Copérnico — en
polaco Mikołaj Kopernik, en
latín Nicolaus Copernicus - (
Toruń,
Prusia,
Polonia,
19 de febrero de
1473 –
Frombork,
Prusia,
Polonia,
24 de mayo de
1543) fue un
astrónomo polaco del
renacimiento que estudió la
teoría heliocéntrica del
Sistema Solar, concebida en primera instancia por
Aristarco de Samos. Su libro,
De revolutionibus orbium coelestium (
Sobre las revoluciones de las esferas celestes),
suele estar considerado como el punto inicial o fundador de la
astronomía moderna, además de ser una pieza clave en lo que se llamó la
Revolución Científica en la época del
Renacimiento.
Copérnico pasó cerca de veinticinco años trabajando en el desarrollo de
su modelo heliocéntrico del universo. En aquella época resultó difícil
que los científicos lo aceptaran, ya que suponía una auténtica
revolución.
Copérnico era un
polímata:
matemático,
astrónomo,
jurista,
físico,
clérigo católico,
gobernador,
administrador,
líder militar,
diplomático y
economista.
Junto con sus extensas responsabilidades, la astronomía figuraba como
poco más que una distracción. Por su enorme contribución a la
astronomía, en 1935 se dio el nombre «
Copernicus» a uno de los mayores
cráteres lunares, ubicado en el
Mare Insularum.
1
El
modelo heliocéntrico es considerado una de las teorías más importantes en la historia de la ciencia occidental.
Dom Kopernika w Toruniu - Alleged birthplace of Copernicus in Toruń
Toruń (en allemand: « Thorn »), la ville où est né Nicolas Copernic Old market square and town hall in Torun
Vida y obra
Este famoso científico polaco-prusiano
2 estudió en la
Universidad de Cracovia (1491-1494) probablemente bajo las directrices del
matemático Wojciech Brudzewski.
3 Viajó por
Italia y se inscribió en la
Universidad de Bolonia (1496-1499), donde estudió
Derecho,
Medicina,
Griego,
Filosofía, y trabajó como asistente del
astrónomo Domenico da Novara.
En
1500 fue a
Roma, donde tomó un curso de ciencias y
astronomía, y en 1501 volvió a su patria y fue nombrado
canónigo en la
Catedral de Frauenburg, cargo obtenido merced a la ayuda de su tío
Lucas Watzenrode.
Pese a su cargo, volvió a Italia, esta vez a
Padua (1501-1506), para estudiar Derecho y Medicina, haciendo una breve estancia en
Ferrara (1503), donde obtuvo el grado de
Doctor en Derecho Canónico.
Reinstalado definitivamente en su país (1523), se dedicó a la administración de la diócesis de
Warmia,
ejerció la Medicina, ocupó ciertos cargos administrativos y llevó a
cabo su inmenso y primordial trabajo en el campo de la Astronomía.
Frombork - Copernicus Tower
Zamek w Olsztynie
Falleció el
24 de mayo de
1543 en
Frombork,
Polonia. En
2005 un equipo de arqueólogos polacos afirmó haber hallado sus restos en la
Catedral de Frombork, teoría que fue verificada en
2008 al analizar un diente y parte del cráneo y compararlo con un pelo suyo encontrado en uno de sus manuscritos.
4 A partir del cráneo, expertos policiales, reconstruyeron su rostro, coincidiendo éste con el de su retrato.
5
El 22 de mayo de 2010 recibió un segundo funeral en una misa dirigida por Józef Kowalczyk,
nuncio
papal en Polonia y recién nombrado Primado de Polonia. Sus restos
fueron de vuelta enterrados en el mismo lugar, en la Catedral de
Frombork. Una lápida de granito negro ahora lo identifica como el
fundador de la teoría heliocéntrica y lleva además la representación del
modelo de Copérnico del sistema solar, un sol dorado rodeado por seis
de los planetas.
6 7
Palais épiscopal de Heilsberg (
Lidzbark Warmiński) où vécut Copernic
Modelo heliocéntrico
En 1533, Johann Albrecht Widmannstetter envió a Roma una serie de
cartas resumiendo la teoría de Copérnico. Éstas fueron oídas con gran
interés por el papa Clemente VII y varios cardenales católicos.
Para 1536 el trabajo de Copérnico estaba cercano a su forma
definitiva, y rumores acerca de su teoría habían llegado a oídos de toda
Europa. Copérnico fue urgido a publicar desde diferentes partes del
continente.
En una epístola fechada de noviembre de
1536,
el arzobispo de Capua, Nikolaus Cardinal von Schönberg, pidió a
Copérnico comunicar más ampliamente sus ideas y solicitó una copia para
sí. Algunos han sugerido que esta carta pudo haber hecho a Copérnico
sospechoso al publicar, mientras que otros han sugerido que esto
indicaba el deseo de la Iglesia de asegurarse que sus ideas fueran
publicadas.
[cita requerida]
A pesar de la presión ejercida por parte de diversos grupos,
Copérnico retrasó la publicación de su libro, tal vez por miedo a la
crítica. Algunos historiadores consideran que, de ser así, estaba más
preocupado por el impacto en el mundo científico que en el religioso.
Las ideas principales de su teoría eran:
- Los movimientos celestes son uniformes, eternos, y circulares o compuestos de diversos ciclos (epiciclos).
- El centro del universo se encuentra cerca del Sol.
- Orbitando alrededor del Sol, en orden, se encuentran Mercurio, Venus, la Tierra y la Luna, Marte, Júpiter, Saturno. (Aún no se conocían Urano y Neptuno.)
- Las estrellas son objetos distantes que permanecen fijos y por lo tanto no orbitan alrededor del Sol.
- La Tierra tiene tres movimientos: la rotación diaria, la revolución anual, y la inclinación anual de su eje.
- El movimiento retrógrado de los planetas es explicado por el movimiento de la Tierra.
- La distancia de la Tierra al Sol es pequeña comparada con la distancia a las estrellas.
Naboth's representation of the conventional view of the solar system 1573
Naboth's representation of Copernicus' heliocentric model
De revolutionibus orbium coelestium
Artículo principal: De revolutionibus orbium coelestium.
[url=http://commons.wikimedia.org/wiki/File%3ANicolai_Copernici_torinensis_De_revolutionibus_orbium_coelestium.djvu][img]//upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/thumb/6/6d/Nicolai_Copernici_torinensis_De_revolutionibus_orbium_coelestium.djvu/page1-443px-Nicolai_Copernici_torinensis_De_revolutionibus_orbium_coelestium.djvu.jpg[/img][/url]
[url=http://commons.wikimedia.org/wiki/File%3ANicolai_Copernici_torinensis_De_revolutionibus_orbium_coelestium.djvu]Nicolai Copernici torinensis De revolutionibus orbium coelestium[/url][ver la página de la licencia], por Copernic, Nicolas (Gallica), de Wikimedia Commons
http://en.wikipedia.org/wiki/File:Nicolai_Copernici_torinensis_De_revolutionibus_orbium_coelestium.djvu
Su obra maestra,
De revolutionibus orbium coelestium (
Sobre las revoluciones de las esferas celestes), fue escrita a lo largo de unos veinticinco años de trabajo (1507-1532) y fue publicada póstumamente en 1543 por
Andreas Osiander, pero muchas de las ideas básicas y de las observaciones que contiene circularon a través de un opúsculo titulado
The hypothesibus motuum coelestium a se constitutis commentariolus (no editado hasta 1878), que, pese a su brevedad, es de una gran precisión y claridad.
El sistema copernicano (De Revolutionibus Orbium Coelestium).
Copérnico estudió los escritos de los filósofos griegos buscando
referencias al problema del movimiento terrestre, especialmente los
pitagóricos y
Heráclides Póntico,
quienes creían en dicha teoría. En cuanto a la teoría heliocéntrica en
sí, hasta donde se sabe hoy, fue concebida por primera vez por
Aristarco de Samos (310-230 a. C.), a quien curiosamente no nombra en su obra.
8
Es preciso centrar el valor real de sus estudios en el hecho de
reimponer teorías ya rechazadas por el «sentido común» y de darles una
estructuración coherente y científica.
La ruptura básica que representaba para la ideología religiosa
medieval, la sustitución de un cosmos cerrado y jerarquizado, con el
hombre como centro, por un universo homogéneo e indeterminado (y a la
postre incluso infinito), situado alrededor del
Sol,
hizo dudar a Copérnico de publicar su obra, siendo consciente de que
aquello le podía acarrear problemas con la Iglesia; por desgracia, a
causa de una enfermedad que le produjo la muerte, no alcanzó a verla
publicada. Copérnico aún estaba trabajando en el De revolutionibus
orbium coelestium (aunque aún no convencido de querer publicarlo) cuando
en 1539
Georg Joachim Rheticus, un matemático de
Wittenberg,
llegó a Frombork. Philipp Melanchthon había arreglado para Rheticus su
visita a diversos astrónomos y el estudio con ellos. Rheticus se
convirtió en el pupilo de Copérnico, viviendo con él por dos años,
tiempo durante el cual escribió un libro,
Narratio Prima (primer
recuento), resumiendo la esencia de la teoría de Copérnico. En 1542
Rheticus publicó un tratado de trigonometría escrito por Copérnico
(incluido después en el segundo libro de
De revolutionibus). Bajo
gran presión por parte de Rheticus, y habiendo visto la reacción
favorable del público frente a su trabajo, Copérnico finalmente accedió
entregar el libro a su amigo cercano Tiedemann Giese, obispo of
Chełmno (Kulm), a ser entregado a Rheticus para ser impreso por Johannes Petreius en
Núremberg. La primera edición del
De Revolutionibus aparece en 1543 (el mismo año de la muerte del autor), con una larga introducción en la que dedica la obra al Papa
Pablo III,
atribuyendo su motivo ostensible para escribirla a la incapacidad de
los astrónomos previos para alcanzar un acuerdo en una teoría adecuada
de los planetas y haciendo notar que si su sistema incrementaba la
exactitud de las predicciones astronómicas, esto permitiría que la
Iglesia desarrollara un calendario más exacto (un tema por entonces de
gran interés y una de las razones para financiar la astronomía por parte
de la Iglesia).
El trabajo en sí estaba dividido en seis libros:
1. Visión general de la teoría heliocéntrica, y una explicación corta de su concepción del mundo.
2. Básicamente teórico, presenta los principios de la astronomía
esférica y una lista de las estrellas (como base para los argumentos
desarrollados en libros siguientes).
3. Dedicado principalmente a los movimientos aparentes del Sol y a fenómenos relacionados.
4. Descripción de la Luna y sus movimientos orbitales.
5. Explicación concreta del nuevo sistema.
6. Explicación concreta del nuevo sistema (continuado).
Nicolas Copernic tenant un muguet, attribut du médecin.
Significado de la obra
Poner en tela de juicio que el hombre está en el centro del Universo
para contemplarlo significa ir en contra del más grande de los ideales:
el de la contemplación por parte del hombre de la majestuosidad de los
cielos hechos por Dios. La importancia de la obra de Copérnico es ser
una obra revolucionaria, precursora de grandes cambios científicos.
Dicho carácter revolucionario no está sólo en sus escritos sino en poner
en marcha unos caminos que romperán las barreras del pensamiento. No
debemos olvidar que la obra de Copérnico sigue ligada al Mundo Antiguo,
ya que ciertas premisas platónicas siguen vigentes en su pensamiento
como los dos grandes principios de uniformidad y circularidad. Sin
embargo con su obra se afianza otra gran idea propia de la modernidad:
la naturaleza va perdiendo su carácter teológico, el hombre ya no es el
centro del universo, sino que Copérnico le desplaza a una posición
móvil, como la de cualquier otro planeta. A partir de Copérnico se
desencadena la idea de que el hombre ahora está gobernado por su Razón,
que será la facultad del ser humano que hace que tome parte en el
ordenamiento del Universo. Así el hombre pasa a ser un ser autónomo que
basa dicha autonomía en su capacidad de raciocinio. La razón humana
puede ahora apoderarse de la Naturaleza: dominarla y controlarla. Así el
hombre deja de ser el centro físico del Universo para convertirse en el
centro racional del Universo. A partir de ahora nos enfrentamos al
mundo, no contemplándolo, sino construyendo hipótesis a través de las
capacidades del hombre, que contrastadas con la naturaleza se podrán dar
por válidas o no.
Portrait de Copernic par
Jan Matejko :
Conversation avec Dieu.
www.pinakoteka.zascianek.pl
En este caso particular, Copérnico tuvo en contra al cristianismo de
la época que hizo suyos los presupuestos aristotélicos del mundo
antiguo. Aristóteles escribió de teoría literaria, política, ética,
metafísica, lógica, meteorología, física, biología, astronomía… y todo
ello integrado coherentemente, lo que hacía muy difícil atacar una parte
sin atacar al todo. A la vez, permitía, por esa misma razón, dejar de
lado pequeñas dificultades que pudieran surgir en aspectos parciales.
Esa es la razón fundamental de su permanencia como visión del mundo a lo
largo de dos mil años. Si además se añade que, tras su descubrimiento
por parte del mundo medieval, este sistema fue cristianizado y asumido
por la Iglesia católica a través de la obra de Santo Tomás de Aquino,
comprenderemos mejor la resistencia que opuso a su superación y hasta
que punto determinó, no sólo la historia de la astronomía, sino de la
ciencia y de la cultura.
La difusión de la teoría copernicana se lleva a cabo sobre un fondo
político e histórico en el que es de importancia fundamental el problema
religioso existente desde 1517 con la irrupción en escena del
luteranismo. En 1545 se inició el Concilio de Trento, que después de
tres sesiones, con su final en 1563, deja establecida la reforma radical
de la Iglesia e impone un programa de recuperación y defensa del dogma
frente al mundo reformista. Pío V y Gregorio XIII, entre 1566 y 1585
culminarán el proceso de recuperación de la Iglesia católica en la
segunda mitad del siglo XVI, solventado los problemas de disensión
interna y de jerarquía. Difunden la enseñanza eclesiástica y recuperan
importancia e influencia en los países en que la creencia protestante se
había hecho fuerte. Pero los sucesos acaecidos en los cielos durante a
finales del siglo XVI y las observaciones que Copérnico hizo de estos,
minaron ciertamente la autoridad y credibilidad de la filosofía que
sustentaba la astronomía ptolemaica. La Iglesia protestante
paulatinamente se rinde ante la situación y su oposición al
heliocentrismo desaparece. Se da un vuelco en la situación. A partir del
final de siglo será la Iglesia católica la que, utilizando su poder
organizado en la Inquisición, convertirá al heliocentrismo en el enemigo
más inmediato.
En cualquier caso no todo deben ser reproches a la Iglesia, porque si
bien posteriormente la obra de Copérnico fue condenada, fue esta misma
Iglesia católica la que permitió que el científico pudiera concebir,
escribir y publicar. La biografía de Copérnico está enormemente
influenciada por la Iglesia desde el momento en el que con diez años
queda huérfano y es acogido por su tío, canónigo que un tiempo después
llegaría a ser Obispo. Sería su tío Lucas quien tuviera prevista una
larga etapa de formación académica en universidades de prestigio como
las de Cracovia y Padua, y además sería gracias al respaldo de la
Iglesia de Roma y a sus posesiones por lo que Nicolás Copérnico (y su
familia) no debieron volver a preocuparse por los aspectos materiales de
su vida, pues tendrían ingresos garantizados. La educación que su tío
le proporcionó fue la que hizo posibles las observaciones de los cielos y
los estudios sobre astronomía que Copérnico realizó por las mejores
Universidades de Europa.
A la muerte de su tío Lucas en 1512, los sucesivos obispos confiarán
en Copérnico, bien como canciller, bien como administrador o visitador, y
comenzará para él una época de actividad que casi podría describirse
como febril. Durante los siguientes veinte años al menos, Copérnico
deberá atender a la administración de bienes y servicios de la diócesis,
llevará a cabo intensas gestiones diplomáticas y además de todo eso,
observará el cielo, anotará pacientemente posiciones del Sol, días y
horas de eclipses, ocultaciones y conjunciones, y comprobando
pacientemente y de forma minuciosa cada dato conocido irá elaborando su
obra magna, el “De Revolutionibus”. Sólo utilizó tres instrumentos: el
Cuadrante, el Astrolabio y el “instrumento paraláctico”. Con ellos,
desde su torre, observará Sol, Luna y estrellas durante esos años. La
última observación que utiliza en el “De Revolutionibus” es del 12 de
marzo de 1529 y lo es del planeta Venus. Por entonces debía estar
finalizando su redacción y tenía ya 56 años.
Prácticamente todos los especialistas piensan que “De Revolutionibus”
estaba acabado en torno a 1530. Pero Copérnico no lo publica. Que se
sepa, ni intenciones de hacerlo tuvo. ¿Por qué Copérnico, que llevaba
quizás 20 años o más trabajando en esa obra, se mostraba indeciso para
publicarla? Él mismo esbozará algunos motivos en la dedicatoria del “De
Revolutionibus”, pero, ¿por qué? Sólo caben hipótesis: Los datos que
profusamente utilizaba en su obra provenían de las obras antiguas y, por
consiguiente, podían tener errores notables acumulados; por otro lado
estaba el problema de la reforma religiosa planteada por el luteranismo y
la sensación de vivir un periodo de ortodoxia cambiante en el que,
quizás (y Copérnico sí que dio siempre muestras de portarse así) lo
mejor era guardar cierta distancia y prudencia respecto a ciertas
formulaciones que pudieran “herir sensibilidades” filosóficas o
religiosas. Si a todo esto se añade (¿por qué no creerlo, si él mismo lo
dice?) sus veleidades elitistas inspiradas en el secretismo pitagórico,
quizás podamos hacernos una idea de por qué “De Revolutionibus”
permaneció probablemente otra docena de años oculto.
El libro apareció impreso en la imprenta de Petreus en mayo de 1543.
La edición incluía la advertencia al lector redactada por Osiander, la
carta que el cardenal Schönberg había escrito a Copérnico en 1536 y una
dedicatoria del propio Copérnico al Papa Pablo III, que será el texto
que ahora nos ocupa. Todos los documento citados son de suprema
importancia, pero el tercero destaca por encima de los otros dos por ser
en el que Copérnico nos dice algo sobre la génesis de su trabajo.
En la dedicatoria de Copérnico al Papa, el autor primeramente da por
cierto que poner en movimiento la Tierra causará peticiones de condena,
por lo que durante largo tiempo dudó si darlo a conocer u operar al
estilo pitagórico. Además, hace saber al Papa cómo pudo habérsele
ocurrido poner a la Tierra en movimiento. En primer lugar, dice que los
matemáticos no están de acuerdo con las investigaciones ya que no se
ponían de acuerdo en la duración del año, inseguros de los movimientos
del Sol y la Luna respectivamente. Además, para explicar sus teorías
utilizan distintos supuestos y demostraciones (sin unificar una serie de
principios válidos universalmente). Admiten muchas cosas que
contravienen los primeros principios acerca de la regularidad del
movimiento de los astros, y tampoco han sido capaces de hallar lo más
importante, “la forma del mundo y la inmutable simetría de sus partes”.
La obra de Copérnico y los cambios que propone se proyectan sobre el
estado anterior de la astronomía y sobre el entramado científico y
filosófico que con él se asociaban. En el texto que ahora comentamos, el
autor hace un breve repaso por todas aquellas partes de la astronomía
anterior a él que quedan obsoletas a partir de sus descubrimientos: la
inseguridad sobre los movimientos del Sol y la Luna (ya que sus
movimientos anuales no se podían establecer con seguridad), la
explicación del movimiento de los planetas tampoco resultaba aceptable
ya que no se utilizaban los mismos supuestos para todos (ya que en unos
casos se utilizan círculos homocéntricos, en otros excéntricos,
epiciclos, etc.), y sobre todo, que el Universo era tomado como un
sistema por partes que carece de unidad. De esta manera, al final del
texto, el autor reflexiona y explica que la astronomía que le precedía
era confusa en el sentido de que no se seguían principios seguros sino
que en unos casos se utilizaban unas explicaciones, en otros otras, y
que por lo tanto se llega a un “método” incompleto (ya que si las
hipótesis que se plantearon fuera ciertas, ciertamente podrían
demostrarse con facilidad).
Las ideas principales de la obra de Copérnico, que se oponen a las
anteriores a él, son entre otras, su idea de preservar la unidad de
movimientos y crear un sistema de círculos más racional. El
helioestatismo y el heliocentrismo no son las premisas sino la
conclusión. Además, elimina los ecuantes de la astronomía porque no
parecen respetar los principios básicos de Platón. Cambia también de
hipótesis y toma la de que el Sol permanece quieto y la Tierra se mueve
(con una serie de movimientos distintos: el movimiento de rotación, el
de traslación y el de declinación que sirve para explicar los
equinoccios). Para esto, Copérnico plantea sus hipótesis: que no existe
un centro único de todas las esferas celestes, y que además el centro de
La Tierra no es el centro del Universo (sino el centro lunar y el
centro de gravedad).
Todas las esferas giran en torno al Sol, que es el centro de giro de
ellas, y el Sol está en las proximidades del centro del Mundo; supera el
problema del paralaje si pensamos que las estrellas están a una
distancia muchísimo superior a lo que se pensaba anteriormente. Además,
cualquier movimiento que parezca realizado en la esfera de las estrellas
no es tal; sino que lo que se mueve es la Tierra (que gira cada día y
da una vuelta completa, mientras que la esfera de las estrellas está
inmóvil). De esta misma manera, los movimientos del Sol no se deben a
él, sino a la Tierra que gira en torno a él igual que el resto de
planetas; y los movimientos retrógrados y directos de los planetas no se
deben a ellos, sino al movimiento de la Tierra. Vemos por lo tanto que
el plantear la hipótesis de que la Tierra se mueve sirve para explicar
muchas de las irregularidades de los movimientos del Universo: elimina
antiguos problemas y herramientas complicadas como los ecuantes, las
esferas celestes, etc.
De esta manera llegamos a la conclusión de que la idea principal de
Copérnico fue la de conservar las ideas y principios de la Antigüedad
pero con otra hipótesis: la del movimiento de la Tierra. Ptolomeo sólo
ofrece una caja de herramientas para resolver problemas, mientras que
Copérnico unirá todos esos problemas para dar una configuración completa
del Sistema Planetario: un Universo finito y cerrado pero con las
estrellas infinitamente alejadas, idea que daría píe a que sus sucesores
planteasen la idea de un Universo infinito. Por eso insistimos en que
la importancia fundamental de Copérnico no fueron sus ideas en sí, sino
lo que estas significaron para abrir pico paso a los descubrimientos
astronómicos posteriores.
Como curiosidad, el primer ejemplar de la publicación llegó a Nicolás
Copérnico el mismo día de su muerte, el 24 de mayo de 1543.
Theophilacti Scolastici Simocatti ep(isto)le morales, rurales et amatorie interpretatione latina. This translation of Theophilact's Greek poems into Latin is the only work Nicolaus Copernicus
published himself. With the help of Lorenz Rabe, it was printed by
Johann Haller in Cracow. The work is dedicated to his uncle, bishop
Lucas Watzenrode: "Ad reverendissimum d(omin)um Lucam episcopum warmiensem Nicolai coppernici epistola." According to the German edition of "de revolutionibus"[1], the spelling Coppernicus is used in the original, while the Polish edition of "de revolutionibus"[2] prints it with a single p only.
Monument en l'honneur de Mikołaj Kopernik de
Bertel Thorvaldsen à
Varsovie.
The monument was sculpted by
Bertel Thorvaldsen. Carved by the sculptor in
1822
and erected by Warsaw bell-maker Jan Gregoire in 1833. Destroyed by the
German army in World War II after the Warsaw Uprising, probably melted
and turned into tanks. After the war the original form of the sculpture
was found in Denmark and the Danish government presented Warsaw with an
exact copy of the original monument. It was re-erected on July 22,
1945. The figure is holding an
w:Armillary sphere.
Legado
Copérnico está considerado como el fundador de la astronomía moderna,
proporcionando las bases que permitieron a Newton culminar la
revolución astronómica, al pasar de un cosmos
geocéntrico a un universo
heliocéntrico y cambiando irreversiblemente la visión del cosmos que había prevalecido hasta entonces.
Así, lo que se conoce como
Revolución Copernicana es su formulación de la
teoría heliocéntrica, según la cual, la
Tierra y los otros planetas giran alrededor del Sol.
En memoria de Nicolás Copérnico, el
19 de febrero del
2010 la
IUPAC nombra al elemento 112 de la
tabla periódica como
copernicio.
Véase también
Referencias
- ↑ Ficha del cráter lunar «Copernicus», Gazeteer of Planetary Nomenclature Enlace consultado el 4 de julio de 2009.
- ↑ Sobre
la nacionalidad de Copérnico se han dado acalorados debates, pues tanto
alemanes como polacos lo han reivindicado para sí, como se comprueba
también en las ediciones alemana y polaca de Wikipedia, respectivamente.
La situación parece aclarada si se tiene en cuenta lo siguiente: His
country was the province of ancient Royal Prussia, composed of his
native Torun and Warmia, both components of the Polish state since 1454 - Barbara Bieńkowska: The Scientific World of Copernicus on the Occasion of the 500th Anniversary of His Birth 1473-1973, 1973, p. 137
- ↑ Vernet, Juan (2000). Astrología y astronomía en el Renacimiento. La revolución copernicana.. Barcelona: Acantilado. pp. 34. ISBN 84-95359-11-1.
«Estudió en la Universidad de Cracovia entre 1491 y 1495 y aquí parece
haber tenido sus primeros contactos con la astronomía. Posiblemente
siguió las clases del astrónomo-astrólogo Alberto Brudzewo, quien desde
1490 «leía» el De coelo de Aristóteles. Brudzewo conocía bien la astronomía tradicional y había escrito en 1482 un Commentatorium super theoricas novas planetarium Georgii Peuerbachii
que fue editado en 1495. Pero es muy difícil que hubiera podido sugerir
a sus alumnos las ideas de un nuevos sistema planetario, aunque
conociera las dudas sobre el tradicional por Averroes y otros pensadores musulmanes, como Alpetragio.»
- ↑ El ADN confirma que los restos hallados en 2005 son los de Copérnico
- ↑ Reconstrucción del rostro de Copérnico
- ↑ Easton, Adam (21 de noviembre de 2008). «Polish tests 'confirm Copernicus'». BBC News. Consultado el 18 de enero de 2010.
- ↑ Copérnico será enterrado en Polonia 467 años después de su muerte
- ↑ Leonardo Moledo/Esteban Magnani, Diez teorías que conmovieron al mundo (I) (2006), ed. Capital Intelectual.
Bibliografía
- Arthur Koestler, The sleepwalkers (A history of Man's Changing Vision of the Universe), Penguin, Arkana, 1989 (originalmente publicado por Hutchinson en 1959). Hay traducción castellana: Koestler, Arthur, Los sonámbulos (Una historia de la cambiante cosmovisión del hombre), Editorial Universitaria de Buenos Aires (EUDEBA), Biblioteca El Hombre y su Sombra, 1963. Traducción de A. L. Bixio.
- Rioja Nieto, Ana & Ordóñez, Javier, Teorías del Universo (vol. 1): de los pitagóricos a Galileo, Madrid, Síntesis, 1999.
Enlaces externos
http://www.elmundo.es/elmundosalud/2008/11/20/biociencia/1227204806.html
EFE
VARSOVIA.-
Investigadores polacos y suecos han confirmado mediante el ADN que los
restos humanos hallados hace tres años en la catedral de Frombork (al
norte de Polonia) pertenecen al astrónomo Nicolás Copérnico, fallecido
en esa localidad en 1543.
Los científicos analizaron el ADN de varios pelos encontrados en un
libro del científico 'Calendarium Romanum Magnum' de Johannes Stoeffler
(que se conservaban en la universidad sueca de Uppsala), y encontraron
las mismas secuencias en
un diente y un hueso descubiertos en el templo.
"Ahora tenemos la certeza de que el cráneo hallado en Frombork es el
de Nicolás Copérnico", dijo en rueda de prensa el profesor Jerzy
Gassowski, del Instituto de Arqueología de Pultusk (en el centro de
Polonia). Fue él quien en 2005 descubrió los restos en la catedral
Frombork, donde el astrónomo sirvió como canónigo, que ya en aquel
momento atribuyó a Copérnico.
Gassowski basó entonces su teoría en la existencia de un retrato de Copérnico donde
el erudito parecía tener la nariz rota,
y en el hecho de que el cráneo enterrado en la catedral, bajo un tilo,
tenía también el hueso en la nariz partido, además de otros rasgos que
podían atribuirse al estudioso polaco.
Con este hallazgo se confirma la teoría del profesor de Pultusk y
se pone fin a la incógnita histórica sobre el lugar en el que fue enterrado el astrónomo (Torun,
1473-Frombork, 1543), creador de la teoría heliocéntrica del sistema
solar y autor 'De Revolutionibus Orbium Coelestium' ('De las
revoluciones de las esferas celestes').
Copérnico fue el primero en afirmar que los planetas giran sobre sí
mismos y alrededor del Sol, lo que le ha valido ser considerado como el
padre de la astronomía actual.
Un grupo de científicos aseguran que unos restos encontrados en Polonia en 2005 pertenecen al célebre astrónomo
Cualquier chaval sabe quién es Nicolás Copérnico. Pero no está tan
claro que la gente logre poner cara al astrónomo que revolucionó el
mundo científico con sus teorías sobre el sistema solar allá por los
albores del siglo XVI. Este jueves un grupo de arqueólogos han anunciado
que una osamenta descubierta en 2005 en el norte de Polonia pertenece a
Copérnico (1473-1543).
El hallazgo se ha producido gracias a que los científicos polacos y
suecos han estudiado el código genético de dos cabellos y un diente. Los
resultados han sido contrastados con el esqueleto hallado en una
excavación en Frombork. A raíz de ese descubrimiento el grupo de
investigadores han realizado una reconstrucción digital de cómo puede
haber sido Copérnico. Los resultados muestran el rostro de un hombre con
nariz aguileña, ojos hundidos y una cicatriz en la frente, justo por
arriba de la ceja derecha.
"Dos de los 12 cabellos encontrados tienen la misma secuencia de
genes que el diente del cráneo y los huesos hallados en Frombork", ha
señalado Marie Allen, de la Universidad de Uppsala (Suecia). "Estamos
seguros que los restos hallados en esa excavación pertenecen a Nicolás
Copérnico", ha agregado en conferencia de prensa el arqueólogo Jerzy
Gassowski.
Astrónomo, matemático, jurista y físico, Copérnico nació en Torun,
una localidad al noroeste de Varsovia. Los anales históricos situaban su
muerte, a los 70 años, en la prusiana Frombock, pero no se había
detallado el lugar exacto de su entierro ni la fecha precisa del suceso.
Con su Teoría heliocéntrica del sistema solar, Nicolás Copérnico abrió
el camino a la ciencia moderna. De hecho, esta teoría, que entre otras
cosas señala que los cuerpos celestes tienen ciclos y que los planetas
orbitan alrededor del Sol, es considerada una de las más importantes en
la historia de la ciencia occidental.
ABC.ES / MADRID Día 19/02/2013 - 10.10h
El buscador celebra el 540 aniversario del astrónomo polaco
Nicolás Copérnico es el protagonista del nuevo doodle de
Google
debido a la celebración del 540 aniversario del reconocido astrónomo
polaco. El diseño del logotipo del buscador hace referencia a la teoría
heliocéntrica del Sistema Solar, concebida en primera instancia por
Aristarco de Samos. La celebración del 540 aniversario de su nacimiento
en Torun, en Prusia (Polonia), es el motivo que se encuentra tras su
aparición en la cabecera de la web más usada del planeta. El libro de
Nicolás Copérnico, 'De revolutionibus orbium coelestium' (Sobre las
revoluciones de las esferas celestes), supone una pieza clave en lo que
se conoció como
la Revolución Científica en la época del Renacimiento.
Un doodle lleno de ciencia y en el que la concepción de la teoría
heliocéntrica de Nicolás Copérnico tienen su hueco de forma muy
dinámica.
El astrónomo homenajeado por Google era un polímata, es decir, matemático, astrónomo, jurista, físico, clérigo católico, gobernador, administrador, líder militar, diplomático y economista.
Por su enorme contribución a la astronomía, en 1935 se dio el nombre
«Copernicus» a uno de los mayores cráteres lunares, ubicado en el Mare
Insularum. Nicolás Copérnico es considerado el autor de una de las teorías más importantes en la historia de la ciencia occidental.
Se formó en la Universidad de Cracovia (1491-1494)
bajo las directrices del matemático Wojciech Brudzewski. Viajó por
Italia y se inscribió en la Universidad de Bolonia (1496-1499) para
estudiar Derecho, Medicina, Griego y Filosofía,
y además fue asistente del astrónomo Domenico da Novara. Así, el
astrónomo homenajeado por Google fue a Roma en 1500, donde hizo un curso
de ciencias y astronomía. Un año más tarde, en 1501, volvió a su patria
y fue nombrado canónigo en la Catedral de Frauenburg, cargo que obtuvo
con la ayuda de su tío Lucas Watzenrode
lllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllll
Linki zewnętrzne
Nicolás
CopérnicoF. Ortego |
Nicolás Copérnico - Biblioteca del Gimnasio, Turín
|
Copérnico (1473-1543) fue un
astrónomo polaco, conocido por su teoría heliocéntrica, según la cual el Sol se
encuentra inmóvil en el centro del Universo y la Tierra gira alrededor de él. La teoría
fue desarrollada en los primeros años de la década de 1500, pero se publicó años
después. Se oponía a la teoría de Ptolomeo, entonces vigente, según la cual el Sol y
los planetas giran alrededor de una Tierra fija. Al principio, Copérnico dudó en
publicar sus hallazgos porque temía las críticas de la comunidad científica y
religiosa. A pesar de la incredulidad y rechazo iniciales, el sistema de Copérnico pasó
a ser el modelo del Universo más ampliamente aceptado a finales del siglo XVII.
Su formación académica fue muy variada. En 1491 comenzó a
estudiar la carrera de humanidades en la Universidad de Cracovia. En enero de 1497,
empezó sus estudios de derecho canónico en la Universidad de Bolonia, alojándose en
casa de un profesor de matemáticas que contribuyó al interés de Copérnico por la
geografía y la astronomía. En 1500, Copérnico se doctoró en astronomía en Roma. Al
año siguiente obtuvo permiso para estudiar medicina en Padua. Sin haber acabado estos
estudios, se licenció en derecho canónico en la Universidad de Ferrara en 1503 y
regresó a Polonia.
Concluyó su obra más célebre, De revolutionibus orbium
caelestium (Sobre las revoluciones de los cuerpos celestes), en 1530, pero no
fue publicada hasta el 24 de mayo de 1543, poco antes de su muerte, por Andreas Osiander,
un editor luterano de Nuremberg (Alemania). La teoría copernicana, pese a la oposición
de la Iglesia Católica, fue imponiéndose paulatinamente debido a las observaciones
científicas y a los apoyos de ilustres astrónomos como Kepler y Galileo.
El sistema de Ptolomeo
Hasta Copérnico el movimiento de los cuerpos celestes se explicaba
mediante el sistema de Ptolomeo. Se suponía que los cuerpos celestes (el Sol, la Luna y
los planetas) se encontraban situados en esferas huecas concéntricas a la Tierra. Las
estrellas fijas (casi todos los objetos del cielo, se situaban en una sola capa exterior.
Se suponía que cada una de estas esferas ajustaba perfectamente en la siguiente, como si
fueran las capas de una cebolla. En el centro de todas ellas estaría la Tierra. Todas
estas esferas girarían con distintas velocidades alrededor de la Tierra, de forma que
desde la Tierra veríamos deslizarse por el Cielo a los distintos objetos celestes. Sin
embargo, no todo era tan simple y para poder explicar los distintos movimientos que se
fueron observando hubo que ir complicando bastante el modelo.
La teoría heliocéntrica de Copérnico
Copérnico se planteó que, en vez de ser las esferas
las que giraban alrededor de la Tierra, podría ocurrir que la Tierra girara alrededor de
su eje una vez al día. Idea que no era demasiado original porque se les había ocurrido
antes a otros. Sin embargo, la verdadera aportación de Copérnico fue la de proponer que
la Tierra no era el centro del mundo, sino que la Tierra y todos los demás planetas se
movían describiendo círculos alrededor del Sol. Este nuevo modelo permitía explicar
fácilmente el aparente movimiento de avance y retroceso que describen los planetas en el
firmamento. De esta manera pudo desecharse la teoría de Ptolomeo con toda su carga de
complicación y los reajustes que había sufrido. A partir de ese momento, los navegantes
y los astrónomos disponían de un método mucho más sencillo para realizar sus
cálculos. Bastaba suponer que la Tierra y los demás planetas giraban alrededor del Sol. |
Grabado con el sistema solar de Copérnico. De revolutionibus
orbium coelestium libri vi, 2nd ed. (1566). The Adler Planetarium and Astronomy
Museum, Chicago, Illinois |
Aunque en nuestros días se acepta la tesis copernicana, ésta ha
sido corregida. Las órbitas de los planetas no son circulares, como creía Copérnico,
sino elípticas, como mostró Kepler. Asimismo, el Sol, como los demás astros del
firmamento, también se mueve.
En El rincón de la ciencia puedes leer también el
artículo:
Sobre la
revolución copernicana. O de si las teorías científicas describen
fielmente los fenómenos o sólo los explican
|
"Y no espere nadie, en lo
que respecta a las hipótesis, algo cierto de la astronomía, pues no puede
proporcionarlo; para que no salga de esta disciplina más estúpido de lo que entró, si
toma como verdad lo imaginado para otro uso.""Sobre las revoluciones de los orbes celestes",
prefacio de A. Osiander. |
¿La aspiración de la
ciencia al elaborar sus teorías es describir fielmente la realidad o elaborar un modelo
que nos permita predecir los fenómenos?
La cuestión no está, ni mucho menos, resuelta por
los científicos, y todos, de manera consciente o no, tienen una posición al respecto.
Aquellos que optan por intentar desentrañar los secretos de la naturaleza, reciben el
nombre de realistas; por el contrario, los que se conforman con que sus teorías
"funcionen" razonablemente bien, mientras no existan otras mejores, suelen
conocerse como positivistas. Estos últimos sólo pretenden salvar las apariencias,
atenerse simplemente al dato positivo, sin entrar en más consideraciones.
Para acercarnos al debate entre estas dos
concepciones sobre lo que debe ser la ciencia, repasemos lo acontecido con la publicación
de la tesis de Copérnico y la consiguiente controversia que se originó por la reacción
de las autoridades religiosas de la época. Cuando se estudia el impresionante avance que
supuso la teoría copernicana, con demasiada frecuencia suele simplificarse lo sucedido,
reduciendo todo sin más a la difusión de la teoría heliocéntrica y a la rotunda e
inflexible oposición de la Iglesia. El "pero se mueve" pronunciado, según la
tradición, por Galileo durante el juicio en el que la Inquisición le obligó a
retractarse so pena de ser torturado, representaría muy bien esa interpretación de los
hechos. Sin embargo, aunque la famosa obra del astrónomo polaco fue incluida en el
Índice de obras prohibidas en 1616 y Galileo fue condenado, tal reducción de los hechos
tiende a ignorar una apasionante discusión sobre la validez de las teorías científicas.
Acerquémonos a los hechos...
Nicolás Copérnico fue un eclesiástico que durante
toda su vida fue fiel a la doctrina católica. Un tío suyo era obispo y se ocupó de que
su sobrino tuviera una formación adecuada, que comprendió, además de los estudios en
astronomía y medicina, la licenciatura en derecho canónico. Desde que comenzó a esbozar
la teoría heliocéntrica (1507) hasta que se publicó (1543) pasaron muchos años.
Posiblemente, influyó en esta demora el temor a una probable condena, pero no faltaron
voces de la Iglesia, como la del Cardenal de Capua, que animaron insistentemente a
Copérnico a divulgar sus teorías. Asimismo, resulta sumamente sorprendente el que una
obra que con el tiempo fue proscrita por la Iglesia, fuera dedicada por el propio
Copérnico "al santísimo señor Pablo III", obispo de Roma en aquel tiempo.
¿Una temeridad, una desfachatez de Copérnico? Ni mucho menos.
La Iglesia no tenía ningún inconveniente en
aceptar otros modelos distintos del geocéntrico para salvar las apariencias. De hecho,
como un conjunto de meras hipótesis, la teoría heliocéntrica fue utilizada para la
reforma del calendario realizada por Gregorio XIII (1582). El problema no estaba pues en
la propia teoría, sino en el carácter que se le pretendiera dar. Si se presentaba como
un conjunto de cálculos coincidentes con las observaciones, entendidos más como un
artificio matemático que como un reflejo de la realidad, la Iglesia no ponía ningún
obstáculo, más bien lo contrario, ya que el modelo copernicano presentaba mayores
ventajas que el ptolemaico, entre ellas la sencillez de los cálculos. Precisamente, ésta
fue la posición que adoptó Andreas Osiander, editor de la revolucionaria obra de
Copérnico y autor de la cita recogida al principio de este artículo. Quizá tratando de
evitar una condena de la obra, Osiander quiso presentarla como un simple supuesto, más
fácil de comprender y explicar que otros, pero que en ningún caso tenía por qué ser
cierto. La cuestión de la verdad es dejada por el editor para los filósofos, los cuales
a su juicio tampoco podrán descubrirla pues está reservada a la divinidad. Se renuncia
expresamente a conocer el verdadero movimiento de los planetas y del Sol. El hombre debe
conformarse con poder predecir lo que sucede, sin pretender con ello describir fielmente
la realidad.
Ni qué decir tiene que ésta no era la pretensión
de Copérnico. Para él, el movimiento de la Tierra alrededor del Sol era un hecho
físico, real, y no un artificio matemático. Mucho más lejos llegó Galileo que
ni siquiera quiso admitir el carácter hipotético de la teoría: simple y llanamente se
trataba de la verdad.
Hoy, muchos científicos y profesores de ciencias
tienden a exponer sus conocimientos como meros modelos explicativos, sin más
pretensiones. Renuncian expresamente, al menos eso dicen, a saber lo que sucede en
realidad. Cuanto más eficaz sea el modelo en sus predicciones, mejor es. No sabemos si
realmente los hechos acontecen como son representados, pero el modelo funciona y
eso es lo importante, al menos hasta que se encuentre otro mejor. Tal posición genera,
como no podría ser de otro modo, una actitud relativista entre los jóvenes estudiantes
de ciencias cuando no una actitud decididamente escéptica. Al fin y al cabo, lo que se
expone es una explicación posible y como tal puede ser verdadera... o falsa. Con ello, la
ciencia parecería estar invadida por la creencia: el modelo funciona, por tanto es
innecesario y discrecional el creerlo como ajustado a la realidad -verdadero- o no.
Con todo, es difícil no pensar que los científicos en su fuero
interno, y pese a lo que públicamente sostengan, no pretendan realmente desvelar las
causas ocultas de los fenómenos, explicar lo que verdaderamente sucede, elaborar no la
última teoría, sino "la teoría" que explique de manera definitiva un
determinado fenómeno natural. Ésa fue la pretensión de Copérnico y de Galileo. Quizá
también por ello, en octubre de 1992 la Iglesia Católica reconoció oficialmente su
error.
Página de la Enciclopedia Britanica sobre Copérnico: http://britannica.com/bcom/eb/article/1/0,5716,108021+1,00.html
Nicolaus Copernicus, Polish
Mikołaj Kopernik
(born February 19, 1473, Toruń,
Poland—died May 24, 1543, Frauenburg, East Prussia [now Frombork, Poland]), Polish astronomer who proposed that the planets have the
Sun as the fixed point to which their motions are to be referred; that the
Earth
is a planet which, besides orbiting the Sun annually, also turns once
daily on its own axis; and that very slow, long-term changes in the
direction of this axis account for the
precession of the equinoxes. This representation of the heavens is usually called the
heliocentric, or “Sun-centred,” system—derived from the Greek
helios, meaning
... (100 of 3,345 words)