María Blanchard (Wikipedia)
María Gutiérrez Blanchard, pintora española, nacida en Santander (Cantabria) el 6 de marzo de 1881 y fallecida en París, 5 de abril de 1932.
De posición acomodada, se movía en un medio muy culto; no en vano su abuelo, Castor Gutiérrez de la Torre, fue el fundador de La Abeja montañesa y su padre de El Atlántico, prestigioso diario liberal que dirigió durante diez años pese a trabajar en la Junta de Obras del Puerto.
María viene al mundo marcada físicamente como consecuencia de la caída que sufre su madre embarazada al bajarse de un coche de caballos. Esta deformidad resultante de una cifoscoliosis con doble desviación de columna, condicionará desde su nacimiento su destino y la devoción por su trabajo.
Su enfermedad, hace que rehuyera obsesivamente, por lo que apenas existen fotografías de la artista. "Tan amante de la belleza, sufría con su deformidad hasta un grado impresionante", escribe su prima Josefina de la Serna. La pluma de Ramón Gómez de la Serna, nos deja su mejor descripción: "Menudita, con su pelo castaño despeinado en flotantes Abuelos, con su mirada de niña, mirada susurrante de pájaro con triste alegría". Algunas de sus palabras: "no tengo talento, lo que hago lo hago sólo con mucho trabajo" o "cambiaría toda mi obra... por un poco de belleza", reflejan su propia opinión sobre su físico y su obra.
El ambiente familiar, culto y refinado, habrá de influir decisivamente en su formación. Su padre le inculca el amor y el conocimiento del arte, cultivando desde su más temprana edad sus dotes para el dibujo y su extraordinaria sensibilidad.
Animada por los suyos emprende decididamente el camino del arte trasladándose en el año 1903 a Madrid donde comienza el desarrollo de su verdadera vocación. Sus primeros pasos vacilantes se dirigen al estudio de Emilio Sala, cuya precisión en el dibujo y exuberancia en el color influirán en sus primeras composiciones. En Madrid siente el rechazo de una sociedad cerrada.
Al año siguiente muere su padre, por lo que toda la familia decide trasladarse a Madrid, fijando su residencia en la calle Castelló nº7.
Estudió en el año 1906 con Álvarez de Sotomayor y empieza a exponer en Bellas Artes. Dos años más tarde concurre de nuevo, consiguiendo tercera medalla de pintura con la obra Los primeros pasos. Ese año entra en el taller de Manuel Benedito. La diputación de Santander y el Ayuntamiento de su ciudad natal le conceden unas becas que utilizaría para proseguir sus estudios en París y convertirse en la pintora que todos conocemos.
María expone en los siguientes años para importantes galeristas junto a Metzinger y Lipchitz.
La tragedia de la Primera Guerra Mundial hizo que los artistas volvieran su mirada hacia el arte clásico, como algo sólido, durable, imperecedero. Se trata en realidad de una vuelta al orden que se inicia en Italia, a través del grupo Valori Plastici, en Alemania a través de la nueva objetividad y en los demás países europeos, a través de aportaciones individuales. Al grupo de artistas que surge en Francia, se les denominó Los evadidos del cubismo (Tabarant) o los Tránsfugos del cubismo (Vauxcelles).
María Blanchard, al igual que los otros pintores cubistas, siguiendo esa tendencia expone en el Salón de los Independientes de París tres obras: Nature morte, Nature morte y L´Enfant au berceau, obras que ya figura como propiedad de Léonce Rosenberg, marchante de la artista, sin embargo será en este año, 1920, cuando rompen relaciones.
Expone en la colectiva Cubismo y Neocubismo organizada por la revista Seléction en Bruselas donde contacta con el grupo de marchantes denominado Ceux de Demain formado por Jean Delgouffre, Frank Flausch y Jean Grimar, quienes se ocuparán de su obra años más tarde y serán no solo sus marchantes sino amigos en cuyo entorno familiar se sentirá segura.
Presenta en el Salón de los Independientes de París en el año 1921 tres pinturas y dos dibujos. Sin duda una de las tituladas Figure o Intérieur, es la que conocemos como La Comulgante, obra que se considera iniciada en 1914 durante su estancia en Madrid, pero bien pudiera tratarse de una réplica, método de trabajo habitual de la artista. Con esta pintura, nombrada así en las cartas y escritos de Juan Gris y André Lhote, obtiene un gran éxito de crítica. Este último testigo directo de los hechos, lo reflejaba en el siguiente escrito: "La exposición de La Comuniante, constituye un suceso casi escandaloso, según frase de Maurice Raynal. No hay crítico de arte que no celebre en términos entusiastas esta revelación..."
Diego Rivera parte definitivamente para México, sumiendo a Angelina Beloff en una profunda depresión que la distancia de María.
Se instala en una pequeña casa, en el número 29 de la Rue Boulard, cercana a las viviendas de André Lhote y de la familia Riviére.
Gerardo Diego la conoce durante su estancia en París: " A mi me admiraba su clarividencia y su profundo sentido del arte y de la vida..." Se presenta de nuevo en el Salón de los Independientes de París en 1922 con dos obras La femme au chaudron y La femme au panier, obteniendo igualmente un gran éxito de crítica.
Expone veintiuna obras en la Galería Centaure de Bruselas entre los días 14 y 25 de abril de 1923, organizada por Ceux de Demain; la presentación del catálogo corre a cargo de su amigo y pintor André Lhote; las críticas no pueden ser más elogiosas, con lo que se le abre un importante mercado en Bélgica. Firma un duro contrato con su marchante Lheon Rosemberg, lo que le supone una cierta seguridad económica.
Expone por última vez en el Salón de los Independientes de París mostrando cuatro pinturas, Portrait , Portrait, Femme assise y Le buveur.
Distanciada de Juan Gris desde hace unos años, su muerte le provoca un gran dolor, que se transforma en un abatimiento general y un grave estado depresivo. Busca consuelo en la religión apoyándose en el consejo del padre Alterman, al que conocía a través de amigos comunes. Es una etapa de misticismo, de entrega religiosa, que le mueve a pensar en entrar a un convento, algo de lo que es disuadida por el propio padre Alterman. A pesar de sus crisis religiosas personales, María sigue pintando incansablemente.
Su primo, Germán Cueto, escultor, se instala por iniciativa de la pintora en París junto a su esposa, la tapicera Dolores Velázquez y sus sus dos hijas pequeñas. Esta familia será un alivio para su soledad y María volcará en las pequeñas Ana y Mireya, a las que retrata en varias obras, todo su amor maternal. Vivía entonces en París otra prima, Julia a la que apodaban La Peruana. Logró así crear un cierto entorno familiar.
Expone de nuevo en la Galería Centauro de Bruselas, realizando un magnífico estudio de su obra el crítico Waldemar Georges.
María trabaja incansablemente, pese a encontrarse ya enferma, y en un estado de abandono físico tal y como nos describe Isabel Riviére: "Llevó durante años y años un vestido horrible de enormes cuadros amarillos y verdes del que no logramos que se deshiciera ni con las artimañas más sutiles ni con los ataques más directos... Cuando intentábamos insinuar, sin concederle mayor importancia, que verdaderamente el negro era lo que mejor le sentaba, contestaba con una sonrrisa suplicante y zalamera de niña a la que quisieran quitar un caramelo: "Me gusta tanto arreglarme".
Su hermana Carmen se traslada con su esposo Juan de Dios Egea, diplomático y con sus tres hijos pequeños a París en 1929, lo que constituye una pesada carga para María. Además, sus hermanas Ana y Aurelia pasan largas temporadas con ella. Esta sobrecarga familiar, aunque rodea de amor a la artista, le supone además un gran esfuerzo económico, que mella su ánimo y su salud.
María vive momentos de angustia. Agobiada económicamente, siente sobre sí el peso de la enfermedad y la sobrecarga familiar; sus hermanas, ajenas al drama que estaba viviendo, piensan incluso en enviarle a su madre, algo contra lo que se revela la artista: "...Tengo cuatro bocas que alimentar, yo enferma, son cinco, ¿Quieres más?..." María manda empeñar los objetos de plata de la familia que conservaba para hacer frente a la nueva situación familiar. A pesar de su estado de salud, viaja a Bruselas y posteriormente a Londres. Expone en la galería Vavin de París. Pinta San Tarcisio, de profundo y auténtico sentido religioso. El 26 de mayo de 1930, Paul Claudel visita su estudio, quedando impactado por ese cuadro al que dedicará en 1931 una poesía.
Es seleccionada para participar en la muestra de arte francés que recorre varias ciudades de Brasil. Es seleccionada para la exposición de Pintores Montañeses que se celebra en el Ateneo de Santander y que abrirá sus puertas en el mes de agosto.
María se siente agotada física y psíquicamente. Gómez de la Serna relata este momento: " María, fuerte en su estatura contrahecha, ha minado su naturaleza, que cae enferma con una enfermedad de consunción que no hay quién pueda atajar. ´"Si vivo voy a pintar muchas flores", fueron sus útimas palabras de deseo artístico, pero el 5 de abril de 1932, cuando los trenes azules del Sur llegaban llenos de flores, murió la mas grande y enigmática pintora de España".
Su entierro , como su vida, no pudo ser más sencillo, siendo enterrada en el cementerio de Bagneux acompañándola en su último viaje, Francisco Pompey, André Lhote, César Abín, Angelina Beloff, Isabel Riviére y parte de su familia; junto a ellos un gran número de indigentes y vagabundos a los que la artista había auxiliado a lo largo de muchos años.
El artículo que aparece en L´Intransigeant, resume toda una vida: "La artista española, ha muerto anoche, después de una dolorosa enfermedad. El sitio que ocupaba en el arte contemporáneo era preponderante. Su arte, poderoso, hecho de misticismo y de un amor apasionado por la profesión, quedará como uno de los auténticos artistas y más significativos de nuestra época. Su vida de reclusa y enferma, había por otro lado contribuido a desarrollar y a agudizar singularmente una de las más bellas inteligencias de ese tiempo".
¿Usted conocía a María Blanchard? Cuénteme...
Uno de los primeros cuadros que yo vi en la puerta de mi adolescencia, cuando sostenía ese dramático diálogo del bozo naciente con el espejo familiar, fue un cuadro de María. Cuatro bañistas y un fauno. La energía del color puesto con la espátula, la trabazón de las materias y el desenfado de la composición me hicieron pensar en una María alta, vestida de rojo, opulenta y tiernamente cursi como una amazona.
Los muchachos llevan un carnet blanco, que no abren más que a la luz de la luna, donde apuntan los nombres de las mujeres que no conocen para llevarlas a una alcoba de musgos y caracoles iluminados, siempre en lo alto de las torres. Esto lo cuenta Wedekind muy bien y toda la gran poesía lunar de Juan Ramón está llena de estas mujeres que se asoman como locas a los balcones y dan a los muchachos que se acercan a ellas una bebida amarguísima de tuétano de cicuta.
Cuando yo saqué mi cuartilla para apuntar el nombre de María y el nombre de su caballo me dijeron: Es jorobada.
Quien ha vivido como yo y en aquella época en una ciudad tan bárbara bajo el punto de vista social como Granada, cree que las mujeres o son imposibles o son tontas. Un miedo frenético a lo sexual y un terror al "que dirán" convertían a las muchachas en autómatas paseantes, bajo las miradas de esas mamás fondonas que llevaban zapatos de hombre y unos pelitos en el lado de la barba.
Yo había pensado con la tierna imaginación adolescente que quizá María, como era artista, no se reiría de mí por tocar al piano 'latazos clásicos', o por intentar poemas, no se reiría, nada más, con esa risa repugnante que muchachas y muchachos y mamás y papás sucios tenían para la pureza y el asombro poético, hasta hace unos años, en la triste España del 98.
Pero María se cayó por la escalera y quedó con la espalda combada expuesta al chiste, expuesta al muñeco de papel colgado de un hilo, expuesta a los billetes de lotería.
¿Quién la empujó? Desde luego la empujaron; 'alguien', Dios, el demonio, alguien ansioso de contemplar a través de pobres vidrios de carne la perfección de un alma hermosa.
María Blanchard viene de una familia fantástica. El padre, un caballero montañés, la madre una señora refinada; de tanta fantasía que casi era prestidigitadora. Cuando anciana iban unos niños amigos míos a hacerle compañía y ella, tendida en su lecho, sacaba uvas, peras y gorriones de debajo de la almohada. No encontraba nunca las llaves y todos los días tenía que buscarlas y las hallaba en los sitos más raros, por debajo de las camas o dentro de la boca del perro. El padre montaba a caballo y casi siempre volvía sin él, porque el caballo se había dormido y le daba lástima el despertarlo.
Organizaba grandes cacerías sin escopetas y se le borraba con frecuencia el nombre de su mujer. En esta distracción y este dejar correr el agua, María Gutiérrez se iba volviendo cada vez más pequeña, una mano le tiraba de los pies y le iba hundiendo la cabeza en su cuerpo como un tubo de 'Don Nicanor que toca el tambor'.
En este tiempo que corresponde a la apoteosis final de Rubén, vi yo el único retrato de María que he visto, y era una criatura triste, no sé de quién, en la que está al lado de Diego Rivera el pintor mexicano, verdadera antítesis de María, artista sensual que ahora, mientras que ella sube al cielo, él pinta de oro y besa el ombligo terrible de Plutarco Elías Calles.
En la época en que María vive en Madrid y cobija en su casa a todo el mundo, a un ruso, y a un chino, a quien llame a la puerta, presa ya de este delicado delirio místico que ha coronado con camelias frías de Zurbarán su tránsito en París.
La lucha de María Blanchard fue dura, áspera, pinchosa, como rama de encina, y sin embargo no fue nunca una resentida, sino todo lo contrario, dulce, piadosa, y virgen.
Aguantaba la lluvia de risa que causaba, sin querer, su cuerpo de bufón de ópera, y la risa que causaban sus primeras exposiciones, con la misma serenidad que aquel otro gran pintor, Barradas, muerto y ángel, a quien la gente rompía sus cuadros y él contestaba con un silencio recóndito de trébol o de criatura perseguida.
Aguantaba a sus amigos con capacidad de enfermera, al ruso que hablaba de coches de oro, o contaba esmeraldas sobre la nieve, o al gigantón Diego Rivera que creía que las personas y las cosas eran arañas que venían a comerlo, y arrojaba sus botas contra las bombillas y quebraba todos los días el espejo del lavabo.
Aguantaba a los demás y permanecía sola, sin comunicación humana, tan sola, que tuvo que buscar su patria invisible, donde corrieran sus heridas mezcladas con todo el mundo estilizado del dolor.
Y a medida que avanzaba el tiempo, su alma se iba purificando y sus actos adquiriendo mayor trascendencia y responsabilidad. Su pintura llevaba el mismo camino magistral, desde el cuadro famoso de La primera comunión hasta sus últimos niños y maternidades, pero atormentada por una moral superior daba sus cuadros por la mitad del precio que le ofrecían, y luego ella misma componía sus zapatos con una bella humildad.
La vida y pasión de Cristo fue tomando luz en su vida y, como el gran Falla, buscó en ella norma, dogma y consuelo. No con beatería, sino con obras, con grave dolor, con claridad, con inteligencia. Lo más español de María Blanchard es esta busca y captura de Cristo, Dios y varón realísimo; no al modo de la fantástica Catalina de Siena que se llega a casar con el niño Jesús y en vez de anillos se cambian corazones, sino de un modo seco, tierra pura y cal viva, sin el menor asomo de ángeles o milagro.
Su cintura monstruosa no ha recibido más caricia que la de ese brazo muerto y chorreando sangre fresca, recién desclavado de la cruz.
'Ese mismo brazo fue el que, lleno de amor, la empujó por la escalera para tenerla de novia y deleite suyo, y esa misma mano la ha socorrido en el terrible parto, en que la gran paloma de su alma apenas si podía salir por su boca sumida. No cuento esto para que meditéis su verdad o su mentira, pero los mitos crean al mundo, y el mar estaría sordo sin Neptuno y las olas deben la mitad de su gracia a la invención humana de la Venus.
Querida María Blanchard: dos puntos... dos puntos, un mundo, la almohada oscurísima donde descansa tu cabeza...
La lucha del ángel y el demonio estaba expresada de manera matemática en tu cuerpo.
Si los niños te vieran de espaldas exclamarían: "¡La bruja, ahí va la bruja!". Si un muchacho ve tu cabeza asomada sola en una de esas diminutas ventanas de Castilla exclamaría: "¡El hada, mirad el hada!". Bruja y hada, fuiste ejemplo respetable del llanto y claridad espiritual. Todos te elogian ahora, elogian tu obra los críticos y tu vida tus amigos. Yo quiero ser galante contigo en el doble sentido de hombre y de poeta, y quisiera decir en esta pequeña elegía, algo muy antiguo, algo, como la palabra 'serenata', aunque naturalmente sin ironía, ni esa frase que usan los falsos nuevos de 'estar de vuelta'. No. Con toda sinceridad. Te he llamado jorobada constantemente y no he dicho nada de tus hermosos ojos, que se llenaban de lágrimas, con el mismo ritmo que sube el mercurio por el termómetro, ni he hablado de tus manos magistrales.
Pero hablo de tu cabellera y la elogio, y digo aquí que tenías una mata de pelo tan generosa y tan bella que quería cubrir tu cuerpo, como la palmera cubrió al niño que tú amabas en la huida a Egipto. Porque eras jorobada, ¿y qué? Los hombres entienden poco las cosas y yo te digo, María Blanchard, como amigo de tu sombra, que tú tenías la mata de pelo más hermosa que ha habido en España.
Maria Blanchard was born horribly disfigured from a fall that her mother took while she was pregnant. Her disfigurements included enanismo, which is like dwarfism, a hump on her back, much like a polio victim would have and cojera, which is a deformity in the hips, making walking very difficult. She was often referred to as "the witch". This led her to live a life of solitude. However, this did not stop Maria from becoming a great artist.
Maria Gutierrez Blanchard was the first-born child of Conception Blanchard and Enrique Gutierrez. She was born in March of 1881, in Santander, Spain.
In 1910, while in Paris, Maria received a medal in the National Exhibition of Beautiful Arts. She took second prize for her work titled "Nymphs Chaining to Sileno".
Maria returned to Madrid in 1914, where she would participate in an art exhibition called Pintores Integros. The exhibition was organized by Ramone Gomez de la Serna, a Spanish writer, and featured artwork from Jacques Lipchitz, Juan Gris, and Diego Rivera.
From 1914 to 1916, Maria taught drawing to select students in Salamanca. In the later part of 1916, she returned to Paris and began painting in the Cubist style with works such as "Woman with Fan" and "Woman with Guitar". With these two paintings, she fully embraced the methods of Cubism, using flat interlocking shapes. It is said that you could see the influence of Juan Gris and Jacques Lipchitz in these paintings.
In 1920, Maria began to paint in a more traditional style. Her colors were more poetic and the characters in her paintings reflected the sadness and melancholy feelings that Maria felt in her own life.
In 1921, Maria achieved success with her painting titled "The Communicant", which was displayed at the Salon des Independants in Paris. She began to sell many of her artworks after this showing. But Maria's bad luck caused her to lose the support of many of her patrons due to the financial hardships of that time.
Frank Flausch came to Maria's aid by paying her a monthly contract. This aid lasted until 1926, when Flausch died.
Maria's health began to deteriorate from tuberculosis and the stress of day to day life, and Maria's sister Carmen and her children came to live with her. In spite of all of these challenges, Maria continued to paint, selling her paintings to the director of the Valvin Gallery in Paris, Max Berger. She also had several private patrons. This helped solve Maria's financial problems but not her health problems.
Maria sought help for her deteriorating health in religion. It is said that she even considered entering into a convent but was persuaded not to by the leaders of the convent.
During the last few years of her life, Maria once again experienced financial problems since she had to create more paintings to sell to patrons that would help her pay for her sister and her nephews. This caused Maria's health to rapidly deteriorate until she died in April of 1932.
Several of Maria's Cubist paintings have been compared to the great Cubist painter Picasso and she even shared an exhibition with him at the Hall Des Independance.
Many of Maria's works are still on display at:
Source: Women And The Art World. 2nd ed. : Alpine Publishers, 1971.
http://library.vicu.utoronto.ca/
http://www.csupomona.edu
http://www.spartacus.schoolnet.co.uk
http://wwar.com
http://www.lutterworth.com
http://www.virginia.edu
http://www.artinconnu.com/ Blog que recoje el texto anterior
Maria Blanchard (1881 - 1932)
I came to write about Blanchard in 1989, while rereading a translation of Federico Garcia Lorca's prose collectioni , which opens with a eulogy to Maria Blanchard. I wondered who she was. Lorca said when he came across the first Blanchard painting he had ever seen, he was fascinated by the image, but what everyone wanted to tell him was that she was "a hunchback." In the eulogy, Lorca talks about this woman he had never met: her family, her famous artist friends, but most about the struggles she endured because of her physical condition. What intrigued me, though, were his brief references to her painting, "energetic color…laid on with a palette knife." Because I had been writing ekphrastic poems on Frida Kahlo's paintings with some success, I wondered if Blanchard's paintings might also be an inspiration. Both women were short in stature (as am I), both produced their art despite years of debilitating pain from back problems, Kahlo's from the famous bus accident, Blanchard's from birth.
And yet finding her art seemed impossible for me in 1989, off in the hinterlands of western Ohio as I was without means to travel back to Spain. I researched and found a book of Blanchard prints in interlibrary loan, and was crushed when it arrived: nothing but blots of black that one got in those pre-color photocopy days. The prints were simply unseeable.
So I began writing poems about what I had of the biography of Blanchard from a few snippets that I had found. In addition to Lorca's eulogy I located (also on interlibrary loan) a brief personal memoir of Blanchard by the South African painter Maud Sumner, who was a student and then an apartment mate. Finally, I found the briefest reference to Blanchard in a footnote of the standard biography of Diego Rivera with whom Blanchard had once share a studio.
Out of these, I drafted three biographical poems. One, a free verse poem, "Marie Blanchard's Mother" uses facts from the Lorca eulogy, from which I imagined more of the strained relationship between the mother and daughter. In publishing the poem in Kaleidoscope, ii I first encountered the difficulty of how to discuss Maria Blanchard's disability today. The historical accounts are in Spanish and not necessarily accurate. I continue to struggle, too, with very clinical language on the one hand which sound too Latinate in English and the plain terms which sound disrespectful. So the one definitive art catalogue to date states [my translation]: "Maria Blanchard suffered from birth a kyphosis, which is to say, a double deviation of the vertebral column with posterior and lateral curvature…with a prominent humpback." In the final publications, I asked input on diction in referring to Blanchard from the journal's editors, who chose the word "kyphotic."
My second biographical poem, "Maria Blanchard, 1914" is a narrative poem in rhyme and slant rhyme (every four lines but cast as one long stanza) that retells an amusing (and yet telling) incident about Blanchard and Rivera from their time sharing a studio in Paris. The incident reveals Blanchard's feistiness and her refusal to back down and kowtow to Rivera, making her in fact, the opposite of the more solicitous Kahlo in her relationship with the famous male. (This poem was first published in an anthologyiii and is available at my website at http://dianekendig.com/MB1914.htm.
The third biographical poem was titled "Lorca on Maria Blanchard," a found poem from lines in Lorca's eulogy. For years, it remained a stalled draft until recently when I decided that I needed to explore something I hadn't yet realized about Blanchard. I tried adding Maud Sumner's words to Lorca. Then I came on the line (now the epigraph), "And to speak of Maria Blanchard cannot be, should not be, a cold literary exercise." In choosing the form of a found poem did I have a cold, literary exercise? Did I need something warmer? I decided that translating Lorca's original words in Spanish to the slant-rhymed quatrains I used in "Marie Blanchard 1914" might create something warmer. The result is published in this issue as "Speaking of Maria Blanchard."
Interestingly enough, the task I set for myself as a translator was not the usual task I have had in the past of trying to express a rhyme in English from another language. In this case, I was trying to express a rhyme in English from a non-rhyme in Spanish, since Lorca was not performing poetry but speaking in prose. Rhyme is almost always a more difficult task in English than in Spanish, since Spanish is so much easier to rhyme. However, rhyme in any language tends to be more memorable that non-rhyming language.
Then too, I thought that some of the 1975 translation phrases seemed to strain today, so "bozo naciente," could be "peach fuzz," but I wanted something more contemporary, which I hope "teen face fuzz" is, while also carrying some assonance and alliteration with "between" and "family" in the same line. I took some liberty by way of addition. The phrase, "illuminated snails," is an exact translation of Lorca's "caracoles iluminados," so I hoped I could allow myself the invention of "ship with full sails" to rhyme with "snails." The end words "Connoisseur" and "pure" are cognates from the Spanish, one from early in the eulogy, one toward the end, and they made for a useful rhyme with "lure," my own addition.
In preparing for publication, I suddenly remembered some lines from a Columbian folk song set in the city of Cartagena: Caracoles y corales formarán/ Un sender tapizado hasta al mar. ("Snails and corals form a tapestry path to the sea.") I was struck with translator's guilt (i.e., the sin of omission) by the sudden memory of the Columbian who told me that "caracoles" in this song referred to the snail-shaped streetlamps in that Colonial city. Was Lorca speaking literally here, of carrying a woman up to his room illuminated by streetlamps? Or was that definition a Latin American regionalism he would never know? I wrote fellow translator Don Cellini, who compounded the problem by pointing out that the word "caracol" in addition to meaning "snail" and "streetlamp" was also the word for a winding staircase, not to mention an Andalusian poetry form. (And Lorca was Andalusian!) I have decided to leave the word as "snails," but here I turn them over to your imagination to see mollusks, street lamps, stairs, or poems in that line.
As a translator then, I recognize that the first half of this poem involves some invention that I would not allow myself in a pure translation. However, as a poet and a student of Lorca, I feel this poem conveys how he thought of—and spoke of—Maria, and how Maud Sumner thought and spoke of her: not coldly, but as two friends, one she'd never met, the other a dear companion, both of whom deeply admired her passionate life and her work.
POST SCRIPT:
In 2008, I finally achieved a decades-long dream of returning to Spain. My second day, in the very new Queen Sofia Museum I stumbled upon the first Blanchard painting I had ever seen, "Woman with a Fan," a huge, amazing painting, which hangs next to a Rivera painting and a floor above Picasso's Guernica. Hers is a tremendous work, very female, very Spanish, very cubist, and wholly Maria Blanchard. While I was at the museum, I found a 2004 book of prints cataloguing all of Blanchard's painting, the first comprehensive treatment of her work.iv I brought a copy of the book home, where I have been composing poems about her paintings ever since.
About once a month now, when I google her name, I find more references to Blanchard: a college has begun to collect and show her paintings, and several of her paintings are newly up for sale in galleries. Meanwhile, in a Temple University Disabilities Study blog someone asks if anyone has explored her work from a disability history perspective. There is no answer, but I believe there will be one some day. Blanchard's Wikipedia biography is now available in English as well as Spanish, and it is accompanied by a photo of Blanchard, standing in the shadows giving an art lesson to a female student who is herself seated in wheelchair. Perhaps just by being Maria Blanchard she is giving a second lesson from her position, a lesson in getting the work done, despite disability and pain, despite poverty, despite gender and the lack of critical acclaim. Despite all that, an artist finally is not necessarily the one with wealth or health or fame: she is the one who creates art.
NOTES
i "Elegia a María Blanchard," in the original Spanish online. The translation referred to here (in addition to my own) is that of Christopher Maurer's in Deep Song and Other Prose by Federico Garcia Lorca. Edited and Translated by Christopher Maurer (NY: New Directions, 1980.)
ii Kaleidoscope: Exploring the Experience of Disability through Literature and the Fine Arts: Issue 58, "Reflections on Disability and childhood."
iii In Letters to the World. Ed. Moira Richards et. al., Red Hen Press, 2008 (223).
iv María Blanchard: Catalogo Razonado: Pintura 1889-1932. Ed. María José Salazar. Madrid, España: Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, 2004.
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Biografía
María Blanchard nace el 6 de marzo de 1881 en el seno de una familia de la nueva burguesía montañesa, hija de Enrique Gutiérrez-Cueto, natural de Cabezón de la Sal (Cantabria) y de Concepción Blanchard y Santiesteban, natural de Biarritz. La familia Gutiérrez-Cueto Blanchard, tenía ya dos hijas cuando nació María, Aurelia, y Carmen; años más tarde nacería su otra hija Ana.De posición acomodada, se movía en un medio muy culto; no en vano su abuelo, Castor Gutiérrez de la Torre, fue el fundador de La Abeja montañesa y su padre de El Atlántico, prestigioso diario liberal que dirigió durante diez años pese a trabajar en la Junta de Obras del Puerto.
María viene al mundo marcada físicamente como consecuencia de la caída que sufre su madre embarazada al bajarse de un coche de caballos. Esta deformidad resultante de una cifoscoliosis con doble desviación de columna, condicionará desde su nacimiento su destino y la devoción por su trabajo.
Su enfermedad, hace que rehuyera obsesivamente, por lo que apenas existen fotografías de la artista. "Tan amante de la belleza, sufría con su deformidad hasta un grado impresionante", escribe su prima Josefina de la Serna. La pluma de Ramón Gómez de la Serna, nos deja su mejor descripción: "Menudita, con su pelo castaño despeinado en flotantes Abuelos, con su mirada de niña, mirada susurrante de pájaro con triste alegría". Algunas de sus palabras: "no tengo talento, lo que hago lo hago sólo con mucho trabajo" o "cambiaría toda mi obra... por un poco de belleza", reflejan su propia opinión sobre su físico y su obra.
El ambiente familiar, culto y refinado, habrá de influir decisivamente en su formación. Su padre le inculca el amor y el conocimiento del arte, cultivando desde su más temprana edad sus dotes para el dibujo y su extraordinaria sensibilidad.
Animada por los suyos emprende decididamente el camino del arte trasladándose en el año 1903 a Madrid donde comienza el desarrollo de su verdadera vocación. Sus primeros pasos vacilantes se dirigen al estudio de Emilio Sala, cuya precisión en el dibujo y exuberancia en el color influirán en sus primeras composiciones. En Madrid siente el rechazo de una sociedad cerrada.
Al año siguiente muere su padre, por lo que toda la familia decide trasladarse a Madrid, fijando su residencia en la calle Castelló nº7.
Estudió en el año 1906 con Álvarez de Sotomayor y empieza a exponer en Bellas Artes. Dos años más tarde concurre de nuevo, consiguiendo tercera medalla de pintura con la obra Los primeros pasos. Ese año entra en el taller de Manuel Benedito. La diputación de Santander y el Ayuntamiento de su ciudad natal le conceden unas becas que utilizaría para proseguir sus estudios en París y convertirse en la pintora que todos conocemos.
En París
- Emprende el viaje a París, en el año 1909, poseedora ya de un oficio y una técnica, dispuesta a enfrentarse con todo lo que la ciudad significaba entonces de nuevo y revolucionario. Pero París esencialmente supone para la pintora la libertad; la libertad en el pleno sentido de la palabra. Acude a la academia Vitti a recibir las enseñanzas de Hermenegildo Anglada Camarasa y Van Dongen que orientan su trabajo hacia la libertad del color y la expresión, permitiéndole alejarse de las restricciones de la pintura académica en la que había iniciado su carrera. En la academia conoce y entabla estrecha amistad con Angelina Beloff, joven artista rusa, con la que en el verano de ese mismo año viaja a Londres y Bélgica, donde coincide con Diego Rivera. A la vuelta de su viaje, compartirá piso en la vivienda y estudio en el nº 3 de la Rue Bagneux con Angelina y Diego.
- En el año 1910, acude a la academia de María Vassilief, pintora rusa, con la que acaba años más tarde compartiendo habitación. Allí conoce el nuevo estilo que se estaba fraguando, el cubismo, practicado precisamente por la directora de la academia. Se presenta a la exposición nacional de Bellas Artes con Ninfas encadenando a Sileno, obteniendo una segunda medalla, recompensa que llenará a María de satisfacción, puesto que significaba el reconocimiento a su talento. Al concluir su primera estancia en París, pasa una temporada en Granada, pero decide para regresar a París solicitar otra beca a la Diputación y al Ayuntamiento de Santander intercediendo por ella Enrique Menéndez y Pelayo; la Diputación le concede 1.500 pesetas para dos años.
- Vuelve allí en el año 1912 instalándose en el barrio de Montparnasse, en el Nº26 Rue du Départ compartiendo casa y estudio con Diego Rivera y Angelina Beloff. Esta segunda estancia parisina será decisiva, porque favoreció el contacto con el círculo de la vanguardia cubista, especialmente con Juan Gris y Lipchitz.
- En el año 1915 Ramón Gómez de la Serna organiza en Madrid una exposición que titula Pintores íntegros. La exposición se abrió entre los días 5 y 15 de marzo en el salón de la calle del Carmen, denominado de "Arte Moderno" y suscitó todo tipo de comentarios sarcásticos, burlas, y protestas, no solo por parte del público sino incluso por parte de la crítica especializada del momento. Expone junto a Diego Rivera, Agustín Choco y Luir Bagaría. Después, la pintora ejerce durante un tiempo como profesora de dibujo en Salamanca, pero recibe rechazo y humillación por parte de sus alumnos, por lo que decide instalarse definitivamente en París.
Vuelta definitiva de París
le parecio genial: Su pasión por el arte, el ambiente y sus amigos hacen que éste, su tercer viaje a París, sea definitivo. María Blanchard nunca más regresará a España. Ramón Gómez de la Serna es testigo de su regreso: "María vivía en estudios abandonados, a los que no habían vuelto los que desperdigó la guerra y comenzó a pintar pieles cubistas, pucheros, maquinillas de moler café, especieros, botes, anatomía de las cosas, mezcladas a la anatomía de los seres... Yo la fui a visitar a un de aquellas casas de "otros" en las que las ropas colgadas en la desidia de no saber que iba a pasar estaban colgadas fuera de los armarios".María expone en los siguientes años para importantes galeristas junto a Metzinger y Lipchitz.
La tragedia de la Primera Guerra Mundial hizo que los artistas volvieran su mirada hacia el arte clásico, como algo sólido, durable, imperecedero. Se trata en realidad de una vuelta al orden que se inicia en Italia, a través del grupo Valori Plastici, en Alemania a través de la nueva objetividad y en los demás países europeos, a través de aportaciones individuales. Al grupo de artistas que surge en Francia, se les denominó Los evadidos del cubismo (Tabarant) o los Tránsfugos del cubismo (Vauxcelles).
María Blanchard, al igual que los otros pintores cubistas, siguiendo esa tendencia expone en el Salón de los Independientes de París tres obras: Nature morte, Nature morte y L´Enfant au berceau, obras que ya figura como propiedad de Léonce Rosenberg, marchante de la artista, sin embargo será en este año, 1920, cuando rompen relaciones.
Expone en la colectiva Cubismo y Neocubismo organizada por la revista Seléction en Bruselas donde contacta con el grupo de marchantes denominado Ceux de Demain formado por Jean Delgouffre, Frank Flausch y Jean Grimar, quienes se ocuparán de su obra años más tarde y serán no solo sus marchantes sino amigos en cuyo entorno familiar se sentirá segura.
Presenta en el Salón de los Independientes de París en el año 1921 tres pinturas y dos dibujos. Sin duda una de las tituladas Figure o Intérieur, es la que conocemos como La Comulgante, obra que se considera iniciada en 1914 durante su estancia en Madrid, pero bien pudiera tratarse de una réplica, método de trabajo habitual de la artista. Con esta pintura, nombrada así en las cartas y escritos de Juan Gris y André Lhote, obtiene un gran éxito de crítica. Este último testigo directo de los hechos, lo reflejaba en el siguiente escrito: "La exposición de La Comuniante, constituye un suceso casi escandaloso, según frase de Maurice Raynal. No hay crítico de arte que no celebre en términos entusiastas esta revelación..."
Diego Rivera parte definitivamente para México, sumiendo a Angelina Beloff en una profunda depresión que la distancia de María.
Se instala en una pequeña casa, en el número 29 de la Rue Boulard, cercana a las viviendas de André Lhote y de la familia Riviére.
Gerardo Diego la conoce durante su estancia en París: " A mi me admiraba su clarividencia y su profundo sentido del arte y de la vida..." Se presenta de nuevo en el Salón de los Independientes de París en 1922 con dos obras La femme au chaudron y La femme au panier, obteniendo igualmente un gran éxito de crítica.
Expone veintiuna obras en la Galería Centaure de Bruselas entre los días 14 y 25 de abril de 1923, organizada por Ceux de Demain; la presentación del catálogo corre a cargo de su amigo y pintor André Lhote; las críticas no pueden ser más elogiosas, con lo que se le abre un importante mercado en Bélgica. Firma un duro contrato con su marchante Lheon Rosemberg, lo que le supone una cierta seguridad económica.
Expone por última vez en el Salón de los Independientes de París mostrando cuatro pinturas, Portrait , Portrait, Femme assise y Le buveur.
Distanciada de Juan Gris desde hace unos años, su muerte le provoca un gran dolor, que se transforma en un abatimiento general y un grave estado depresivo. Busca consuelo en la religión apoyándose en el consejo del padre Alterman, al que conocía a través de amigos comunes. Es una etapa de misticismo, de entrega religiosa, que le mueve a pensar en entrar a un convento, algo de lo que es disuadida por el propio padre Alterman. A pesar de sus crisis religiosas personales, María sigue pintando incansablemente.
Su primo, Germán Cueto, escultor, se instala por iniciativa de la pintora en París junto a su esposa, la tapicera Dolores Velázquez y sus sus dos hijas pequeñas. Esta familia será un alivio para su soledad y María volcará en las pequeñas Ana y Mireya, a las que retrata en varias obras, todo su amor maternal. Vivía entonces en París otra prima, Julia a la que apodaban La Peruana. Logró así crear un cierto entorno familiar.
Expone de nuevo en la Galería Centauro de Bruselas, realizando un magnífico estudio de su obra el crítico Waldemar Georges.
María trabaja incansablemente, pese a encontrarse ya enferma, y en un estado de abandono físico tal y como nos describe Isabel Riviére: "Llevó durante años y años un vestido horrible de enormes cuadros amarillos y verdes del que no logramos que se deshiciera ni con las artimañas más sutiles ni con los ataques más directos... Cuando intentábamos insinuar, sin concederle mayor importancia, que verdaderamente el negro era lo que mejor le sentaba, contestaba con una sonrrisa suplicante y zalamera de niña a la que quisieran quitar un caramelo: "Me gusta tanto arreglarme".
Su hermana Carmen se traslada con su esposo Juan de Dios Egea, diplomático y con sus tres hijos pequeños a París en 1929, lo que constituye una pesada carga para María. Además, sus hermanas Ana y Aurelia pasan largas temporadas con ella. Esta sobrecarga familiar, aunque rodea de amor a la artista, le supone además un gran esfuerzo económico, que mella su ánimo y su salud.
María vive momentos de angustia. Agobiada económicamente, siente sobre sí el peso de la enfermedad y la sobrecarga familiar; sus hermanas, ajenas al drama que estaba viviendo, piensan incluso en enviarle a su madre, algo contra lo que se revela la artista: "...Tengo cuatro bocas que alimentar, yo enferma, son cinco, ¿Quieres más?..." María manda empeñar los objetos de plata de la familia que conservaba para hacer frente a la nueva situación familiar. A pesar de su estado de salud, viaja a Bruselas y posteriormente a Londres. Expone en la galería Vavin de París. Pinta San Tarcisio, de profundo y auténtico sentido religioso. El 26 de mayo de 1930, Paul Claudel visita su estudio, quedando impactado por ese cuadro al que dedicará en 1931 una poesía.
Es seleccionada para participar en la muestra de arte francés que recorre varias ciudades de Brasil. Es seleccionada para la exposición de Pintores Montañeses que se celebra en el Ateneo de Santander y que abrirá sus puertas en el mes de agosto.
María se siente agotada física y psíquicamente. Gómez de la Serna relata este momento: " María, fuerte en su estatura contrahecha, ha minado su naturaleza, que cae enferma con una enfermedad de consunción que no hay quién pueda atajar. ´"Si vivo voy a pintar muchas flores", fueron sus útimas palabras de deseo artístico, pero el 5 de abril de 1932, cuando los trenes azules del Sur llegaban llenos de flores, murió la mas grande y enigmática pintora de España".
Su entierro , como su vida, no pudo ser más sencillo, siendo enterrada en el cementerio de Bagneux acompañándola en su último viaje, Francisco Pompey, André Lhote, César Abín, Angelina Beloff, Isabel Riviére y parte de su familia; junto a ellos un gran número de indigentes y vagabundos a los que la artista había auxiliado a lo largo de muchos años.
El artículo que aparece en L´Intransigeant, resume toda una vida: "La artista española, ha muerto anoche, después de una dolorosa enfermedad. El sitio que ocupaba en el arte contemporáneo era preponderante. Su arte, poderoso, hecho de misticismo y de un amor apasionado por la profesión, quedará como uno de los auténticos artistas y más significativos de nuestra época. Su vida de reclusa y enferma, había por otro lado contribuido a desarrollar y a agudizar singularmente una de las más bellas inteligencias de ese tiempo".
Cronología
- 1881 - El día 6 de marzo nace en Santander, María Gutiérrez Blanchard.
- 1891 - María Blanchard estudia dibujo y pintura con su padre.
- 1893 - Catástrofe santanderina por la explosión del "Cabo Machichaco".
- 1898 - Desastre colonial español.
- 1899 - María Blanchard se traslada a Madrid para estudiar pintura.
- 1903 - María Blanchard es discípula de Emilio Sala, Sotomayor y Benedito.
- 1908 - María Blanchard obtiene tercera medalla en la Exposición Nacional por su cuadro "Los primeros pasos". Solicita de la Diputación de Santander una beca para estudiar en París. Veraneo en Ucieda.
- 1909 - María Blanchard estudia en París con Hermen Anglada Camarasa.
- 1910 - María Blanchard obtiene segunda medalla en la Exposición Nacional con su cuadro "Ninfas encadenando a Sileno".
- 1913 - María Blanchard regresa a Madrid. Comparte con el pintor mexicano Diego Rivera un estudio en la calle de Goya. Veraneo en Cabezón de la Sal.
- 1914 - María Blanchard conoce al lituano Jacques Lipchitz.
- 1915 - María Blanchard participa en la Exposición de Pintores Íntegros que organiza en Madrid Ramón Gómez de la Serna; su cuadro "Venus de Madrid" produce escándalo entre los académicos. Viaje a Granada. Posible primera Composición cubista. Lipchitz le escribe desde París.
- 1916 - María Blanchard reside unos meses en Salamanca como profesora de dibujo. Composiciones cubistas.
- 1917 - María Blanchard vuelve a París. Bodegones cubistas.
- 1918 - María Blanchard hace amistad con Juan Gris a través de Lipchitz. Amistad con Lhote.
- 1919 - María Blanchard decide no volver a España.
- 1920 - María Blanchard triunfa en el Salón de Independientes con su cuadro "Communiante".
- 1921 - María Blanchard, La Fresnaye y Lhote inician el neocubismo.
- 1922 - María Blanchard conoce a Gerardo Diego en casa de Juan Gris.
- 1923 - María Blanchard expone en Bruselas (Ceux de Demain).
- 1927 - Crisis religiosa de María Blanchard, de exacerbado catolicismo. Libro de Waldemar George.
- 1931 - María Blanchard se siente enferma en su estudio de la rue Boulard 29. Paul Claudel le dedica el poema "Saint Tarsicius", desde Washington.
- 1932 - El día 5 de abril muere María Blanchard en París.
Bibliografía
- Condesa de Campo Alange (María Laffitte), María Blanchard, Madrid, Hauser y Menet, 1944.
Elegía a María Blanchard de Federico García Lorca
Yo no vengo aquí, ni como crítico ni como conocedor de la obra de María Blanchard, sino como amigo de una sombra. Amigo de una dulce sombra que no he visto nunca pero que me ha hablado a través de unas bocas y de unos paisajes por donde nunca fue nube, paso furtivo o animalito asustado en un rincón. Nadie de los que me conocen pueden sospechar esta amistad mía con María Gutiérrez Cueto, porque jamás hablé de ella, y aunque iba conociendo su vida a través de relatos originales, siempre volvía los ojos al otro lado, como distraído, y cantaba un poco porque no está bien que la gente sepa que un poeta es un hombre que está siempre ¡por todas las cosas! a punto de llorar.¿Usted conocía a María Blanchard? Cuénteme...
Uno de los primeros cuadros que yo vi en la puerta de mi adolescencia, cuando sostenía ese dramático diálogo del bozo naciente con el espejo familiar, fue un cuadro de María. Cuatro bañistas y un fauno. La energía del color puesto con la espátula, la trabazón de las materias y el desenfado de la composición me hicieron pensar en una María alta, vestida de rojo, opulenta y tiernamente cursi como una amazona.
Los muchachos llevan un carnet blanco, que no abren más que a la luz de la luna, donde apuntan los nombres de las mujeres que no conocen para llevarlas a una alcoba de musgos y caracoles iluminados, siempre en lo alto de las torres. Esto lo cuenta Wedekind muy bien y toda la gran poesía lunar de Juan Ramón está llena de estas mujeres que se asoman como locas a los balcones y dan a los muchachos que se acercan a ellas una bebida amarguísima de tuétano de cicuta.
Cuando yo saqué mi cuartilla para apuntar el nombre de María y el nombre de su caballo me dijeron: Es jorobada.
Quien ha vivido como yo y en aquella época en una ciudad tan bárbara bajo el punto de vista social como Granada, cree que las mujeres o son imposibles o son tontas. Un miedo frenético a lo sexual y un terror al "que dirán" convertían a las muchachas en autómatas paseantes, bajo las miradas de esas mamás fondonas que llevaban zapatos de hombre y unos pelitos en el lado de la barba.
Yo había pensado con la tierna imaginación adolescente que quizá María, como era artista, no se reiría de mí por tocar al piano 'latazos clásicos', o por intentar poemas, no se reiría, nada más, con esa risa repugnante que muchachas y muchachos y mamás y papás sucios tenían para la pureza y el asombro poético, hasta hace unos años, en la triste España del 98.
Pero María se cayó por la escalera y quedó con la espalda combada expuesta al chiste, expuesta al muñeco de papel colgado de un hilo, expuesta a los billetes de lotería.
¿Quién la empujó? Desde luego la empujaron; 'alguien', Dios, el demonio, alguien ansioso de contemplar a través de pobres vidrios de carne la perfección de un alma hermosa.
María Blanchard viene de una familia fantástica. El padre, un caballero montañés, la madre una señora refinada; de tanta fantasía que casi era prestidigitadora. Cuando anciana iban unos niños amigos míos a hacerle compañía y ella, tendida en su lecho, sacaba uvas, peras y gorriones de debajo de la almohada. No encontraba nunca las llaves y todos los días tenía que buscarlas y las hallaba en los sitos más raros, por debajo de las camas o dentro de la boca del perro. El padre montaba a caballo y casi siempre volvía sin él, porque el caballo se había dormido y le daba lástima el despertarlo.
Organizaba grandes cacerías sin escopetas y se le borraba con frecuencia el nombre de su mujer. En esta distracción y este dejar correr el agua, María Gutiérrez se iba volviendo cada vez más pequeña, una mano le tiraba de los pies y le iba hundiendo la cabeza en su cuerpo como un tubo de 'Don Nicanor que toca el tambor'.
En este tiempo que corresponde a la apoteosis final de Rubén, vi yo el único retrato de María que he visto, y era una criatura triste, no sé de quién, en la que está al lado de Diego Rivera el pintor mexicano, verdadera antítesis de María, artista sensual que ahora, mientras que ella sube al cielo, él pinta de oro y besa el ombligo terrible de Plutarco Elías Calles.
En la época en que María vive en Madrid y cobija en su casa a todo el mundo, a un ruso, y a un chino, a quien llame a la puerta, presa ya de este delicado delirio místico que ha coronado con camelias frías de Zurbarán su tránsito en París.
La lucha de María Blanchard fue dura, áspera, pinchosa, como rama de encina, y sin embargo no fue nunca una resentida, sino todo lo contrario, dulce, piadosa, y virgen.
Aguantaba la lluvia de risa que causaba, sin querer, su cuerpo de bufón de ópera, y la risa que causaban sus primeras exposiciones, con la misma serenidad que aquel otro gran pintor, Barradas, muerto y ángel, a quien la gente rompía sus cuadros y él contestaba con un silencio recóndito de trébol o de criatura perseguida.
Aguantaba a sus amigos con capacidad de enfermera, al ruso que hablaba de coches de oro, o contaba esmeraldas sobre la nieve, o al gigantón Diego Rivera que creía que las personas y las cosas eran arañas que venían a comerlo, y arrojaba sus botas contra las bombillas y quebraba todos los días el espejo del lavabo.
Aguantaba a los demás y permanecía sola, sin comunicación humana, tan sola, que tuvo que buscar su patria invisible, donde corrieran sus heridas mezcladas con todo el mundo estilizado del dolor.
Y a medida que avanzaba el tiempo, su alma se iba purificando y sus actos adquiriendo mayor trascendencia y responsabilidad. Su pintura llevaba el mismo camino magistral, desde el cuadro famoso de La primera comunión hasta sus últimos niños y maternidades, pero atormentada por una moral superior daba sus cuadros por la mitad del precio que le ofrecían, y luego ella misma componía sus zapatos con una bella humildad.
La vida y pasión de Cristo fue tomando luz en su vida y, como el gran Falla, buscó en ella norma, dogma y consuelo. No con beatería, sino con obras, con grave dolor, con claridad, con inteligencia. Lo más español de María Blanchard es esta busca y captura de Cristo, Dios y varón realísimo; no al modo de la fantástica Catalina de Siena que se llega a casar con el niño Jesús y en vez de anillos se cambian corazones, sino de un modo seco, tierra pura y cal viva, sin el menor asomo de ángeles o milagro.
Su cintura monstruosa no ha recibido más caricia que la de ese brazo muerto y chorreando sangre fresca, recién desclavado de la cruz.
'Ese mismo brazo fue el que, lleno de amor, la empujó por la escalera para tenerla de novia y deleite suyo, y esa misma mano la ha socorrido en el terrible parto, en que la gran paloma de su alma apenas si podía salir por su boca sumida. No cuento esto para que meditéis su verdad o su mentira, pero los mitos crean al mundo, y el mar estaría sordo sin Neptuno y las olas deben la mitad de su gracia a la invención humana de la Venus.
Querida María Blanchard: dos puntos... dos puntos, un mundo, la almohada oscurísima donde descansa tu cabeza...
La lucha del ángel y el demonio estaba expresada de manera matemática en tu cuerpo.
Si los niños te vieran de espaldas exclamarían: "¡La bruja, ahí va la bruja!". Si un muchacho ve tu cabeza asomada sola en una de esas diminutas ventanas de Castilla exclamaría: "¡El hada, mirad el hada!". Bruja y hada, fuiste ejemplo respetable del llanto y claridad espiritual. Todos te elogian ahora, elogian tu obra los críticos y tu vida tus amigos. Yo quiero ser galante contigo en el doble sentido de hombre y de poeta, y quisiera decir en esta pequeña elegía, algo muy antiguo, algo, como la palabra 'serenata', aunque naturalmente sin ironía, ni esa frase que usan los falsos nuevos de 'estar de vuelta'. No. Con toda sinceridad. Te he llamado jorobada constantemente y no he dicho nada de tus hermosos ojos, que se llenaban de lágrimas, con el mismo ritmo que sube el mercurio por el termómetro, ni he hablado de tus manos magistrales.
Pero hablo de tu cabellera y la elogio, y digo aquí que tenías una mata de pelo tan generosa y tan bella que quería cubrir tu cuerpo, como la palmera cubrió al niño que tú amabas en la huida a Egipto. Porque eras jorobada, ¿y qué? Los hombres entienden poco las cosas y yo te digo, María Blanchard, como amigo de tu sombra, que tú tenías la mata de pelo más hermosa que ha habido en España.
Enlaces externos
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María Blanchard impartiendo clases de pintura.
Naturaleza Muerta-Composicion por Maria Blanchard, 1916-1917
Mujer con guitarra (1917)
«Maternité» de Maria Blanchard (1924) au Musée d'Art et d'Industrie de Roubaix.
Mujer sentada 1928
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Maria Blanchard Everything2
Maria Gutierrez Blanchard was the first-born child of Conception Blanchard and Enrique Gutierrez. She was born in March of 1881, in Santander, Spain.
In 1903, Maria moved to Madrid so she could study to become a painter. Her teachers included: Fernando Alvarez de Sotomayor, Manuel Benedito and Emelio Sala
In 1909, Maria's hard work and training won her a grant to continue her studies in Paris, at the Academy Vitti (Academie Vitti), where she studied under Hermengildo Anglada Camarasa, and Kees Van Dongen. While at the Academy, Kees taught her how to break out of the constraints on her artwork that she was taught while studying in Spain. It was during this time that she was introduced to Cubism, after meeting artists such as, Jacques Lipchitz and Juan Gris. These two artists greatly influenced much of Maria's future works.In 1910, while in Paris, Maria received a medal in the National Exhibition of Beautiful Arts. She took second prize for her work titled "Nymphs Chaining to Sileno".
Maria returned to Madrid in 1914, where she would participate in an art exhibition called Pintores Integros. The exhibition was organized by Ramone Gomez de la Serna, a Spanish writer, and featured artwork from Jacques Lipchitz, Juan Gris, and Diego Rivera.
From 1914 to 1916, Maria taught drawing to select students in Salamanca. In the later part of 1916, she returned to Paris and began painting in the Cubist style with works such as "Woman with Fan" and "Woman with Guitar". With these two paintings, she fully embraced the methods of Cubism, using flat interlocking shapes. It is said that you could see the influence of Juan Gris and Jacques Lipchitz in these paintings.
In 1920, Maria began to paint in a more traditional style. Her colors were more poetic and the characters in her paintings reflected the sadness and melancholy feelings that Maria felt in her own life.
In 1921, Maria achieved success with her painting titled "The Communicant", which was displayed at the Salon des Independants in Paris. She began to sell many of her artworks after this showing. But Maria's bad luck caused her to lose the support of many of her patrons due to the financial hardships of that time.
Frank Flausch came to Maria's aid by paying her a monthly contract. This aid lasted until 1926, when Flausch died.
Maria's health began to deteriorate from tuberculosis and the stress of day to day life, and Maria's sister Carmen and her children came to live with her. In spite of all of these challenges, Maria continued to paint, selling her paintings to the director of the Valvin Gallery in Paris, Max Berger. She also had several private patrons. This helped solve Maria's financial problems but not her health problems.
Maria sought help for her deteriorating health in religion. It is said that she even considered entering into a convent but was persuaded not to by the leaders of the convent.
During the last few years of her life, Maria once again experienced financial problems since she had to create more paintings to sell to patrons that would help her pay for her sister and her nephews. This caused Maria's health to rapidly deteriorate until she died in April of 1932.
Several of Maria's Cubist paintings have been compared to the great Cubist painter Picasso and she even shared an exhibition with him at the Hall Des Independance.
Many of Maria's works are still on display at:
- Reina Sofía National Museum, Madrid
- Hood Museum of Art, New Hampshire
- Courtauld Institute of Art, London
More information on other lesser known female artists can be found here
Source: Women And The Art World. 2nd ed. : Alpine Publishers, 1971.
http://library.vicu.utoronto.ca/
http://www.csupomona.edu
http://www.spartacus.schoolnet.co.uk
http://wwar.com
http://www.lutterworth.com
http://www.virginia.edu
Maria Blanchard (1881 - 1932)
"Jeune fille lisant"
"Enfant aux pâtisseries" 1924
"Fillette endormie" 1925
"Repas"
"Still life with bananas" 1920
"Jeune Fille à la Fenêtre Ouverte" 1924
"L'Enfant au Bracelet" 1922-23
"L'Enfant à la glace" 1925
"Mujer sentada" 1928
"Le déjeuner"
"Le déjeuner" 1919
"Le déjeuner" 1919 (detail)
"La convalescente"
"Jeune fille à la robe blanche"
"Mujer con abanico" 1916
"Mujer ante el espejo"
"La tasse de chocolat"
"L'Enfant au chapeau" 1925
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Diane Kendig
SPEAKING OF MARIA BLANCHARD
Maria Gutierrez Blanchard was born in 1881 in Santander, Spain, extremely disfigured by a fall her mother took during pregnancy. Blanchard studied art in Spain, lived and worked awhile in Paris, and returned for a while to Spain where she taught at Salamanca University and exhibited her artwork. However, she was plagued by backward Spanish attitudes toward disability. (The poet Lorca noted the harassment caused by one particular Spanish superstition that it was good luck to touch one's lottery ticket to a crippled person.) Blanchard left Spain to spend the rest of her life teaching, painting, and exhibiting in Paris until her death in 1932 after years of health problems and accompanying pain and penury.I came to write about Blanchard in 1989, while rereading a translation of Federico Garcia Lorca's prose collectioni , which opens with a eulogy to Maria Blanchard. I wondered who she was. Lorca said when he came across the first Blanchard painting he had ever seen, he was fascinated by the image, but what everyone wanted to tell him was that she was "a hunchback." In the eulogy, Lorca talks about this woman he had never met: her family, her famous artist friends, but most about the struggles she endured because of her physical condition. What intrigued me, though, were his brief references to her painting, "energetic color…laid on with a palette knife." Because I had been writing ekphrastic poems on Frida Kahlo's paintings with some success, I wondered if Blanchard's paintings might also be an inspiration. Both women were short in stature (as am I), both produced their art despite years of debilitating pain from back problems, Kahlo's from the famous bus accident, Blanchard's from birth.
And yet finding her art seemed impossible for me in 1989, off in the hinterlands of western Ohio as I was without means to travel back to Spain. I researched and found a book of Blanchard prints in interlibrary loan, and was crushed when it arrived: nothing but blots of black that one got in those pre-color photocopy days. The prints were simply unseeable.
So I began writing poems about what I had of the biography of Blanchard from a few snippets that I had found. In addition to Lorca's eulogy I located (also on interlibrary loan) a brief personal memoir of Blanchard by the South African painter Maud Sumner, who was a student and then an apartment mate. Finally, I found the briefest reference to Blanchard in a footnote of the standard biography of Diego Rivera with whom Blanchard had once share a studio.
Out of these, I drafted three biographical poems. One, a free verse poem, "Marie Blanchard's Mother" uses facts from the Lorca eulogy, from which I imagined more of the strained relationship between the mother and daughter. In publishing the poem in Kaleidoscope, ii I first encountered the difficulty of how to discuss Maria Blanchard's disability today. The historical accounts are in Spanish and not necessarily accurate. I continue to struggle, too, with very clinical language on the one hand which sound too Latinate in English and the plain terms which sound disrespectful. So the one definitive art catalogue to date states [my translation]: "Maria Blanchard suffered from birth a kyphosis, which is to say, a double deviation of the vertebral column with posterior and lateral curvature…with a prominent humpback." In the final publications, I asked input on diction in referring to Blanchard from the journal's editors, who chose the word "kyphotic."
My second biographical poem, "Maria Blanchard, 1914" is a narrative poem in rhyme and slant rhyme (every four lines but cast as one long stanza) that retells an amusing (and yet telling) incident about Blanchard and Rivera from their time sharing a studio in Paris. The incident reveals Blanchard's feistiness and her refusal to back down and kowtow to Rivera, making her in fact, the opposite of the more solicitous Kahlo in her relationship with the famous male. (This poem was first published in an anthologyiii and is available at my website at http://dianekendig.com/MB1914.htm.
The third biographical poem was titled "Lorca on Maria Blanchard," a found poem from lines in Lorca's eulogy. For years, it remained a stalled draft until recently when I decided that I needed to explore something I hadn't yet realized about Blanchard. I tried adding Maud Sumner's words to Lorca. Then I came on the line (now the epigraph), "And to speak of Maria Blanchard cannot be, should not be, a cold literary exercise." In choosing the form of a found poem did I have a cold, literary exercise? Did I need something warmer? I decided that translating Lorca's original words in Spanish to the slant-rhymed quatrains I used in "Marie Blanchard 1914" might create something warmer. The result is published in this issue as "Speaking of Maria Blanchard."
Interestingly enough, the task I set for myself as a translator was not the usual task I have had in the past of trying to express a rhyme in English from another language. In this case, I was trying to express a rhyme in English from a non-rhyme in Spanish, since Lorca was not performing poetry but speaking in prose. Rhyme is almost always a more difficult task in English than in Spanish, since Spanish is so much easier to rhyme. However, rhyme in any language tends to be more memorable that non-rhyming language.
Then too, I thought that some of the 1975 translation phrases seemed to strain today, so "bozo naciente," could be "peach fuzz," but I wanted something more contemporary, which I hope "teen face fuzz" is, while also carrying some assonance and alliteration with "between" and "family" in the same line. I took some liberty by way of addition. The phrase, "illuminated snails," is an exact translation of Lorca's "caracoles iluminados," so I hoped I could allow myself the invention of "ship with full sails" to rhyme with "snails." The end words "Connoisseur" and "pure" are cognates from the Spanish, one from early in the eulogy, one toward the end, and they made for a useful rhyme with "lure," my own addition.
In preparing for publication, I suddenly remembered some lines from a Columbian folk song set in the city of Cartagena: Caracoles y corales formarán/ Un sender tapizado hasta al mar. ("Snails and corals form a tapestry path to the sea.") I was struck with translator's guilt (i.e., the sin of omission) by the sudden memory of the Columbian who told me that "caracoles" in this song referred to the snail-shaped streetlamps in that Colonial city. Was Lorca speaking literally here, of carrying a woman up to his room illuminated by streetlamps? Or was that definition a Latin American regionalism he would never know? I wrote fellow translator Don Cellini, who compounded the problem by pointing out that the word "caracol" in addition to meaning "snail" and "streetlamp" was also the word for a winding staircase, not to mention an Andalusian poetry form. (And Lorca was Andalusian!) I have decided to leave the word as "snails," but here I turn them over to your imagination to see mollusks, street lamps, stairs, or poems in that line.
As a translator then, I recognize that the first half of this poem involves some invention that I would not allow myself in a pure translation. However, as a poet and a student of Lorca, I feel this poem conveys how he thought of—and spoke of—Maria, and how Maud Sumner thought and spoke of her: not coldly, but as two friends, one she'd never met, the other a dear companion, both of whom deeply admired her passionate life and her work.
POST SCRIPT:
In 2008, I finally achieved a decades-long dream of returning to Spain. My second day, in the very new Queen Sofia Museum I stumbled upon the first Blanchard painting I had ever seen, "Woman with a Fan," a huge, amazing painting, which hangs next to a Rivera painting and a floor above Picasso's Guernica. Hers is a tremendous work, very female, very Spanish, very cubist, and wholly Maria Blanchard. While I was at the museum, I found a 2004 book of prints cataloguing all of Blanchard's painting, the first comprehensive treatment of her work.iv I brought a copy of the book home, where I have been composing poems about her paintings ever since.
About once a month now, when I google her name, I find more references to Blanchard: a college has begun to collect and show her paintings, and several of her paintings are newly up for sale in galleries. Meanwhile, in a Temple University Disabilities Study blog someone asks if anyone has explored her work from a disability history perspective. There is no answer, but I believe there will be one some day. Blanchard's Wikipedia biography is now available in English as well as Spanish, and it is accompanied by a photo of Blanchard, standing in the shadows giving an art lesson to a female student who is herself seated in wheelchair. Perhaps just by being Maria Blanchard she is giving a second lesson from her position, a lesson in getting the work done, despite disability and pain, despite poverty, despite gender and the lack of critical acclaim. Despite all that, an artist finally is not necessarily the one with wealth or health or fame: she is the one who creates art.
NOTES
i "Elegia a María Blanchard," in the original Spanish online. The translation referred to here (in addition to my own) is that of Christopher Maurer's in Deep Song and Other Prose by Federico Garcia Lorca. Edited and Translated by Christopher Maurer (NY: New Directions, 1980.)
ii Kaleidoscope: Exploring the Experience of Disability through Literature and the Fine Arts: Issue 58, "Reflections on Disability and childhood."
iii In Letters to the World. Ed. Moira Richards et. al., Red Hen Press, 2008 (223).
iv María Blanchard: Catalogo Razonado: Pintura 1889-1932. Ed. María José Salazar. Madrid, España: Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, 2004.
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Maria Blanchard Everything2
Maria Blanchard was born horribly disfigured from a fall that her mother took while she was pregnant. Her disfigurements included enanismo, which is like dwarfism, a hump on her back, much like a polio victim would have and cojera, which is a deformity in the hips, making walking very difficult. She was often referred to as "the witch". This led her to live a life of solitude. However, this did not stop Maria from becoming a great artist.
Maria Gutierrez Blanchard was the first-born child of Conception Blanchard and Enrique Gutierrez. She was born in March of 1881, in Santander, Spain.
In 1903, Maria moved to Madrid so she could study to become a painter. Her teachers included:
In 1910, while in Paris, Maria received a medal in the National Exhibition of Beautiful Arts. She took second prize for her work titled "Nymphs Chaining to Sileno".
Maria returned to Madrid in 1914, where she would participate in an art exhibition called Pintores Integros. The exhibition was organized by Ramone Gomez de la Serna, a Spanish writer, and featured artwork from Jacques Lipchitz, Juan Gris, and Diego Rivera.
From 1914 to 1916, Maria taught drawing to select students in Salamanca. In the later part of 1916, she returned to Paris and began painting in the Cubist style with works such as "Woman with Fan" and "Woman with Guitar". With these two paintings, she fully embraced the methods of Cubism, using flat interlocking shapes. It is said that you could see the influence of Juan Gris and Jacques Lipchitz in these paintings.
In 1920, Maria began to paint in a more traditional style. Her colors were more poetic and the characters in her paintings reflected the sadness and melancholy feelings that Maria felt in her own life.
In 1921, Maria achieved success with her painting titled "The Communicant", which was displayed at the Salon des Independants in Paris. She began to sell many of her artworks after this showing. But Maria's bad luck caused her to lose the support of many of her patrons due to the financial hardships of that time.
Frank Flausch came to Maria's aid by paying her a monthly contract. This aid lasted until 1926, when Flausch died.
Maria's health began to deteriorate from tuberculosis and the stress of day to day life, and Maria's sister Carmen and her children came to live with her. In spite of all of these challenges, Maria continued to paint, selling her paintings to the director of the Valvin Gallery in Paris, Max Berger. She also had several private patrons. This helped solve Maria's financial problems but not her health problems.
Maria sought help for her deteriorating health in religion. It is said that she even considered entering into a convent but was persuaded not to by the leaders of the convent.
During the last few years of her life, Maria once again experienced financial problems since she had to create more paintings to sell to patrons that would help her pay for her sister and her nephews. This caused Maria's health to rapidly deteriorate until she died in April of 1932.
Several of Maria's Cubist paintings have been compared to the great Cubist painter Picasso and she even shared an exhibition with him at the Hall Des Independance.
Many of Maria's works are still on display at:
Source: Women And The Art World. 2nd ed. : Alpine Publishers, 1971.
http://library.vicu.utoronto.ca/
http://www.csupomona.edu
http://www.spartacus.schoolnet.co.uk
http://wwar.com
http://www.lutterworth.com
http://www.virginia.edu
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María Blanchard, El Poder de la Palabra. http://www.epdlp.com Pintora española. La infancia, la soledad, la tristeza y las enfermedades son temas constantes en su obra y a la vez reflejo de su propia existencia. María Gutiérrez Cueto y Blanchard nació en Santander. En 1903 se trasladó a Madrid, donde comenzó su formación con los pintores Emilio Sala, Fernando Álvarez de Sotomayor y Manuel Benedito. En 1909 obtuvo una beca de la Diputación de Santander para estudiar en París. En la capital francesa recibió clases del pintor español Anglada Camarasa y de Kees van Dongen, liberándose de su formación académica española. En 1914 regresó a Madrid y comenzó a asistir a la tertulia de Ramón Gómez de la Serna en el café Pombo, participando en la polémica muestra Pintores íntegros organizada por éste. Tras dedicarse temporalmente a la docencia en Salamanca, en 1916 regresó definitivamente a París. Desde ese año hasta 1920 desarrolló una etapa cubista en la que nunca llegaron a desaparecer las referencias figurativas. Formó parte del grupo cubista parisino y entabló amistad con algunos de sus miembros, como Juan Gris (quien ejerció una profunda influencia en ella), Lipchitz y André Lhote. A lo largo de la década de 1920 expuso en diversas muestras organizadas en París y Bélgica. Murió en 1932 en la capital francesa. Entre las obras de su primera etapa destaca La comulgante (1914), presentada con gran éxito en el Salón de los Independientes de 1921. Del periodo cubista sobresalen Mujer con abanico (1916) y Composición cubista (1916-1919). Entre 1920 y 1932 retornó a un tipo de pintura figurativa, aunque cubista desde el punto de vista compositivo, en la que el tratamiento lumínico genera texturas algodonosas. Algunas de las obras de esta etapa son: Madre e hijo (1921-1922), Niña orante (1923-26) y Maternidad (1925). En España se han celebrado dos antológicas dedicadas a la pintora, una en la galería Biosca de Madrid (1962) y otra en el antiguo Museo Español de Arte Contemporáneo de la capital española (1982).
Bretona 1910 - 29 años
Material: Óleo sobre lienzo. Medidas: 60 x 51 cm. Museo: Colección particular
Mujer con abanico 1916 - 35 años
Material: Óleo sobre lienzo. Medidas: 161 x 97 cm. Museo: Museo Español de Arte Contemporáneo. Madrid
Composición cubista 1919 - 38 años
Material: Óleo sobre lienzo. Medidas: Museo: Museo Reina Sofia. Madrid
Mujer sentada 1928 - 47 años
Material: Óleo sobre lienzo. Medidas: 100.5 x 73.5 cm. Museo: Museo de Bellas Artes. Bilbao
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http://mujeresenelarte.blogspot.com.es/
BIBLIOGRAFÍA:
- Siete pintores españoles de la Escuela de París : María Blanchard, Juan de Echevarría, Juan Gris, Francisco Iturrino, Joan Miró, Pablo Ruiz Picasso, Daniel Vázquez Díaz, Madrid, Caja de Madrid, 1993
Maria Blanchard was born horribly disfigured from a fall that her mother took while she was pregnant. Her disfigurements included enanismo, which is like dwarfism, a hump on her back, much like a polio victim would have and cojera, which is a deformity in the hips, making walking very difficult. She was often referred to as "the witch". This led her to live a life of solitude. However, this did not stop Maria from becoming a great artist.
Maria Gutierrez Blanchard was the first-born child of Conception Blanchard and Enrique Gutierrez. She was born in March of 1881, in Santander, Spain.
In 1903, Maria moved to Madrid so she could study to become a painter. Her teachers included:
- Fernando Alvarez de Sotomayor
- Manuel Benedito
- Emelio Sala
In 1910, while in Paris, Maria received a medal in the National Exhibition of Beautiful Arts. She took second prize for her work titled "Nymphs Chaining to Sileno".
Maria returned to Madrid in 1914, where she would participate in an art exhibition called Pintores Integros. The exhibition was organized by Ramone Gomez de la Serna, a Spanish writer, and featured artwork from Jacques Lipchitz, Juan Gris, and Diego Rivera.
From 1914 to 1916, Maria taught drawing to select students in Salamanca. In the later part of 1916, she returned to Paris and began painting in the Cubist style with works such as "Woman with Fan" and "Woman with Guitar". With these two paintings, she fully embraced the methods of Cubism, using flat interlocking shapes. It is said that you could see the influence of Juan Gris and Jacques Lipchitz in these paintings.
In 1920, Maria began to paint in a more traditional style. Her colors were more poetic and the characters in her paintings reflected the sadness and melancholy feelings that Maria felt in her own life.
In 1921, Maria achieved success with her painting titled "The Communicant", which was displayed at the Salon des Independants in Paris. She began to sell many of her artworks after this showing. But Maria's bad luck caused her to lose the support of many of her patrons due to the financial hardships of that time.
Frank Flausch came to Maria's aid by paying her a monthly contract. This aid lasted until 1926, when Flausch died.
Maria's health began to deteriorate from tuberculosis and the stress of day to day life, and Maria's sister Carmen and her children came to live with her. In spite of all of these challenges, Maria continued to paint, selling her paintings to the director of the Valvin Gallery in Paris, Max Berger. She also had several private patrons. This helped solve Maria's financial problems but not her health problems.
Maria sought help for her deteriorating health in religion. It is said that she even considered entering into a convent but was persuaded not to by the leaders of the convent.
During the last few years of her life, Maria once again experienced financial problems since she had to create more paintings to sell to patrons that would help her pay for her sister and her nephews. This caused Maria's health to rapidly deteriorate until she died in April of 1932.
Several of Maria's Cubist paintings have been compared to the great Cubist painter Picasso and she even shared an exhibition with him at the Hall Des Independance.
Many of Maria's works are still on display at:
- Reina Sofía National Museum, Madrid
- Hood Museum of Art, New Hampshire
- Courtauld Institute of Art, London
More information on other lesser known female artists can be
found here
Source: Women And The Art World. 2nd ed. : Alpine Publishers, 1971.
http://library.vicu.utoronto.ca/
http://www.csupomona.edu
http://www.spartacus.schoolnet.co.uk
http://wwar.com
http://www.lutterworth.com
http://www.virginia.edu
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María Blanchard, El Poder de la Palabra. http://www.epdlp.com Pintora española. La infancia, la soledad, la tristeza y las enfermedades son temas constantes en su obra y a la vez reflejo de su propia existencia. María Gutiérrez Cueto y Blanchard nació en Santander. En 1903 se trasladó a Madrid, donde comenzó su formación con los pintores Emilio Sala, Fernando Álvarez de Sotomayor y Manuel Benedito. En 1909 obtuvo una beca de la Diputación de Santander para estudiar en París. En la capital francesa recibió clases del pintor español Anglada Camarasa y de Kees van Dongen, liberándose de su formación académica española. En 1914 regresó a Madrid y comenzó a asistir a la tertulia de Ramón Gómez de la Serna en el café Pombo, participando en la polémica muestra Pintores íntegros organizada por éste. Tras dedicarse temporalmente a la docencia en Salamanca, en 1916 regresó definitivamente a París. Desde ese año hasta 1920 desarrolló una etapa cubista en la que nunca llegaron a desaparecer las referencias figurativas. Formó parte del grupo cubista parisino y entabló amistad con algunos de sus miembros, como Juan Gris (quien ejerció una profunda influencia en ella), Lipchitz y André Lhote. A lo largo de la década de 1920 expuso en diversas muestras organizadas en París y Bélgica. Murió en 1932 en la capital francesa. Entre las obras de su primera etapa destaca La comulgante (1914), presentada con gran éxito en el Salón de los Independientes de 1921. Del periodo cubista sobresalen Mujer con abanico (1916) y Composición cubista (1916-1919). Entre 1920 y 1932 retornó a un tipo de pintura figurativa, aunque cubista desde el punto de vista compositivo, en la que el tratamiento lumínico genera texturas algodonosas. Algunas de las obras de esta etapa son: Madre e hijo (1921-1922), Niña orante (1923-26) y Maternidad (1925). En España se han celebrado dos antológicas dedicadas a la pintora, una en la galería Biosca de Madrid (1962) y otra en el antiguo Museo Español de Arte Contemporáneo de la capital española (1982).
Bretona 1910 - 29 años
Material: Óleo sobre lienzo. Medidas: 60 x 51 cm. Museo: Colección particular
Mujer con abanico 1916 - 35 años
Material: Óleo sobre lienzo. Medidas: 161 x 97 cm. Museo: Museo Español de Arte Contemporáneo. Madrid
Composición cubista 1919 - 38 años
Material: Óleo sobre lienzo. Medidas: Museo: Museo Reina Sofia. Madrid
Mujer sentada 1928 - 47 años
Material: Óleo sobre lienzo. Medidas: 100.5 x 73.5 cm. Museo: Museo de Bellas Artes. Bilbao
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MARÍA BLANCHARD (Santander, 1881- Paris, 1932)
El 6 de marzo de 1881 nació en Santander María Gutiérrez Blanchard,
primogénita del matrimonio formado por Enrique Gutiérrez Cueto y
Concepción Blanchard Santisteban. María nació con una deformidad,
producida por una caída sufrida por su madre durante el embarazo. Su
joroba, cojera, enanismo y miopía marcaron su vida convirtiéndola en una
persona solitaria, pese a los cuidados y la atención constante con la
que sus padres quisieron recompensarle.
Pronto empezó a mostrar grandes dotes para el dibujo y su padre aceptó
que María se trasladara a Madrid para estudiar con el pintor Emilio Sala, en 1902.
Tras la muerte de su padre, en 1904, la familia se trasladó a Madrid y
María continuó sus estudios de pintura con diferentes maestros.
En 1906 presentó su obra "Gitana" a la Exposición Nacional de Bellas Artes, y en 1908 obtuvo la Tercera Medalla por su obra "Los primeros pasaos".
En 1909 se trasladó a Paris, donde asistió a la Academia Vitti, con Hermen Anglada Camarasa, que le enseñó a superar el academicismo y usar libremente los colores, y Kees Van Dongen, que le acercó a la estética fauvista, como profesores.
En 1910 obtuvo la Segunda Medalla en la Exposición Nacional de Bellas Artes por su cuadro "Ninfas encadenando a Sileno".
En Paris, donde siguió viviendo los años siguientes, María mantuvo estrecha relación con los pintores Diego Rivera, Angelina Beloff y Jacques Lipchitz, con quienes se encontraba de viaje en Mallorca cuando les sorprendió el estallido de la I Guerra Mundial, en 1914.
Ante la imposibilidad de regresar a Paris, el grupo se traslada a Madrid, donde María comparte estudio con Diego Rivera, en la calle Goya, y se encuentra con los pintores Marie Laurencin, Foujita y el matrimonio formado por Robert y Sonia Delaunay.
En 1915 Ramón Gómez de la Serna organizó la exposición Pintores Integros,
primera muestra de Arte de vanguardia que se celebró en el Salón de
Arte Moderno de Madrid, y en la que participaron, entre otros, Diego Rivera y la propia María Blanchard. La exposición fué un fracaso y su obra "Venus de Madrid", hoy en paradero desconocido, causó un gran escándalo.
Obligada por la precaria situción económica de su familia, María aceptó
la cátedra de dibujo en la Escuela Normal de Salamanca, pero las burlas
de sus alumnos respecto a su aspecto físico le hicieron abandonar la
enseñanza y trasladarse definitivamente a Paris, donde se alojó en casa
de su amigo Juan Gris y comenzó a integrarse en un nuevo movimiento artístico: el cubismo.
En 1918 conoció al galerista Leonce Rosenberg, propietario de "L'Effort Moderne", y a los pintores André Lothe, Francis Picabia y George Braque.
Comenzó a exponer y fué bien considerada por la crítica. Participó en
exposiciones internacionales y su obra se incluyó las muestras del Salon des Indépendants.
Pero María Blanchard fué abandonando poco a poco el cubismo e inclinándose hacia la figuración. Perdió el apoyo de Leonce Rosenberg y volvió a sufrir dificultades económicas, hasta que el mecenas belga Frank Flausch le ofreció un contrato mensual que le permitió seguir pintando y exponiendo hasta 1926, cuando su amigo y mecenas murió.
La muerte de su otro gran amigo, Juan Gris,en
1927, sus problemas de salud agravados por la tuberculosis y el hecho
de tener que hacerse cargo de su hermana Carmen y sus sobrinos, que
buscaron refugio en su casa, llevaron a María Blanchard
a un gran aislamiento y a la búsqueda de consuelo en la religión,
llegando a plantearse entrar como novicia en el convento de las
Ursulinas de Paris, pero fué disuadida por su confesor.
Durante sus últimos años, su salud siguió empeorando y sus apuros
económicos, teniendo que mantener a su familia, siguieron aumentando, lo
que llevó a María Blanchard a caer en un delirio obsesivo, pintando flores de extraños colores.
María Gutiérrez Blanchard murió a los cincuenta y un años en su estudio de la calle Boulard de Paris, en abril de 1932.
Poco después Federico García Lorca escribió su "Elegía a María Blanchard", que él mismo leyó en el Ateneo de Madrid.
- VVAA, Fuera de Orden: Mujeres de la Vanguardia Española, Fund. Cultural Mapfre Vida, Madrid, 1999. Catálogo de exposición.
- COMBALÍA, Victoria, Amazonas con pincel: vida y obra de las grandes artistas del siglo XVI al siglo XXI.Ed. Destino, Barcelona, 2006, pp 98-102.
- CAFFIN MADAULE, Liliane, Catalogue raisonné des oeuvres de Maria Blanchard, London, Liliane Caffin Madaule, 1992-94. (2 v.)
- Siete pintores españoles de la Escuela de París : María Blanchard, Juan de Echevarría, Juan Gris, Francisco Iturrino, Joan Miró, Pablo Ruiz Picasso, Daniel Vázquez Díaz, Madrid, Caja de Madrid, 1993
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