtió en el maestro de escultura y talla de la Catedral de Burgos. También intervino en importantes obras por toda la Corona de Castilla, con lo que llegó a manejar varios talleres simultáneamente, lo que le proporcionó una buena posición socioeconómica.
Por último, en dos espacios diferenciados del resto, se expone parte de la producción artística de los dos autores más importantes del Manierismo expresivo castellano del siglo XVI: Alonso Berruguete y Juan de Juni.
- Alonso Berruguete Alonso González Berruguete (c.1490 - 1561), escultor castellano, hijo del pintor Pedro Berruguete, es uno de los referentes fundamentales de la imaginería española del Renacimiento. También realizó obras pictóricas.
Alonso Berruguete: Adoración de los Reyes Magos.
- Juan de Juni (1506 – 1577) fue un escultor franco-español. Junto con Alonso Berruguete,
Juni formó la gran escuela de la escultura castellana, con una gran y
extensa obra realizada mayormente en los más de treinta años que
permaneció en Valladolid. Eso le ha valido su presencia destacada en el Museo Nacional de Escultura, especialmente, y en el Museo Diocesano y Catedralicio de Valladolid, entre otros lugares de la ciudad.
Presentó un gran dominio en los materiales escultóricos como el barro
cocido, la piedra y la madera y un perfecto conocimiento de la anatomía humana.
Su oficio fue el de escultor, también denominado como "maestro de hacer imágenes" o como entallador que por misión tenía el hacer los elementos decorativos de fachadas, portadas o retablos, así también se dedicó a la construcción y al montaje de la arquitectura de los retablos a quienes se les llamaba ensamblador y como prueba de su oficio de arquitectura se sabe que realizó en el año 1565, en Valladolid, el Arco para recibir a la reina Isabel de Valois, conservándose aún el diseño de dicha obra.
Juan de Juni: San Antonio de Padua
Juan de Juni: El entierro de Cristo
De la obra del escultor francés Juan de Juni destaca El entierro de Cristo. Procedente del desaparecido convento de San Francisco,
desamortizado, está formado por siete esculturas de tamaño mayor que el
natural, en el centro de la escena se encuentra la figura de Cristo
yacente, mientras que el resto de los personajes proceden a su
amortajamiento; retirando espinas, perfumando el cuerpo o limpiando las
heridas. Otras obras del maestro francés son El Calvario procedente del palacio de los Águila de Ciudad Rodrigo, la escultura de San Antonio de Padua y una excelente Santa Ana, que se halla desde 1843 en el Museo.
Juan de Juni: El entierro de Cristo (detalle)
La escultura del último tercio de siglo, romanista, está representada por Juan de Anchieta —San Onofre— y Pedro de la Cuadra —Redención de Cautivos—.
Barroco
- Gregorio Fernández (1576 - 1636), fue un escultor español del Barroco, máximo exponente de la escuela castellana de escultura (naturalismo barroco castellano). Heredero de la expresividad de Alonso Berruguete y Juan de Juni, supo reunir a estas influencias el refinamiento de Pompeyo Leoni y Juan de Arfe. La colección más importante de su obra se encuentra en el Museo Nacional de Escultura, en Valladolid. Fernández trabajó para las cofradías vallisoletanas, y el museo cede, como un hecho museístico singular, importantes piezas de sus fondos a las cofradías durante la celebración de la Semana Santa.
Cristo yacente (1627), obra de Gregorio Fernández. Procede de la Iglesia de la Casa Profesa de la Compañía de Jesús en Madrid. Museo Nacional Colegio de San Gregorio (Valladolid, España).
La Sexta Angustia (1616-1617), obra de Gregorio Fernández. Procede de la Cofradía de Nuestra Señora de las Angustias de Valladolid. Museo Nacional Colegio de San Gregorio, Valladolid (España).
- Alonso Cano Alonso Cano de Almansa (1601 – 1667) fue un pintor, escultor y arquitecto.
—S. Juan Bautista, S. Jerónimo penitente—
San Juan Bausita (a partir de 1634), obra de
Alonso Cano. Procede de la iglesia de San Juan de Palma en Sevilla.
Museo Nacional Colegio de San Gregorio, Valladolid (España).
(1568 - 1649) fue un escultor español nacido en Alcalá la Real, que trabajó entre la escultura del Renacimiento y la del barroco. Se formó en Granada con Pablo de Rojas y completó su educación en Sevilla, donde se estableció para el resto de su vida, convirtiéndose en el máximo exponente de la escuela sevillana de imaginería. Prácticamente toda su obra fue de tema religioso, menos dos estatuas orantes y el retrato de Felipe IV.
Recibió y realizó encargos para diversas ciudades del continente
americano. En su tiempo fue conocido como el «Lisipo andaluz» y también
como el «Dios de la madera» por la gran facilidad y maestría que tenía
al trabajar con dicho material
San Juan Evangelista (1638), obra de Juan Martínez Montañés. Procede del convento de Santa María de la Pasión en Sevilla. Museo Nacional Colegio de San Gregorio, Valladolid (España).
San Juan Evangelista (1638), obra de Juan Martínez Montañés. Procede del convento de Santa María de la Pasión en Sevilla. Museo Nacional Colegio de San Gregorio, Valladolid (España).
- Pedro de Mena Pedro de Mena y Medrano (1628 - 1688), fue un escultor del barroco español, se dedicó principalmente a la realización de imaginería religiosa, oficio al que también se había dedicado su padre, Alonso de Mena, y de quien heredó un taller en Granada.
—la destacada Magdalena penitente— se conserva en el Museo de Escultura de Valladolid, en depósito del Museo del Prado de Madrid.
o José de Mora —Virgen de la soledad—. Hay pinturas y esculturas de Pedro López de Gámiz -San José con el Niño— o Esteban Jordán —Entierro de Cristo—. Destacan además dos pinturas excepcionales, una Verónica de Francisco de Zurbarán
Una tabla de Peter Paul Rubens -Demócrito y Heráclito-.Ver el blog "Historias de Valladolid: DEMÓCRITO, HERÁCLITO Y RUBENS, un maestro que no perdía el tiempo"
uno de los cuadros pintados en Valladolid por Rubens, en el que, con el deseo de
mostrar su erudición en el ambiente cortesano propiciado por los gustos e
intereses del Duque de Lerma,
eligió como tema la representación de dos filósofos griegos
presocráticos, Demócrito y Heráclito, recuperados por
los escritores y pintores italianos del Renacimiento como modelos del
optimismo y pesimismo, dos rasgos antagónicos del temperamento humano o
dos modos distintos de enfrentarse a la vida.
La escultura tardobarroca del siglo XVIII está representada en el Museo por Juan Alonso de Villabrille y Ron -Cabeza de San Pablo-, Francisco Salzillo -San Francisco-, Pedro de Sierra -Inmaculada-, o Luis Salvador Carmona, con varias obras entre las que descuella un Crucificado.
Pasos procesionales
El Museo Nacional de Escultura custodia y conserva buena parte de la escultura procesional de Valladolid. Como un hecho singular museístico desde 1922 accede al préstamo de varios conjuntos escultóricos a las cofradías de la Semana Santa vallisoletana. El museo acoge entre otros los pasos La elevación de la Cruz de Francisco de Rincón, Sed Tengo, y Camino del Calvario de Gregorio Fernández o El Santo Sepulcro o paso de Los Durmientes de Alonso de Rozas.
Es uno de los mejores ejemplos de la arquitectura del periodo de los
Reyes Católicos. En particular, su patio y su portada son célebres por
su refinada ornamentación, las elegantes proporciones y una ostensible
simbología del poder. Es la sede principal del Museo
Nacional Colegio de San Gregorio.
La fachada, un retablo en piedra, incluye elementos figurativos complejos que parecen apelar a la educación y sus beneficios. Se cree ver en ella la mano de Gil de Siloé. Es una preciada muestra del estilo isabelino, en la que empiezan a apuntarse rasgos del Renacimiento.
El cuerpo bajo presenta un arco carpanel que acoge la portada, que está flanqueada por esculturas de salvajes: se ha dicho que hacen el oficio de guardianes.
En el segundo cuerpo se muestra esculpido el árbol de la vida, junto con varios escudos de Fray Alonso de Burgos. El escudo de los Reyes Católicos preside la fachada. La diferencia entre éste y el escudo del patio separa la fecha en que se esculpieron: una anterior, otra posterior a la toma de Granada.
Detalle de la fachada del Colegio. La flor de lis fue el emblema de su fundador, Alonso de Burgos (muere en 1499), apodado "fray Mortero", fue un religioso dominico español, perteneciente a una solariega familia castellana, los Galarza.
Fue obispo de las diócesis de Córdoba, Cuenca y Palencia. Fue un mecenas de las diócesis en las que se estableció, en especial en Córdoba y Palencia. Financió la construcción del Colegio de San Gregorio y la iglesia del convento de San Pablo de Valladolid, por entonces perteneciente a la diócesis de Palencia.
El tímpano de la fachada.
Arquerías del piso superior del patio
El primer piso del
claustro se resuelve con arcos de medio punto, apeados sobre columnas
helicoidales, y el segundo, mediante ventanales con antepechos calados y
tracerías de gran belleza, realizados en piedra. Alrededor del patio,
antes se encontraban las celdas, la capilla y el comedor.La capilla, situada en el extremo sur, tiene un lugar destacado en el conjunto. Fue construida por Juan Guas, y tenía originalmente acceso tanto desde por el Colegio como a través de un portada, hoy cegada, que existe en el crucero del lado de la Epístola de la vecina iglesia de San Pablo. De estilo gótico tardío, hispanoflamenco, consta de cabecera poligonal más un tramo que hace de cuerpo de la capilla. Ambos se cubren con bóveda de crucería estrellada de piedra. A los pies de la capilla se encuentra el coro, con una pequeña tribuna para el órgano. La riqueza de esta capilla era notable, pues el retablo, construido en 1489 era de gran calidad, así como el sepulcro de Fray Alonso de Burgos en el centro de la capilla, obra de Felipe Vigarny. Ambas obras desaparecieron durante la Guerra de la Independencia.
Los colegiales tuvieron un papel fundamental en la España del siglo XVI, como mostró especialmente Marcel Bataillon en su obra mayor, Erasmo y España.
El edificio fue colegio hasta el siglo XIX, pero muy debilitado ya en sus funciones. En el siglo XX, a partir de 1933, por decisión del gobierno de la II República, se convirtió en la sede original del museo tras el traslado desde el Colegio de Santa Cruz de las piezas; hoy, tras ser remozado, es la sede principal del Museo Nacional de Escultura.
Iglesia de San Benito el Viejo
La renacentista Sillería del Coro Bajo de San Benito el Real, contratada en 1525 para celebrar los Capítulos Generales de los benedictinos en Castilla, cuyo principal centro era el monasterio de San Benito el Real de Valladolid. Su diseño y ensamblaje fue encargado a Andrés de Nájera. El conjunto está integrado por cuarenta sitiales;
de ellos treinta y cuatro corresponden a los monasterios de la
Congregación y el resto a benefactores de la misma. En cada sitial
figura el nombre del monasterio en su respaldo, su titular, el fundador o
un personaje relacionado con el monasterio en su tablero y el escudo en
el remate. El único sitial policromado es el que pertenece al
monasterio de Valladolid, haciendo constar su importancia sobre los
demás. La sillería baja está formada por veintiséis sitiales decorados
con episodios de la vida de Cristo y la Virgen. El conjunto presenta una
rica ornamentación renacentista a base de grutescos, medallones, mascarones y trofeos.
Palacio de Villena
El Palacio del marqués de Villena o simplemente Palacio de Villena, es un palacio de la ciudad de Valladolid cuya construcción se inició a mediados del siglo XVI.
El edificio palaciego fue encargo de don Antonio de Velasco y Rojas y su esposa Dª. Francisca de Silva a Francisco de Salamanca, renombrado arquitecto de la época, pues fue el responsable de reconstruir la Plaza Mayor de Valladolid. El emperador Carlos V pernoctó en numerosas ocasiones en este palacio, que se encuentra muy próximo al palacio de Pimentel, donde nació su hijo, Felipe II.
El edificio palaciego fue encargo de don Antonio de Velasco y Rojas y su esposa Dª. Francisca de Silva a Francisco de Salamanca, renombrado arquitecto de la época, pues fue el responsable de reconstruir la Plaza Mayor de Valladolid. El emperador Carlos V pernoctó en numerosas ocasiones en este palacio, que se encuentra muy próximo al palacio de Pimentel, donde nació su hijo, Felipe II.
En la actualidad, de la composición original se conserva la fachada
(con un gran arco de entrada con grandes dovelas, labradas en cantería
sobre la cual destaca una regia ventana con las armas del propietario),
el zaguán, el proporcionado patio de 305 m2
(con dos pisos de arquería de medio punto en tres de sus lados,
sostenidos por columnas con capitel de orden jónico y medallones en las
enjutas) y la escalera princial abierta al claustro (que presenta tres
tramos diferenciados y está cubierta con un bello artesonado).
Los
torreones laterales son posteriores y datan del siglo XIX cuando el
palacio sufrió una gran reforma.
En sus más de cuatro siglos de historia, el palacio ha tenido
distintos dueños, pasando de familia en familia por sucesivas herencias,
entre los que destacan: la esposa del marqués de Villena en el siglo
XVIII, y posteriormente los duques de Pastrana, el infantado y marqueses
de Pombo y Alonso Pesquera.
A día de hoy, el palacio se integra con el resto de edificios del Museo Nacional Colegio de San Gregorio, albergando la Biblioteca, la sala de conferencias, los talleres de restauración, el depósito y el Belén napolitano.
A día de hoy, el palacio se integra con el resto de edificios del Museo Nacional Colegio de San Gregorio, albergando la Biblioteca, la sala de conferencias, los talleres de restauración, el depósito y el Belén napolitano.
Subido por migoseivart el 28/11/2010. Belén napolitano del Museo Nacional Colegio de San Gregorio de Valladolid
Palacio del Conde de Gondomar (Casa del Sol)
El Palacio del Conde de Gondomar, más conocido como Casa del Sol, fue construido hacia 1540, por el licenciado Díaz de Leguizamón. Su fachada está construida en piedra de sillería. Posee dos pisos, con grandes huecos protegidos por buenas rejas. Destaca la portada, en arco de medio punto flanqueado por dos pares de columnas corintias, con balcón encima de ella y coronada por una peineta, añadida hacia 1600, con el escudo del Conde de Gondomar y un Sol que da nombre a la casa. La decoración es de estilo plateresco, con grutescos. A los lados de la fachada aparecen sendas torres que dan rango palacial al edificio.Palacio de Fabio Nelli
El Palacio de Fabio Nelli es, a juzgar por los críticos e historiadores, el edificio renacentista del periodo clasicista más importante de la ciudad de Valladolid (España). Según palabras del arquitecto Antonio Bustamante García,
«se considera este palacio como el mejor exponente y obra de primera
fila dentro del Clasicismo de la arquitectura civil de Valladolid».
Los críticos de arte aseguran que tuvo mucho que ver en el resultado de
la obra el buen entendimiento y comprensión entre el promotor, el
banquero Fabio Nelli, y la genialidad y maestría del autor Pedro de Mazuecos el Mozo.
Levantado en una época en la que Valladolid iniciaba su decadencia, su construcción duró unos veinte años, sucediéndose periodos de inactividad en la obra y un cambio de arquitecto por la muerte de Juan de la Lastra, que fue quien lo inició. Decorado y rematado siguiendo el gusto clasicista italiano, su fachada, su patio y su escalera son el máximo exponente de este tipo de arquitectura en Valladolid. Tras la muerte del banquero tuvo varios usos, hasta que en el siglo XX pasó a ser sede del Museo de Valladolid, institución destinada a recoger todos los restos arqueológicos y artísticos de la provincia. Su estado de conservación es relativamente bueno, precisando con urgencia una ampliación del espacio dedicado al museo y una restauración de la fachada y el patio del propio palacio.
Levantado en una época en la que Valladolid iniciaba su decadencia, su construcción duró unos veinte años, sucediéndose periodos de inactividad en la obra y un cambio de arquitecto por la muerte de Juan de la Lastra, que fue quien lo inició. Decorado y rematado siguiendo el gusto clasicista italiano, su fachada, su patio y su escalera son el máximo exponente de este tipo de arquitectura en Valladolid. Tras la muerte del banquero tuvo varios usos, hasta que en el siglo XX pasó a ser sede del Museo de Valladolid, institución destinada a recoger todos los restos arqueológicos y artísticos de la provincia. Su estado de conservación es relativamente bueno, precisando con urgencia una ampliación del espacio dedicado al museo y una restauración de la fachada y el patio del propio palacio.
Iglesia de San Benito el Real, de la orden benedictina, uno de los templos más antiguos de Valladolid. Fue erigido sobre el antiguo Alcázar Real, y está realizado en estilo gótico, aunque la fachada es posterior: fue diseñada por Rodrigo Gil de Hontañón a mediados del siglo XVI. En el interior destaca la reja del mismo siglo, que abarca las tres naves de la iglesia. Junto a este se halla el Mercado del Val, que data del siglo XIX.
Es de destacar el escudo de armas de José I Bonaparte
Se olvidaba, lo más importante, la Gastronomía que no la Astronomía que también tiene aficionados en esta Universidad.
Como estaba previsto nos dirijimos al restaurante, para después seguir con la visita.
Siendo conscientes que en tan poco tiempo solo es posible aproximarnos a la encantadora ciudad de Valladolid, a continuación podemos ver este gran video.
Subido por migoseivart el 11/09/2010. Breve reportaje de la ciudad de Valladolid.
Artista: Celtas Cortos
Ruta del Hereje, aunque no hicimos el recorrido estricto en el orden de las fotos que habrá que organizar
Una singular ruta que recorre los lugares de la
ciudad de Valladolid citados en “El Hereje”, la célebre novela del
escritor Miguel Delibes. La obra está ambientada en el segundo tercio
del siglo XVI, durante la época en que la localidad fue capital del
reino de España. Delibes se inspiró en dos hechos históricos: los dos
Autos de Fe del año 1559, por los que el Tribunal de la Inquisición
condenó a la hoguera a 27 personas.
Esta ruta por el casco antiguo de
Valladolid se puede hacer paseando tranquilamente.
Existe la posibilidad de realizar la visita guiada y teatralizada de la ruta en el mes de mayo, durante la celebración de la Semana del Renacimiento. Si viaja en la primera quincena de septiembre, no se pierda las fiestas de Nuestra Señora de San Lorenzo, las más populares de Valladolid.
Los puntos principales del itinerario de La Ruta del Hereje son los siguientes:
Además de una novela, El Hereje es una ruta literaria que permite recorrer 11 lugares de la ciudad donde transcurre la novela de Miguel Delibes y permiten saber un poco más sobre la historia de la capital castellana.
El recorrido comienza en la plaza de San Pablo,
para morir en el Campo Grande, donde antiguamente estaban las puertas
de la ciudad. Un total de once estaciones trazan la ruta y diversos
hitos hacen referencia a algún fragmento de El Hereje, acompañado del
grabado de un personaje del relato. Existe la posibilidad de realizar la visita guiada y teatralizada de la ruta en el mes de mayo, durante la celebración de la Semana del Renacimiento. Si viaja en la primera quincena de septiembre, no se pierda las fiestas de Nuestra Señora de San Lorenzo, las más populares de Valladolid.
La Ruta
del Hereje es uno de los paseos más interesantes que se pueden hacer
por Valladolid. El trayecto es una ruta urbana que se puede hacer en
unas tres horas y está señalizada con once carteles alusivos a la obra.
- Plaza de San Pablo. En la novela se sitúa en la Corredera de San Pablo (actual calle de las Angustias) la casa de los Salcedo, donde nació Cipriano Salcedo (el protagonista) en 1517.
La iniciamos en la Plaza de San Pablo, donde Delibes sitúa el hogar de su protagonista, el doctor Cipriano Salcedo. Allí se encuentra la iglesia de San Pablo (siglos XV-XVII), con su espléndida fachada-retablo (1497), una de las obras más importantes del gótico hispanoflamenco español, realizada por Simón de Colonia.
Cerca hallamos el Museo Nacional de Escultura, emplazado en el antiguo Colegio de San Gregorio, también con una espectacular fachada de estilo gótico hispanoflamenco; y el Palacio de los Pimentel, con su portada plateresca.
La casa de los Salcedo es el
primer alto, al que sigue el de La Corte y la Iglesia, en el magnífico
entorno de la plaza de San Pablo, donde destaca el conjunto de la
iglesia, el Museo Nacional de Escultura y el Palacio de Pimentel.
A escasos metros, el turista conocerá el mundo de los letrados, en la plaza de Santa Brígida. Aquí se encuentra el convento de Santa Brígida que da nombre a la plaza y en la esquina, entre ésta y la calle de San Diego, lo que fuera el Palacio del Licenciado Francisco de Butrón, abogado de la Real Audiencia y Chancillería.
A escasos metros, el turista conocerá el mundo de los letrados, en la plaza de Santa Brígida. Aquí se encuentra el convento de Santa Brígida que da nombre a la plaza y en la esquina, entre ésta y la calle de San Diego, lo que fuera el Palacio del Licenciado Francisco de Butrón, abogado de la Real Audiencia y Chancillería.
- Palacio del Licenciado Butrón. El licenciado Butrón fue un abogado de la Real Audiencia y Chancillería, donde ejercía como Oidor Don Ignacio Salcedo (el tío de Cipriano).
El palacio se convierte en la excusa para explicar la forma de administrar justicia en la época.
- Plaza de Fabio Nelli. En esta plaza tuvieron su residencia nobles como Don Carlos de Seso y en ella está situado el Palacio de Fabio Nelli, que fue la residencia de Fabio Nelli de Espinosa, un banquero de ascendencia italiana que se asentó definitivamente en Valladolid en 1576.
La nobleza y la aspiración nobiliaria marca el siguiente hito en la plaza de Fabio Nelli, donde hoy está el Museo Provincial de Valladolid. En torno a la plaza de Palacios se ubicaron las principales mansiones y casas palaciegas de Valladolid. Hoy todavía se mantienen en pie, además del citado palacio, el de los Valverde.
- Plaza de la Trinidad, donde se encuentra el que fuera Palacio de los Condes de Benavente. Aquí estaba situado el hospicio de la ciudad, regentado por la Cofradía de San José de los Niños Expósitos. En este lugar estudió Cipriano Salcedo.
En la plaza de la Trinidad, presidida por la iglesia que lleva su nombre y por la Biblioteca Municipal, se hace la siguiente parada conocida como el almacén de la Judería y el Hospital de Expósitos. Narra la novela que aquí la familia de los Salcedo tuvo un almacén de lanas, muy cerca del antiguo palacio del Conde de Benavente, que más tarde sería orfanato.
- Convento de Santa Catalina. Un monasterio perteneciente a la orden de las monjas dominicas; algunas de estas religiosas fueron implicadas en el proceso que el Santo Oficio instruyó contra el Doctor Agustín Cazalla.
A pocos metros, el convento de Santa Catalina, con su patio plateresco, en cuya iglesia descansan los restos del escultor Juan de Juni.
El convento de Santa Catalina, encabezando a los implicados en la Reforma, dista unos 30 metros. Las religiosas también cobran vida en la narración que explica cuál era su función en la época.
- Capilla de los Condes de Fuensaldaña. Fue construida al lado del Patio Procesional de San Benito. Aquí fue enterrada Doña Leonor de Vivero, la madre del Doctor Cazalla.
El entierro de Leonor de Vivero y la Casa de Alonso Berruguete marcan las siguientes paradas. La primera, en lo que se conoce como la Capilla de Fuensaldaña, en las traseras del convento de San Benito y en las inmediaciones de la iglesia de San Agustín y el Museo de Arte Contemporáneo. La segunda, junto a la iglesia de San Benito, es una excusa para visitar la iglesia y de paso conocer que el destacado escultor fue el encargado de realizar la 'tabla de bulto' de nuestro protagonista.
- La Plaza Mayor. En el siglo XVI era la Plaza del Mercado. Aquí tenían lugar los procesos religiosos denominados como Autos de Fe.
A continuación, paseamos por la Plaza de Fuente Dorada, donde Delibes sitúa varios escenarios de su novela, como la Taberna de Garabito.
Luego nos encaminamos a la Plaza Mayor, mandada edificar por Felipe II tras el incendio que la arrasó en 1561. Allí tuvieron lugar los Autos de Fe narrados en “El hereje”.
La Taberna de Garabito, entre la plaza de Fuente Dorada y la calle Cánovas del Castillo, fue lugar concurrido por Cipriano quien ya probó los excelentes vinos de Rueda. Aquí también aparece la casa de Orates y el cruce con la comitiva real.
La Plaza Mayor, punto neurálgico de la vida de la ciudad, sería el escenario de la celebración del Auto de Fe en el que se condenaría a Cipriano. Desde aquí nos dirigimos, rumbo a las puertas de la ciudad, a la calle Santiago, columna vertebral del casco histórico del Valladolid presente.
- Iglesia de Santiago. Aquí era donde cada viernes predicaba el Doctor Cazalla.
De la plaza parte la calle donde se encuentra la Iglesia de Santiago: conserva la cabecera gótica del siglo XV y alberga retablos de Juan de Ávila y Alonso de Berruguete.
Hacia la mitad, en la iglesia de Santiago, una placa recuerda que el doctor Cazalla impartió más de un sermón en su interior.
- Plaza Zorrilla. Frente a la Puerta del Campo y fuera de los muros de la ciudad es donde se montaban las piras para ejecutar mediante quema pública a los reos de la justicia eclesiástica.
En un lado de la plaza se encontraban la Puerta del Campo y el antiguo Hospital de la Resurrección. Allí ardieron en la hoguera los condenados por la Inquisición. Hoy en día, el espacio lo ocupa el edificio de viviendas neoclásico de Casa Mantilla, realizado en 1891 por el arquitecto Julio Saracíbar.
La ruta concluye en las inmediaciones de la Plaza Zorrilla, presidida por una estatua del célebre escritor, más en concreto en la Puerta del Campo, puerta de salida y entrada a la ciudad y núcleo de la mancebía que se concentraba en la actual Casa Mantilla, antiguo Hospital de la Resurrección.
- EL MUNDO | Suplemento viajes 78 - Por la ruta de 'El Hereje'
'El Hereje', Valladolid de la mano de Delibes - RTVE.es
http://cuentoquenoescuento.blogspot.com/2012/01/ruta-del-hereje.html
Por los caminos de Miguel Delibes
http://www.spain.info/es/conoce/grandes-rutas/rutas_culturales/ruta_del_hereje.html
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