Un relato griego sobre moralidad
Si Europa dice “no” a los votantes, está afirmando que la democracia no sirve para nada
Cuando la crisis del euro comenzó hace media década, los economistas keynesianos predijeron que la austeridad que se imponía a Grecia y a los demás países en crisis sería un fracaso. Predijeron que la austeridad ahogaría el crecimiento y aumentaría el desempleo —y que incluso fracasaría en su propósito de reducir la relación deuda-PIB—. Otros economistas, en la Comisión Europea, el Banco Central Europeo, y en algunas universidades; hablaron de contracciones expaçnsivas. Incluso el Fondo Monetario Internacional sostuvo que las contracciones, como por ejemplo los recortes en el gasto público, eran solamente eso, políticas contractivas.
Nosotros casi ya no necesitábamos de pruebas adicionales. La austeridad había fallado de manera repetitiva: desde cuando se la usó hace ya bastante tiempo atrás durante la administración del presidente estadounidense Herbert Hoover —en dicha ocasión, la austeridad convirtió un desplome del mercado bursátil en la Gran Depresión— hasta cuando se la impuso en la forma de “programas” del FMI implementados en Asia Oriental y en América Latina durante las últimas décadas. Y, a pesar de todo, cuando Grecia se metió en problemas, de nuevo se intentó usarla.
.... La deuda excesiva no causó solamente la crisis del año 2008, sino que también causó la crisis del Este de Asia en la década de 1990 y la crisis de América Latina en la década de 1980. En la actualidad, continúa causando sufrimientos indecibles en EE UU, donde millones de propietarios de viviendas han perdido sus hogares y, en la actualidad, la deuda amenaza a millones más de personas en Polonia y en otros lugares a consecuencia de que dichas personas pactaron préstamos en francos suizos. ... Al fin de cuentas, esas deudas son contratos —es decir, son acuerdos voluntarios—, así que los acreedores son tan responsables de dichas deudas como lo son los deudores. De hecho, podría decirse que los acreedores son aún más responsables: por lo general, estos acreedores son instituciones financieras sofisticadas, mientras que los prestatarios con frecuencia están en mucha menor sintonía con las vicisitudes del mercado y los riesgos asociados a los diferentes acuerdos contractuales. De hecho, sabemos que los bancos estadounidenses en realidad se aprovechaban de sus prestatarios, usufructuando su falta de sofisticación financiera.
Cada país (avanzado) se ha dado cuenta de que para hacer funcionar el capitalismo se requiere otorgar a las personas un nuevo comienzo. Las prisiones de deudores del siglo XIX fueron un fracaso —por inhumanas y porque realmente no ayudaban a garantizar el pago. Lo que sí ayudó fue brindar mejores incentivos para que realicen buenos créditos. Esto se logró al hacer que los acreedores fuesen más responsables de las consecuencias de sus decisiones. ... A nivel internacional, todavía no hemos creado un proceso ordenado para otorgar a los países un nuevo comienzo. Incluso desde antes de la crisis de 2008, las Naciones Unidas, con el apoyo de casi todos los países en desarrollo y emergentes, ha estado tratando de crear un marco de este tipo. Pero EE UU se ha opuesto rotundamente; tal vez quiere volver a instituir las prisiones de deudores para encarcelar a las autoridades de los países excesivamente endeudados (si es así, puede que se estén desocupando espacios en la base de Guantánamo). La idea de restablecer las prisiones de deudores puede parecer descabellada, pero va en sintonía con las actuales ideas sobre riesgo moral y responsabilidad. ...
Hace 70 años, al final de la Segunda Mundial, los Aliados reconocieron que ellos debían brindar un nuevo comienzo a Alemania. Entendieron que el ascenso de Hitler tuvo mucho que ver con el desempleo (no con la inflación) que sobrevino a consecuencia de que a finales de la Primera Guerra Mundial se impuso más deuda sobre los hombros de Alemania. Los Aliados no tomaron en cuenta la estupidez asociada a la acumulación de dichas deudas, ni tampoco hablaron sobre los costos que Alemania había impuesto sobre los hombros de los demás. En cambio, no sólo perdonaron las deudas; en los hechos, los Aliados proporcionaron ayuda, y las tropas Aliadas estacionadas en Alemania proporcionaron un estímulo fiscal adicional.
Cuando las empresas entran en quiebra, un canje de deuda por acciones es una solución justa y eficiente. ...
Joseph E. Stiglitz, premio Nobel de Economía, es profesor universitario en la Universidad de Columbia. Su libro más reciente, en coautoría con Bruce Greenwald, es Creating a Learning Society: A New Approach to Growth, Development, and Social Progress.
lllllllllllllllllllllllllllllll
En la Atenas de seis siglos antes de Cristo, quienes no pagaban sus deudas perdían la condición de ciudadanos atenienses, y lo que es peor, podían acabar siendo vendidos como esclavos para resarcir a sus acreedores.
En Roma, donde ya existía la figura del avalista, éste también podía acabar corriendo la misma triste suerte de la esclavitud.
En la Edad Media, cómo el paterfamilias era recluido en una celda de mal pagador, hasta tanto sus parientes no pagaran lo debido. No solían poder hacerlo, y esas familias con buen rumbo se convertían en pobres de la noche a la mañana.
Gran Bretaña mantuvo hasta finales el siglo XIX las penitenciarías del tráfico mercantil, aunque se llegaba incluso a permitir que los reos tuvieran su propia oficina en la cárcel: pragmatismo comercial de pura raza, ya que de esta forma el impagado podía ir devolviendo sus deuda sin dejar caer a su negocio y a su familia en la ruina. Un deudor es un deudor, y tendrá más ganas de dejar de serlo si eso significa recuperar la libertad, pensaban los legisladores británicos, siempre tan protectores de la seguridad jurídica de empresas.
Los Estadounidenses aceptan cheques de cualquier desconocido, pero ay de aquel que emita un cheque sin fondos. Lo buscarán hasta debajo de las piedras y le caerá una inmediata temporada en la cárcel, en la general, que ya no quedan cárceles del deudor escaqueado en ningún lado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario