William Shakespeare
William Shakespeare (
Stratford-upon-Avon,
Warwickshire,
Reino Unido c. 26 de abril de
1564jul. –
ibídem, 23 de abril
jul./
3 de mayo de 1616greg.)
1 fue un
dramaturgo,
poeta y
actor inglés. Conocido en ocasiones como el
Bardo de Avon (o simplemente
El Bardo), Shakespeare es considerado el escritor más importante en
lengua inglesa y uno de los más célebres de la literatura universal.
2
La
New Encyclopædia Britannica señala que "muchos lo
consideran el mayor dramaturgo de todos los tiempos. Sus piezas [...] se
representan más veces y en mayor número de naciones que las de
cualquier otro escritor".
Las obras de Shakespeare han sido traducidas a las principales
lenguas y sus piezas dramáticas continúan representándose por todo el
mundo. Además, muchas citas y aforismos de sus obras han pasado a formar
parte del uso cotidiano, tanto en el
inglés
como en otros idiomas. Con el paso del tiempo, se ha especulado mucho
sobre su vida, cuestionando su sexualidad, su afiliación religiosa, e
incluso, la
autoría de sus obras.
http://es.wikipedia.org/wiki/Shakespeare
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El autor
Biografía
Existen muy pocos hechos documentados en la vida de
William Shakespeare. Lo que sí se puede afirmar es que fue bautizado en
Stratford-upon-Avon,
Warwickshire, el
26 de abril de
1564 y que murió el 23 de abril de
1616, según el calendario juliano, poco antes de cumplir los 52 años.
Comienzos
La residencia en
Stratford,
conocida como el lugar de nacimiento de Shakespeare (aunque es
incierto). Se dice que el poeta y dramaturgo habría nacido en la
habitación con las ventanas a cuadros.
William Shakespeare (también deletreado Shakspere, Shaksper y
Shake-speare, porque la ortografía en tiempos isabelinos no era ni fija
ni absoluta
3 ) nació en Stratford-upon-Avon, en abril de
1564. Fue el tercero de los ocho hijos que tuvieron
John Shakespeare, un próspero comerciante que llegó a alcanzar una destacada posición en el municipio, y
Mary Arden, que descendía de una familia de abolengo.
Nació cuando su familia vivía en la calle Henley de Stratford; no se
conoce el día exacto, puesto que entonces sólo se hacía el acta del
bautismo, el 26 de abril en este caso, por lo que es de suponer que
nacería algunos días antes y no más de una semana, según era lo
corriente; la tradición ha venido fijando como fecha de su natalicio el
23 de abril, festividad de
San Jorge,
tal vez por analogía con el día de su muerte, otro 23 de abril, en
1616, pero esta datación no se sustenta en ningún documento.
El padre de Shakespeare, que se encontraba en la cumbre de su
prosperidad cuando nació William, cayó poco después en desgracia.
Acusado de comercio ilegal de lana, perdió su posición destacada en el
gobierno del municipio. Se ha apuntado también que tal vez tuvo que ver
en su procesamiento una posible afinidad con la
fe católica, por ambas partes de la familia.
4
William Shakespeare cursó probablemente sus primeros estudios en la
escuela primaria local, la Stratford Grammar School, en el centro de su
ciudad natal, lo que debió haberle aportado una educación intensiva en
gramática y literatura latinas.
A pesar de que la calidad de las escuelas gramaticales en el período
isabelino era bastante irregular, existen indicios en el sentido de que
la de Stratford era bastante buena. La asistencia de Shakespeare a esta
escuela es mera conjetura, basada en el hecho de que legalmente tenía
derecho a educación gratuita por ser el hijo de un alto cargo del
gobierno local. No obstante, no existe ningún documento que lo acredite,
ya que los archivos parroquiales se han perdido. En esa época estaba
dirigida por
John Cotton,
maestro de amplia formación humanística y supuestamente católico; una
Grammar School (equivalente a un estudio de gramática del XVI español o
al actual bachillerato) impartía enseñanzas desde los ocho hasta los
quince años y la educación se centraba en el aprendizaje del latín; en
los niveles superiores el uso del inglés estaba prohibido para fomentar
la soltura en la lengua latina; prevalecía el estudio de la obra de
Esopo traducida al latín, de
Ovidio y de
Virgilio, autores estos que Shakespeare conocía.
El
28 de noviembre de
1582, cuando tenía 18 años de edad, Shakespeare contrajo matrimonio con
Anne Hathaway,
de 26, originaria de Temple Grafton, localidad próxima a Stratford. Dos
vecinos de Anne, Fulk Sandalls y John Richardson, atestiguaron que no
existían impedimentos para la ceremonia. Parece que había prisa en
concertar la boda, tal vez porque Anne estaba embarazada de tres meses.
Tras su matrimonio, apenas hay huellas de William Shakespeare en los
registros históricos, hasta que hace su aparición en la escena teatral
londinense. El 26 de mayo de
1583, la hija primogénita de la pareja, Susanna, fue bautizada en
Stratford. Un hijo,
Hamnet, y otra hija, Judith, nacidos mellizos, fueron asimismo bautizados poco después, el 2 de febrero de
1585;
Hamnet murió a los once años, y solamente llegaron a la edad adulta sus
hijas. A juzgar por el testamento del dramaturgo, que se muestra algo
desdeñoso con Anne Hathaway, el matrimonio no estaba bien avenido.
Los últimos años de la década de
1580
son conocidos como los 'años perdidos' del dramaturgo, ya que no hay
evidencias que permitan conocer dónde estuvo, o por qué razón decidió
trasladarse de Stratford a Londres. Según una leyenda que actualmente
resulta poco creíble, fue sorprendido cazando ciervos en el parque de
Sir
Thomas Lucy, el juez local, y se vio obligado a huir. Según otra hipótesis, pudo haberse unido a la compañía teatral
Lord Chamberlain's Men a su paso por Stratford. Un biógrafo del
siglo XVII,
John Aubrey,
recoge el testimonio del hijo de uno de los compañeros del escritor,
según el cual Shakespeare habría pasado algún tiempo como maestro rural.
Londres y su paso por el teatro
Hacia
1592
Shakespeare se encontraba ya en Londres trabajando como dramaturgo, y
era lo suficientemente conocido como para merecer una desdeñosa
descripción de
Robert Greene,
quien lo retrata como "un grajo arribista, embellecido con nuestras
plumas, que con su corazón de tigre envuelto en piel de comediante se
cree capaz de impresionar con un verso blanco como el mejor de
vosotros",
5 y dice también que "se tiene por el único sacude-escenas del país" (en el original, Greene usa la palabra
shake-scene, aludiendo tanto a la reputación del autor como a su apellido, en un juego de
paronomasia).
En
1596,
con sólo once años de edad, murió Hamnet, único hijo varón del
escritor, quien fue enterrado en Stratford el 11 de agosto de ese mismo
año. Algunos críticos han sostenido que la muerte de su hijo pudo haber
inspirado a Shakespeare la composición de
Hamlet (hacia 1601), reescritura de una obra más antigua que, por desgracia, no ha sobrevivido.
Hacia
1598 Shakespeare había trasladado su residencia a la parroquia de St. Helen, en
Bishopsgate. Su nombre encabeza la lista de actores en la obra
Cada cual según su humor (Every Man in His Humour), de
Ben Jonson.
Pronto se convertiría en actor, escritor, y, finalmente, copropietario de la compañía teatral conocida como
Lord Chamberlain's Men, que recibía su nombre, al igual que otras de la época, de su aristocrático mecenas, el lord chambelán (
Lord Chamberlain). La compañía alcanzaría tal popularidad que, tras la muerte de Isabel I y la subida al trono de
Jacobo I Stuart, el nuevo monarca la tomaría bajo su protección, pasando a denominarse los
King's Men (Hombres del rey).
En 1604, Shakespeare hizo de casamentero para la hija de su casero.
Documentación legal de 1612, cuando el caso fue llevado a juicio,
muestra que en 1604, Shakespeare había sido arrendatario de Christopher
Mountjoy, un artesano
hugonote
del noroeste de Londres. El aprendiz de Mountjoy, Stephen Belott, tenía
intenciones de casarse con la hija de su maestro, por lo que el
dramaturgo fue elegido como intermediario para ayudar a negociar los
detalles de la dote. Gracias a los servicios de Shakespeare, se llevó a
efecto el matrimonio, pero ocho años más tarde Belott demandó a su
suegro por no hacer entrega de la totalidad de la suma acordada en
concepto de dote. El escritor fue convocado a testificar, mas no
recordaba el monto que había propuesto.
Existen varios documentos referentes a asuntos legales y
transacciones comerciales que demuestran que en su etapa londinense
Shakespeare se enriqueció lo suficiente como para comprar una propiedad
en
Blackfriars y convertirse en el propietario de la segunda casa más grande de Stratford.
Últimos años
New Place, Stratford-upon-Avon, construida en el sitio de la casa de Shakespeare.
Shakespeare se retiró a su pueblo natal en
1611,
pero se vio metido en diversos pleitos, como por ejemplo un litigio
respecto al cercado de tierras comunales que, si por un lado fomentaba
la existencia de pasto para la cría de ovejas, por otro condenaba a los
pobres arrebatándoles su única fuente de subsistencia. Como el escritor
tenía cierto interés económico en tales propiedades, para disgusto de
algunos tomó una posición neutral que sólo aseguraba su propio
beneficio. En marzo de 1613 hizo su última adquisición, no en su pueblo,
sino en Londres, comprando por 140 libras una casa con corral cerca del
teatro de Blackfriars, de cuya suma sólo pagó en el acto sesenta
libras, pues al día siguiente hipotecó la casa por el resto al vendedor.
Por cierto que Shakespeare no hizo la compra a su solo nombre, sino que
asoció los de William Johnson, John Jackson y John Hemynge, este último
uno de los actores que promovieron la edición del
First folio. El efecto legal de este procedimiento, según escribe el gran biógrafo de Shakespeare
Sidney Lee,
"era privar a su mujer, en caso de que sobreviviera, del derecho de
percibir sobre esta propiedad el dote de viuda"; pero pocos meses
después aconteció un desastre: se incendió el Teatro del Globo, y con él
todos los manuscritos del dramaturgo, junto con su comedia
Cardenio, inspirada en un episodio de
Don Quijote de La Mancha;
se sabe de esta obra porque el 9 de septiembre de 1653 el editor
Humphrey Maseley obtuvo licencia para la publicación de una obra que
describe como
Historia de Cardenio, por Fletcher y Shakespeare; el citado
Sidney Lee
dice que ningún drama de este título ha llegado hasta nuestros días y
que probablemente haya que identificarlo con la pérdida comedia llamada
Cardenno o
Cardenna,
que fue representada dos veces ante la Corte por la compañía de
Shakespeare, la primera en febrero de 1613, con ocasión de las fiestas
por el matrimonio de la princesa Isabel, y la segunda en 8 de junio,
ante el embajador del Duque de Saboya, esto es, pocos días antes de
incendiarse el teatro de El Globo.
En las últimas semanas de la vida de Shakespeare, el hombre que iba a
casarse con su hija Judith — un tabernero de nombre Thomas Quiney — fue
acusado de promiscuidad ante el tribunal eclesiástico local. Una mujer
llamada Margaret Wheeler había dado a luz a un niño, y afirmó que Quiney
era el padre. Tanto la mujer como su hijo murieron al poco tiempo. Esto
afectó, no obstante, a la reputación del futuro yerno del escritor, y
Shakespeare revisó su testamento para salvaguardar la herencia de su
hija de los problemas legales que Quiney pudiese tener.
Shakespeare falleció el 23 de abril de 1616. Estuvo casado con Anne
hasta su muerte, y le sobrevivieron dos hijas, Susannah y Judith. La
primera se casó con el doctor John Hall. Sin embargo, ni los hijos de
Susannah ni los de Judith tuvieron descendencia, por lo que no existe en
la actualidad ningún descendiente vivo del escritor. Se rumoreó, sin
embargo, que Shakespeare era el verdadero padre de su ahijado,
William Davenant.
Siempre se ha tendido a asociar la muerte de Shakespeare con la
bebida, —murió, según los comentarios más difundidos, como resultado de
una fuerte fiebre, producto de su estado de embriaguez—. Al parecer, el
dramaturgo se habría reunido con
Ben Jonson y
Michael Drayton
para festejar con sus colegas algunas nuevas ideas literarias.
Investigaciones recientes llevadas a cabo por científicos alemanes
6 afirman que es muy probable que el escritor inglés padeciera de
cáncer.
Los restos de Shakespeare fueron sepultados en el presbiterio de la
iglesia de la Santísima Trinidad (Holy Trinity Church) de Stratford. El
honor de ser enterrado en el presbiterio, cerca del altar mayor de la
iglesia, no se debió a su prestigio como dramaturgo, sino a la compra de
un
diezmo
de la iglesia por 440 libras (una suma considerable en la época). El
monumento funerario de Shakespeare, erigido por su familia sobre la
pared cercana a su tumba, lo muestra en actitud de escribir, y cada año,
en la conmemoración de su nacimiento, se le coloca en la mano una nueva
pluma de ave.
Monumento funerario de Shakespeare, en la Holy Trinity Church de Stratford.
Era costumbre en esa época, cuando había necesidad de espacio para
nuevas sepulturas, vaciar las antiguas, y trasladar sus contenidos a un
osario cercano. Tal vez temiendo que sus restos pudieran ser exhumados,
según la
Enciclopedia Británica, el propio Shakespeare habría compuesto el siguiente
epitafio para su lápida:
-
- Buen amigo, por Jesús, abstente
- de cavar el polvo aquí encerrado.
- Bendito sea el hombre que respete estas piedras,
- y maldito el que remueva mis huesos.7
Una leyenda afirma que las obras inéditas de Shakespeare yacen con él
en su tumba. Nadie se ha atrevido a comprobar la veracidad de la
leyenda, tal vez por miedo a la maldición del citado epitafio.
Se desconoce cuál entre todos los retratos que existen de Shakespeare
es el más fiel a la imagen del escritor, ya que muchos de ellos son
falsos y pintados
a posteriori a partir del grabado del
First folio. El llamado "
retrato Chandos", que data de entre
1600 y
1610,
en la National Portrait Gallery (en Londres), se considera el más
acertado. En él aparece el autor a los cuarenta años, aproximadamente,
con barba y un aro dorado en la oreja izquierda.
8
El debate sobre Shakespeare
Resulta curioso que todo el conocimiento que ha llegado a la posteridad sobre uno de los autores del canon occidental
9
no sea más que un constructo formado con las más diversas
especulaciones. Se ha discutido incluso si Shakespeare es el verdadero
autor de sus obras, atribuidas por algunos a
Francis Bacon, a
Christopher Marlowe
(quien, como espía, habría fingido su propia muerte) o a varios
ingenios; la realidad es que todas esas imaginaciones derivan del simple
hecho de que los datos de que se dispone sobre el autor son muy pocos y
contrastan con la desmesura de su obra genial, que fecunda y da pábulo a
las más retorcidas interpretaciones.
[editar] El problema de la autoría
Casi ciento cincuenta años después de la muerte de Shakespeare en
1616,
comenzaron a surgir dudas sobre la verdadera autoría de las obras a él
atribuidas. Los críticos se dividieron en "stratfordianos" (partidarios
de la tesis de que el William Shakespeare nacido y fallecido en
Stratford fue el verdadero autor de las obras que se le atribuyen) y
"anti-stratfordianos" (defensores de la atribución de estas obras a otro
autor). La segunda posición es en la actualidad muy minoritaria.
Los documentos históricos demuestran que entre
1590 y
1620
se publicaron varias obras teatrales y poemas atribuidos al autor
'William Shakespeare', y que la compañía que representaba estas piezas
teatrales, Lord Chamberlain's Men (luego King's Men), tenía entre sus
componentes a un actor con este nombre. Se puede identificar a este
actor con el William Shakespeare del que hay constancia que vivió y
murió en Stratford, ya que este último hace en su testamento ciertos
dones a miembros de la compañía teatral londinense.
Los llamados "stratfordianos" opinan que este actor es también el
autor de las obras atribuidas a Shakespeare, apoyándose en el hecho de
que tienen el mismo nombre, y en los poemas encomiásticos incluidos en
la edición de 1623 del First Folio, en los que hay referencias al "Cisne
de Avon" y a su "monumento de Stratford". Esto último hace referencia a
su monumento funerario en la iglesia de la Santísima Trinidad, en
Stratford, en el que, por cierto, aparece retratado como escritor, y del
que existen descripciones hechas por visitantes de la localidad desde,
al menos, la década de 1630. Según este punto de vista, las obras de
Shakespeare fueron escritas por el mismo William Shakespeare de
Stratford, quien dejó su ciudad natal y triunfó como actor y dramaturgo
en Londres.
Los llamados "anti-stratfordianos" discrepan de lo anteriormente
expresado. Según ellos, el Shakespeare de Stratford no sería más que un
hombre de paja que encubriría la verdadera autoría de otro dramaturgo
que habría preferido mantener en secreto su identidad. Esta teoría tiene
diferentes bases: supuestas ambigüedades y lagunas en la documentación
histórica acerca de Shakespeare; el convencimiento de que las obras
requerirían un nivel cultural más elevado del que se cree que tenía
Shakespeare; supuestos mensajes en clave ocultos en las obras; y
paralelos entre personajes de las obras de Shakespeare y la vida de
algunos dramaturgos.
Durante el
siglo XIX, el candidato alternativo más popular fue Sir
Francis Bacon.
Muchos "anti-stratfordianos" del momento, sin embargo, se mostraron
escépticos hacia esta hipótesis, aun cuando fueron incapaces de proponer
otra alternativa. El poeta estadounidense
Walt Whitman dio fe de este escepticismo cuando le dijo a Horace Traubel, "Estoy con vosotros, compañeros, cuando decís “no” a Shaksper (
sic): es a lo que puedo llegar. Respecto a Bacon, bueno, veremos, veremos.".
10 Desde los
años 80, el candidato más popular ha sido
Edward de Vere, decimoséptimo conde de Oxford, propuesto por John Thomas Looney en
1920, y por
Charlton Ogburn en
1984. El poeta y dramaturgo
Christopher Marlowe
se ha barajado también como alternativa, aunque su temprana muerte lo
relega a un segundo plano. Otros muchos candidatos han sido propuestos,
si bien no han conseguido demasiados seguidores.
La posición más extendida en medios académicos es que el William
Shakespeare de Stratford fue el autor de las obras que llevan su nombre.
Sin embargo, recientemente el rumor sobre la autoría de Shakespeare se ha acrecentado tras las declaraciones de los actores
Derek Jacobi y
Mark Rylance. Ambos han divulgado la denominada "
Declaración de Duda Razonable" sobre la identidad del famoso dramaturgo. La declaración cuestiona que William Shakespeare, un
plebeyo del siglo XVI criado en un hogar analfabeto de
Stratford-upon-Avon,
escribiera las geniales obras que llevan su nombre. El comunicado
argumenta que un hombre que apenas sabía leer y escribir no pudo poseer
los rigurosos conocimientos legales, históricos y matemáticos que
salpican las tragedias, comedias y sonetos atribuidos a Shakespeare.
A lo largo del tiempo han existido teorías que subrayan que William
Shakespeare era tan sólo un "alias" tras los que podían esconderse otros
ilustres nombres como
Christopher Marlowe (
1564-
1593), el filósofo y hombre de letras
Francis Bacon (
1561-
1626) o
Edward de Vere (
1550-
1604),
decimoséptimo conde de Oxford. Jacobi asegura inclinarse por Edward de
Vere, que frecuentó la vida cortesana en el reinado de
Isabel I (
1533-
1603),
y lo califica como su "candidato" preferido, dadas las supuestas
similitudes entre la biografía del conde y numerosos hechos relatados en
los libros de Shakespeare.
11
¿Cuál es una de las razones principales por la que se cuestionó la autoría de Shakespeare? The
World Book Encyclopedia señala “la negativa a creer que un actor de
Stratford on Avon
hubiese podido escribir tales obras. Su origen rural no cuadraba con la
imagen que tenían del genial autor”. La citada enciclopedia añade que
la mayoría de los supuestos escritores “pertenecían a la
nobleza
o a otro estamento privilegiado”. Así pues, muchos de los que ponían en
tela de juicio la paternidad literaria de Shakespeare creen que “solo
pudo haber escrito las obras un autor instruido, refinado y de clase
alta”. Con todo, muchos especialistas creen que Shakespeare sí las
escribió.
Felicidad matrimonial
Se ha opinado mucho sobre la vida personal del autor y sobre su presunta
homosexualidad,
12 especulación que encuentra su base principal en una originalísima colección de
sonetos
que fue publicada, al parecer, sin su consentimiento. También se ha
sospechado la existencia de alguna o algún amante que hiciera
desgraciado su matrimonio, ya que la que fue su mujer y madre de sus
tres hijos era bastante mayor que él y se encontraba embarazada antes de
la boda. Esta sospecha se asienta en una famosa cita de su testamento:
"Le dejo mi segunda mejor cama", pasaje que ha suscitado las más
dispares interpretaciones y no pocas especulaciones. La más general
tiene que ver con que la relación de la pareja no era del todo
satisfactoria. Pero otra apunta en sentido contrario, ya que el
dramaturgo le habría dedicado un hermoso soneto a su señora esposa
titulado
The World's Wife ("La Esposa del Mundo").
Se ha seguido muy de cerca, además, la crueldad de Shakespeare con respecto a la figura femenina en sus
sonetos
y, en consecuencia, de la ingenuidad del hombre que cae atrapado en sus
redes. Los temas de la promiscuidad, lo carnal y la falsedad de la
mujer —descrita y criticada humorísticamente por el dramaturgo— son
pruebas suficientes para los que parten de la base de que tendría cierta
predilección por los hombres y un repudio hacia la coquetería de las
damas, en todo caso, siempre mencionadas en alusión a su superficialidad
e intereses materialistas.
Véase parte del siguiente fragmento de su soneto 144:
-
- Dos amores tengo yo de disfrute y desesperación
- los cuales como dos espíritus aún me sugieren que
- el mejor ángel es un hombre blanco y derecho, y
- el peor espectro, una mujer de color enfermizo.
-
- Para ganarme pronto al infierno, mi mal femenino
- se llevó al mejor ángel de mi lado,
- y corrumpiría a mi santo para ser un demonio,
- arruinando su pureza con su fétido orgullo (...)
Se puede apreciar claramente la dura crítica shakesperiana hacia el
papel de una mujer que, a primera vista, parece interponerse entre el
romance del dramaturgo y su mecenas. Quienes desmienten este supuesto,
lo hacen objetando que la voz poética del soneto no tiene porqué
coincidir con la personalidad del autor.
Lo cierto es que Shakespeare
parodia su perspectiva, como vemos en la cita:
-
- Los ojos de mi señora no son nada como el sol,
- el coral es por lejos más rojo que sus rojos labios;
- si la nieve es blanca, ¿por qué entonces sus pechos son oscuros?
- Si el cabello fuera alambre, negros alambres crecerían de su cabeza (...)
Toda esta problemática se enturbia si nos detenemos por un instante a
analizar algunos de sus más afamados pasajes teatrales. En una de sus
comedias, titulada
Como gustéis,
Shakespeare pone de manifiesto la corrupción del mundo masculino y la
capacidad de una mujer –Rosalinda – para restaurar el orden inicial y
llegar a la paz. Sin embargo, a pesar de que la heroína de la trama es
una figura femenina, ésta se arma de valor y es capaz de grandes hazañas
recién cuando asume el papel de un hombre, Ganímedes —personaje de la
mitología, amante masculino de Júpiter—.
Adentrándonos en la tragedia, el caso del
Rey Lear
es también muy representativo. Aquí el autor destaca la ceguedad de los
hombres, sobre todo de Lear, que destierra a su hija Cordelia por ser
la única de las tres hermanas en expresar su honestidad. Estudios
feministas apuntarían a que Shakespeare atacaba a su sociedad
contemporánea, y que utilizaría nombres y lugares ficticios para huir de
persecuciones de la corte. Defiende a la mujer y le hace ver a los
hombres que el silenciarla terminaría en catástrofe, como así sucede en
el desenlace de
Lear. Otras opiniones sobre la obra expresan que
la mujer no podía acceder al trono, según el dramaturgo, porque esto
implicaría caos y controversias. Cuando el rey Lear adjudica el poder a
sus dos hijas mayores, Goneril y Regan, éstas cambian su conducta
bruscamente para con su padre y lo someten a una agobiante tortura que
irá consumiendo su vida poco a poco. El gobierno se deteriora y el
séquito real se desmorona hasta que un hombre reasume el mando.
Religión
En
1559, cinco años antes del nacimiento de Shakespeare, durante el reinado de
Isabel I, la Iglesia de Inglaterra se separó definitivamente, tras un período de incertidumbre, de la
Iglesia Católica.
Por esa razón, los católicos ingleses fueron presionados para
convertirse al anglicanismo, y se establecieron leyes para perseguir a
los que rehusaban convertirse. Algunos historiadores sostienen que
durante la época de Shakespeare existió una oposición importante y muy
extendida a la imposición de la nueva fe.
13
Algunos críticos, apoyándose en evidencias tanto históricas como
literarias, han argumentado que Shakespeare era uno de estos opositores,
si bien no han conseguido demostrarlo fehacientemente. Lo cierto es que
Shakespeare se encontró más cómodo bajo el reinado del supersticioso y
filocatólico
Jacobo I que bajo el de
Isabel I.
Hay indicios de que algunos miembros de la familia del dramaturgo
fueron católicos. El más importante es un folleto firmado por John
Shakespeare, padre del poeta, en el que, supuestamente, éste hacía
profesión de fe de su secreto catolicismo. El texto, hallado en el
interior de una de las vigas de la casa natal de Shakespeare en el
siglo XVIII,
fue analizado por un destacado estudioso, Edmond Malone. Sin embargo,
se ha perdido, por lo que no puede demostrarse su autenticidad. John
Shakespeare figuraba también entre los que no asistían a los servicios
eclesiásticos, pero supuestamente esto fue "por temor a ser procesado
por deudas", según los comisionados, y no por no aceptar la religión
anglicana.
14
La madre de Shakespeare, Mary Arden, pertenecía a una conocida familia católica de
Warwickshire.
15 En
1606,
su hija Susannah fue una de las pocas mujeres residentes en Stratford
que rehusaron tomar la comunión, lo que podría sugerir ciertas simpatías
por el catolicismo.
16
El archidiácono Richard Davies, un clérigo anglicano del siglo XVIII,
escribió supuestamente de Shakespeare: "Murió como un papista".
17
Además, cuatro de cada seis maestros de la escuela de Stratford a la
que se cree que asistió el escritor durante su juventud, eran
simpatizantes católicos,
18 y Simon Hunt, probablemente uno de los profesores de Shakespeare, terminó haciéndose
jesuita.
19
Aunque ninguna de estas teorías prueba de modo fehaciente que
Shakespeare fuese católico, la historiadora Clare Asquith es de la
opinión de que las simpatías de Shakespeare por el catolicismo son
perceptibles en su escritura.
20
Según Asquith, Shakespeare utiliza términos positivos, como "alto"
("high"), "luminoso" ("light") o "justo" ("fair"), para aludir a
personajes católicos; y términos negativos -"bajo" ("low"), "oscuro"
("dark")- para los protestantes.
La cultura de Shakespeare
Aunque es mucho lo que se desconoce sobre la educación de
Shakespeare, lo cierto es que el artista no accedió a una formación
universitaria y su amigo
Ben Jonson,
que sí la tenía, lamentó en alguna ocasión "su escaso latín y aun menos
griego", lo que no fue óbice para que le llamara además "dulce cisne
del Avon" y añadiera que "no es de un siglo, sino de todos los tiempos".
En cierta manera, su escasa instrucción fue una ventaja, ya que su
cultura no se moldeó sobre el patrón común de su tiempo; como
autodidacta, William Shakespeare, según señaló un experto conocedor y
traductor de su obra completa,
Luis Astrana Marín,
tuvo acceso a fuentes literarias sumamente raras gracias a la amistad
que sostuvo con un librero. Los análisis de sus escritos revelan que fue
un lector voraz; algunos de ellos son auténticos centones de textos
extraídos de las fuentes más diversas; una especial importancia tuvieron
para él como fuente los historiadores ingleses, en especial las
Chronicles of England, Scotland and Ireland (1577) de
Raphael Holinshed, las
Vidas paralelas de
Plutarco en la retraducción desde la versión francesa de
Jacques Amyot realizada por su amigo
Thomas North (1573) y los
Ensayos de
Montaigne, así como
novellieri (de
Mateo Bandello proviene la historia de
Como gustéis y la de
Romeo y Julieta, que también inspiró
Castelvines y Monteses de
Lope de Vega) y
misceláneas de todo tipo, algunas de ellas españolas, como las
Noches de invierno de
Antonio de Eslava o la
Silva de varia lección de
Pero Mexía. También estaba versado en
mitología y
retórica,
si bien su estilo unas veces rehúye conscientemente las rígidas y
mecánicas simetrías de esta última y otras se muestra demasiado jugador
del vocablo, como correspondía entonces a la moda
conceptista del
Eufuismo, difundido por
John Lyly y a su vez procedente del estilo de
Antonio de Guevara, si bien Shakespeare se pronunció contra los excesos de ese estilo.
No destacó en absoluto por su historial académico; de hecho, sus
estudios no alcanzaban a las exigencias de su tiempo; su talento
estribaba en su capacidad de hacer algo radicalmente nuevo con lo viejo,
a lo que insuflaba nueva vida. En vez de inventar o apelar a la
originalidad, tomaba historias preexistentes, como la de Hamlet, y le
otorgaba aquello que le faltaba para la eminencia. Sin embargo, algunas
de sus obras se instalan deliberadamente al margen de toda tradición,
como los
Sonetos, donde se invierten todos los cánones del
petrarquismo, elaborando un
cancionero
destinado a un hombre y donde se exige, ni más ni menos, el abandono
del narcisismo del momento (?) para engendrar la trascendencia de la
eternidad por el amor (?), lo que puede parecer bastante abstracto, pero
es que son así de abstractos y enigmáticos estos poemas, cada uno de
los cuales encierra siempre un movimiento dramático, una invocación a la
acción (?).
Su obra
Antecedentes: el teatro isabelino
Interior de la reconstrucción moderna del teatro The Globe (el original fue destruido por un incendio en 1613).
Cuando Shakespeare se inició en la actividad teatral, ésta se
encontraba sufriendo los cambios propios de una época de transición. En
sus orígenes, el teatro en Inglaterra era un espectáculo de tipo
popular, asociado a otras diversiones extendidas en la época como el
bear baiting
(pelea de un oso encadenado contra perros rabiosos). Sus raíces se
encuentran en la etapa tardomedieval, en una triple tradición dramática:
los "milagros " o "misterios" (
mystery plays), de temática religiosa y destinados a solemnizar las festividades de los diferentes
gremios; las "obras morales" (
morality plays),
de carácter alegórico y representadas ya por actores profesionales: y
los "interludios" cortesanos, piezas destinadas al entretenimiento de la
nobleza.
Los nobles más destacados patrocinaban grupos de actores que llevaban
sus nombres. Así surgieron, en la época isabelina, compañías como
The Hundson Men (luego
Lord Chamberlain's Men),
The Admiral's Men, y
The Queen's Men,
entre las más relevantes. En ciertas ocasiones, estas compañías
teatrales realizaban sus representaciones en el palacio de sus
protectores aristocráticos.
The King's Men, por ejemplo, después del apadrinamiento de la compañía por el rey Jacobo I, actuaban en la corte una vez al mes.
21 Contar con el respaldo de un mecenas era fundamental para asegurar el éxito de la obra en el futuro.
Las obras se representaban al principio en los patios interiores de
las posadas. Todavía en época de Shakespeare algunos de estos lugares
continuaban acogiendo representaciones teatrales. Sin embargo, no
resultaban muy adecuados para las representaciones, ya que a veces la
actividad de la posada llegaba a dificultar las representaciones. Además
contaban con la oposición de las autoridades, preocupados por los
desórdenes y reyertas que allí se originaban, así como por las "malvadas
prácticas de incontinencia" que allí tenían lugar. Estaba también en
contra el factor de la higiene: la peste era muy frecuente y las
reuniones multitudinarias no fomentaban precisamente la salud.
Por esos motivos fue surgiendo paulatinamente una legislación que
regulaba la actividad teatral, y se fue haciendo más difícil conseguir
licencias para realizar representaciones en las posadas. Esto propició
la construcción de teatros fijos, más salubres, en las afueras de la
ciudad, y la consolidación y profesionalización de la carrera de actor.
El primer teatro, denominado simplemente
The Theatre, se construyó en 1576. Más adelante se construyeron otros:
The Curtain,
The Rose,
The Swan y
The Globe.
Este último, construido en 1599 y ubicado, como el resto, fuera de la
ciudad, para evitar problemas con el Ayuntamiento de Londres, era el más
famoso de todos, y fue el preferido de la compañía de la que formó
parte William Shakespeare.
Todos estos teatros fueron construidos siguiendo el modelo de los
patios de las posadas. Ninguno se conserva en su estado primitivo, pero
existe la posibilidad de conocer con cierta aproximación su forma,
gracias a algunas referencias de la época. Eran recintos de forma
hexagonal u
octogonal (hay excepciones) con un
escenario
medianamente cubierto que se internaba un poco hacia el centro de un
arenal al aire libre circundado por dos o tres pisos de galerías. La
plataforma constaba de dos niveles, uno a poco más de un metro respecto a
la arena, techado y sujeto por columnas, y otro un poco más alto con un
tejado en el que se ocultaba el aparato necesario para manejar la
tramoya y maniobrar la puesta en escena. Podía llevar una bandera e incluso simular una torre.
Estos teatros tenían un aforo muy respetable. Se ha calculado, por
ejemplo, que The Globe podía acoger a alrededor de 2.000 espectadores.
22
En un principio, la condición social de los cómicos, en especial de
la de los más humildes, no se distinguía fácilmente de la de un
vagabundo o un mendigo. Con el tiempo, sin embargo, gracias a la
apertura de los nuevos teatros, los actores de época isabelina fueron
alcanzando mayor consideración social.
La rudimentaria escenografía hacía al intérprete cargar con la
responsabilidad mayor de la obra, por lo cual su técnica tendía a la
sobreinterpretación en lenguaje, gesticulación y llamativa vestimenta.
Como las mujeres tenían prohibido subir al escenario, los papeles
femeninos se encomendaban a niños o adolescentes, lo cual se prestaba al
juego cómico de la ambigüedad erótica. La palabra era muy importante, y
el hecho de que el escenario se adelantara algo en el patio acotaba ese
lugar para frecuentes monólogos. La ausencia de fondos pintados hacía
frecuente que el actor invocase la imaginación del público y el escritor
recurriera a la
hipotiposis.
El público era abigarrado y heterogéneo, y en consecuencia se mezclaban
desde las alusiones groseras y los chistes procaces y chocarreros a la
más culta y refinada galantería amorosa y la más retorcida pedantería
eufuista.
La audiencia acudía al teatro pagando un precio variable según la
comodidad del puesto ofrecido. La entrada más barata exigía estar a pie y
expuesto a los cambios meteorológicos; las menos asequibles favorecían a
la nobleza y a la gente pudiente, que podía tomar asiento a cubierto y a
salvo del sol.
El oficio de autor dramático no estaba bien remunerado y todos los
derechos sobre las obras pasaban a poder de las empresas que las
representaban; por ello las obras sufrían con frecuencia múltiples
refundiciones y adaptaciones por parte de varias plumas, no siempre
diestras ni respetuosas, por no hablar de los cortes que sufrían a
merced del capricho de los actores. El nombre del autor sólo se
mencionaba (y frecuentemente con inexactitud) dos o tres años más tarde.
Los escritores no disfrutaban, pues, del fruto de su trabajo, a menos
que poseyeran acciones en la compañía, como era el caso de Shakespeare y
otros dramaturgos que trabajaban conjuntamente y se repartían las
ganancias.
Una de las características más importantes del teatro isabelino, y
del de Shakespeare en particular, es la multitud de niveles en las que
giran sus tramas. Lo trágico, lo cómico, lo poético, lo terreno y lo
sobrenatural, lo real y lo fantástico se entremezclan en mayor o menor
medida en estas obras. Las transiciones entre lo melancólico y lo activo
son rápidas y, frecuentemente, se manifiestan a través de duelos y
peleas en escena que debían de constituir una animada coreografía muy
del gusto de la época.
El
bufón (en inglés,
fool) es un personaje importante para la obra shakespeariana, ya que le da
libertad de expresión
y soltura. Se reconocía en él una insuficiencia mental o carencia
física que le permitía decir cosas u opinar sobre cuestiones polémicas
que habrían sido prohibidas en boca de personajes de mayor fuste. Sin
duda esta estratagema era ideal para el autor inglés, puesto que
cualquier crítica a la realeza podría ser justificada adjudicándosela a
un personaje que no piensa como la generalidad de las otras personas
dadas las insuficiencias que padece.
El teatro de Shakespeare
El First folio
Ante la falta de manuscritos hológrafos y de fechas precisas de
composición, se hace muy difícil el establecer una cronología
bibliográfica shakespeariana. El
First Folio, que reagrupa la mayor parte de su producción literaria, fue publicado por dos actores de su compañía,
John Heminges y
Henry Condell, en
1623,
ocho años después de la muerte del autor. Este libro dividía su
producción dramática en Historias, Comedias y Tragedias, y de él se
hicieron 750 copias, de las que han llegado a nuestros días la tercera
parte, en su mayoría incompletas. Gracias a esta obra se conservó la
mitad de la obra dramática del autor, que no había sido impresa, pues
Shakespeare no se preocupó en pasar a la historia como autor dramático.
El
First Folio recoge exclusivamente obras dramáticas (no se encuentra en la edición ninguno de sus poemas líricos), en número de 36: 11
tragedias, 15
comedias y 10 obras históricas. No incluye algunas obras tradicionalmente atribuidas a Shakespeare, como las comedias
Pericles y
Los dos nobles parientes, ni la obra histórica
Eduardo III. Mientras que en el caso de
Pericles,
parece bastante segura la participación de Shakespeare, no ocurre lo
mismo con las otras dos obras, por lo que el número de títulos incluidos
en el canon shakesperiano oscila, según las versiones, entre las 37 y
las 39.
Tragedias
Al igual que muchas tragedias occidentales, la de Shakespeare suele
describir a un protagonista que cae desde el páramo de la gracia y
termina muriendo, junto a una ajustada proporción del resto del cuerpo
protagónico. Se ha sugerido que el giro que el dramaturgo hace del
género, es el polo opuesto al de la comedia; ejemplifica el sentido de
que los seres humanos son inevitablemente desdichados a causa de sus
propios errores o, incluso, el ejercicio irónicamente trágico de sus
virtudes, o a través de la naturaleza del destino, o de la condición del
hombre para sufrir, caer, y morir..." En otras palabras, es una
representación con un final necesariamente infeliz.
Shakespeare compuso tragedias desde el mismo inicio de su trayectoria: una de las más tempranas fue la tragedia romana de
Tito Andrónico, siguiendo unos años después
Romeo y Julieta. Sin embargo, las más aclamadas fueron escritas en un período de siete años entre 1601 y 1608:
Hamlet,
Otelo,
El rey Lear,
Macbeth (las cuatro principales), y
Antonio y Cleopatra, junto a las menos conocidas
Timón de Atenas y
Troilo y Crésida.
Muchos han destacado en estas obras al concepto
aristotélico
de la tragedia: que el protagonista debe ser un personaje admirable
pero imperfecto, con un público capacitado para comprender y simpatizar
con él. Ciertamente, cada uno de los personajes trágicos de Shakespeare
es capaz de ejercer el bien y el mal. La representación siempre insiste
en el concepto del
libre albedrío;
el (anti) héroe puede degradarse o retroceder y redimirse por sus
actos. El autor, en cambio, los termina conduciendo a su inevitable
perdición.
A continuación se listan las tragedias completas de Shakespeare, ordenadas según la fecha aproximada de su composición:
Comedias
Entre las características esenciales de la
comedia shakespeariana encontramos la
vis
cómica, la dialéctica de un lenguaje lleno de juegos de palabras, el
contraste entre caracteres opuestos por clase social, sexo, género o
poder (un ejemplo representativo sería
La fierecilla domada, también traducida a veces como
La doma de la bravía);
las alusiones y connotaciones eróticas, los disfraces y la tendencia a
la dispersión caótica y la confusión hasta que el argumento de la
historia desemboca en la recuperación de lo perdido y la correspondiente
restauración en el marco de lo natural. El panorama de la comedia
supone además la exploración de una sociedad donde todos sus integrantes
son estudiados por igual de forma muy distinta a como es vista la
sociedad en sus obras históricas, montadas sobre la persecución
maquiavélica
del poder ("una escalera de arena", a causa de su vaciedad de
contenido) y el trastorno del orden cósmico divino que el rey representa
en la tierra. Como galería de tipos sociales la comedia es, pues, un
espacio más amplio en Shakespeare que el trágico y el histórico y
refleja mejor la sociedad de su tiempo, si bien también resalta en este
campo el talento del autor para crear personajes especialmente
individualizados, como el bufón y arquetipo de lo sanchopancesco llamado
Falstaff.
Si bien el tono de la trama es con frecuencia burlesco, otras veces
se encuentra latente un inquietante elemento trágico, como en
El mercader de Venecia.
Cuando trata temas que pueden desencadenar un trágico desenlace,
Shakespeare trata de enseñar, a su modo habitual, sin tomar partido,
proponer remedios ni moralizar o predicar en absoluto, los riesgos del
vicio, la maldad y la irracionalidad del ser humano, sin necesidad de
caer en la destrucción que aparece en sus tragedias y deja a la
Naturaleza el orden restaurador y reparador.
Los finales de las comedias son, por lo general, festivos y placenteros. Debe tenerse en cuenta que el lenguaje vulgar y de
doble sentido,
así como la magnitud de diversos puntos de vista, los cambios de suerte
y el trastorno de las identidades, aportan un ingrediente infaltable
que suele estar acompañado de sorprendentes coincidencias. La parodia
del sexo, el papel del disfraz y el poder mágico de la naturaleza para
reparar los daños y heridas ocasionados por una sociedad corrupta y
sedienta de codicia son elementos trascendentes en la comedia
shakespeariana.
El hombre cambia totalmente su forma de pensar y de actuar al
refugiarse en lo salvaje y huir de la civilización, prestándose al juego
de oposiciones. Cabe destacar, por último, que la esfera social que
Shakespeare utiliza en sus obras es quizás algo más reducida que la que
encontramos en la mayor parte de las comedias.
Tal como se ha dicho antes, el
bufón —que era un personaje muy popular en la corte de la época— es el elemento inquebrantable sobre el cual el
dramaturgo
se siente más libre de expresar lo que piensa, teniendo en cuenta que
las opiniones de una persona con estas características nunca eran
consideradas como válidas —excusa perfecta para explayarse.
Se estima que la fecha de composición de las comedias de Shakespeare ha de girar en torno a los años
1590 y
1612, como punto de partida y culminación de su labor como escritor. La primera y menos elaborada fue
Los dos hidalgos de Verona, seguida de
El mercader de Venecia,
Mucho ruido y pocas nueces,
Como gustéis,
Cuento de invierno,
La tempestad, y otras tantas que se enumeran a continuación:
Es importante dejar en claro que
La tempestad,
Cuento de invierno,
Cimbelino y
Pericles son consideradas por muchos fantasías poéticas (en inglés se emplea el término
romance), dado que poseen características que las diferencian del resto de las comedias.
Obras históricas
En el
First Folio se clasifican como "obras históricas" (en inglés,
histories)
exclusivamente las relacionadas con la historia, relativamente
reciente, de Inglaterra. Otras obras de tema histórico, como las
ambientadas en la
antigua Roma, o incluso
Macbeth, protagonizada por un
auténtico rey de Escocia, no se clasifican en este apartado. Son once en total (o diez, si se excluye
Eduardo III,
modernamente considerada apócrifa). La fuente utilizada por el
dramaturgo para la composición de estas obras es bien conocida: se trata
de las
Crónicas de
Raphael Holinshed.
A continuación se ofrece una lista de estas obras ordenadas según la fecha aproximada de su composición
23
- Eduardo III (The Reign of King Edward III; compuesta entre 1590 y 1594; publicada (anónimamente) en 1596).
- Enrique VI
- Primera parte (The First Part of King Henry the Sixth; compuesta hacia 1594. Su primera edición conocida es la del First Folio.)
- Segunda parte (The Second Part of King Henry the Sixth; compuesta hacia 1594. Su primera edición conocida es la del First Folio.)
- Tercera parte (The Third Part of King Henry the Sixth; compuesta hacia 1594. Su primera edición conocida es la del First Folio.)
- Ricardo III (The Tragedy of King Richard the Third; compuesta hacia 1594; publicada en 1597).
- Ricardo II (The Tragedy of King Richard the Second; compuesta hacia 1595; publicada en 1597).
- Enrique IV
- Primera parte (Henry IV, Part 1; compuesta hacia 1596; publicada en 1597 ó 1598)
- Segunda parte (Henry IV, Part 2; compuesta hacia 1597; publicada en 1600)
- Enrique V (Henry V; compuesta hacia 1597-1599; la primera edición conocida es la del First Folio).
- El rey Juan (The Life and Death of King John; compuesta probablemente hacia 1597, ya que hay datos de su representación en 1598. Su primera edición conocida es la del First Folio).
- Enrique VIII (The Famous History of the Life of King Henry the Eighth; compuesta en 1613; la primera edición conocida es la del First Folio).
Existen serias dudas sobre la autoría de la primera de la lista,
Eduardo III. De la última,
Enrique VIII, se cree que fue escrita en colaboración con
John Fletcher, quien sustituyó a Shakespeare como principal dramaturgo de la compañía
King's Men.
Ocho de estas obras están agrupadas en dos
tetralogías
cuyo orden de escritura no coincide con el orden cronológico de los
acontecimientos históricos reflejados. La primera de estas tetralogías
está formada por las tres dedicadas al reinado de
Enrique VI (1422-1461), junto con la consagrada al ambicioso y terrible
Ricardo III (que reinó en el período 1483-1485). Todas ellas fueron compuestas con toda probabilidad entre 1590 y 1594.
La segunda tetralogía, formada por
Ricardo II, las dos partes de
Enrique IV y
Enrique V, retrocede en el tiempo. Se centra en los reinados de
Ricardo II (1377-1399),
Enrique IV (1399-1413) y
Enrique V (1413-1422). Todas estas obras fueron compuestas en el período 1594-1597.
Habida cuenta de que gran parte del público era analfabeto, estas
obras representaban una buena forma de comunicar la historia y fomentar,
consecuentemente, el patriotismo y el amor por la cultura inglesa, así
como de inculcar un sentimiento de rechazo hacia las guerras civiles.
Además de brindar entretenimiento, las obras históricas reafirmaban y
justificaban el poder de la
monarquía ante quienes pudieran poner en cuestión su legitimidad. En el teatro de Shakespeare, el rey, como en la obra dramática de
Lope de Vega,
es el representante del orden cósmico en la tierra. Esto es lo que más
tarde analizarían académicos de la talla de Greenblatt, centrándose en
el discurso imperante y en la capacidad del
teatro isabelino para asentar la autoridad real, mantener el orden y desalentar la subversión.
Dada la dependencia de las compañías teatrales con respecto de sus patrocinadores aristocráticos (y, en el caso de
The King's Men,
de la autoridad real), es lógico que se escribieran y representaran
obras protagonizadas por personajes histórico pertenecientes a la
nobleza y relevantes en la
historia de Inglaterra. Es el caso de Enrique V, vencedor en la
batalla de Agincourt de las tropas de
Francia,
la sempiterna rival de Inglaterra. Retomando hechos históricos
destacados, obviando derrotas y exagerando el heroísmo de la victoria
—que se atribuía al monarca reinante—, estas obras lograban que se
acrecentase la devoción popular hacia la corona.
En los comienzos de la dramaturgia shakesperiana, la finalidad era legitimar la autoridad de la dinastía
Tudor, entronizada en
1485,
precisamente tras el derrocamiento de Ricardo III, uno de los
personajes más abominables del teatro shakesperiano. La subida al trono
de los Tudor había despertado ciertos recelos, tanto debido a su origen
galés
como a lo problemático de sus derechos al trono (aparentemente, Enrique
VII, primer monarca de la dinastía, fundamentaba sus derechos en ser
descendiente de la princesa francesa
Catalina, viuda de Enrique V, que se volvió a casar unos años más tarde con
Owen Tudor, un noble galés poco influyente en el ámbito de la monarquía nacional.)
No obstante, existen críticos que opinan que las obras históricas de
Shakespeare contienen críticas veladas hacia la monarquía, disimuladas
para evitar posibles problemas con la justicia.
Comedias tardías novelescas o de fantasía
Las narraciones caballerescas escritas en prosa o verso eran un género de fantasía heroica muy común en Europa desde la
Edad Media hasta el
Renacimiento; los
libros de caballerías en inglés, francés, español, italiano y alemán podían contener además
mitos artúricos y
leyendas
celtas y anglosajonas; también intervenían en ellos la magia y la
fantasía, y era además perceptible la nostalgia por la pérdida
mitología precristiana de
hadas y otras supersticiones. Esta narrativa legendaria, cuya última expresión y obra maestra fue acaso
La muerte de Arturo de sir
Thomas Malory, se había convertido ya en algo alternativo y popular, identificado con las
lenguas vernáculas
frente a una narrativa más moralizante de carácter cristiano, vinculada
al ámbito eclesiástico, para un público más selecto y en latín. Para
definir este tipo de contenidos populares se escogió la denominación de
lo
romantic o
novelesco.
En Gran Bretaña, a fines del
siglo XVI y comienzos del
XVII, el
romance
se erigió como un género fantástico en el que, además de seguirse unas
convenciones características (caballero con poderes especiales, magia,
brujería, alteración de la realidad, cortejo de la figura femenina,
hazañas y arriesgadas aventuras), se añadía el hecho de la conquista de
América: un
crisol de razas
y culturas bárbaras que servía de inspiración para muchos viajeros y
dramaturgos. En William Shakespeare, la obra que reúne todas las
susodichas convenciones y las plasma en una producción teatral tan
interesante como irreal es
La tempestad, considerada el testamento dramático de Shakespeare porque fue probablemente su última obra.
Se representó por primera vez en
1611 y tuvo una segunda puesta en escena hacia febrero de
1613 con motivo de la boda de Isabel Estuardo, hija del rey
Jacobo I, con el príncipe Frederick de
Heidelberg.
En la pieza pueden hallarse no pocos paralelismos con las figuras más
destacadas del período jacobino: la máscara nupcial que Próspero crea
para el disfrute de Miranda y Ferdinando se corresponde con las figuras
divinas de
Ceres y
Juno,
auspiciando un dichoso porvenir si la feliz pareja prometía guardar
castidad hasta después del matrimonio. Esto podría haberle sentado muy
bien al monarca, tan conocido por el rigor de su moral tradicional como
por su morboso interés por la magia y la brujería, que también tienen
lugar importante en la obra. En efecto, estas prácticas motivaron en la
época la quema de mujeres entre los siglos XVI y
XVIII
y Jacobo I sentenciaba sin vacilar a muerte a todas aquellas personas
que estuvieran bajo mera sospecha de llevar a cabo este tipo de
ceremonias. La temática de
La tempestad no podría menos, pues,
que manifestarse en un monarca —Próspero— interesado en acabar con el
maleficio de una vieja bruja, que acechaba con irrumpir en el orden
social de la isla. El mundo mágico propio de esta época reaparece sin
embargo en otras comedias novelescas y fantásticas de la última época de
Shakespeare, como son:
Se considera que
La tempestad es el testamento dramático de Shakespeare. Al parecer inspirada en una de las
Noches de invierno de
Antonio de Eslava,
el príncipe Próspero náufrago en una isla, semihumano y semidivino por
sus poderes mágicos, rompe al final su varita al reflexionar sobre su
limitado poder, y resulta casi imposible no poner sus palabras en boca
del mismo Shakespeare:
- Nuestras diversiones han dado fin. Estos actores, como había
prevenido, eran todos espíritus y se han disipado en el aire, en el
interior del aire impalpable; y, a semejanza del edificio sin cimientos
de esta visión, las altas torres cuyas crestas tocan las nubes, los
suntuosos palacios, los solemnes templos, hasta el inmenso Globo, sí, y
cuanto en él posa, se disolverán y, lo mismo que la diversión
insustancial que termina por desaparecer, no quedará rastro de ello.
Estamos tejidos con idéntica tela que los sueños, y nuestra corta vida
se cierra con un sueño.
Obras perdidas y apócrifas
Algunas de las obras que Shakespeare escribió con
John Fletcher se han perdido, por ejemplo
Cardenio, inspirada en un episodio del
Don Quijote de La Mancha de
Miguel de Cervantes, o
Los dos nobles caballeros (
1613), que fue registrada en el
Quarto hacia
1637; como esta última obra no se incluyó en el
First Folio,
muchos lectores cuestionan la autoría del dramaturgo en la misma. Por
otro lado, y en vista de las vicisitudes que presentan muchas de las
producciones shakespearianas, hay quienes sostienen que la mitad de
ellas se ajustarían más bien al perfil y al estilo de Fletcher.
Juicios críticos
Shakespeare posee, al igual que todos los grandes poetas, un gran
poder de síntesis; escribía con todo el idioma y contaba con un léxico
matizado y extensísimo. Cuidó la estilización retórica de su
verso blanco, con frecuencia algo inserto en la tradición
conceptista barroca del
Eufuismo,
por lo que en la actualidad es bastante difícil de entender y descifrar
incluso para los mismos ingleses; rehuyó sin embargo conscientemente
las simetrías retóricas, las oposiciones demasiado evidentes de
términos; el idioma era entonces una lengua proteica y los significados
de las palabras no estaban todavía fijados con claridad por repertorios
léxicos. Si su trabajadísimo lenguaje es y solía ser (y lo era incluso
cuando
Voltaire atacó en sus
Cartas inglesas
las hinchazones anticlásicas de su estilo) un impedimento para apreciar
la obra del autor, también es cierto que es el asiento sobre el que
reposa su fama y prestigio como pulidor e inventor de neologismos
comparables a los de otros dramaturgos y poetas de su época de
renombrada trayectoria, como los españoles
Miguel de Cervantes,
Lope de Vega y
Luis de Góngora.
En líneas generales, la crítica ha destacado sobre todo dos aspectos de la obra dramática de William Shakespeare.
En primer lugar, la indiferencia y distanciamiento casi inhumanos del
autor respecto a la realidad de sus personajes. No moraliza, no
predica, no propone fe, creencia, ética ni solución alguna: plantea, y
lo hace mejor que nadie, algunas de las angustias fundamentales de la
condición humana (ser o no ser, la ingratitud, sea filial
(El rey Lear)
o no, la ambición vacía), pero nunca les da respuesta: no sabemos qué
pensaba Shakespeare, al que el espectáculo del mundo le trae al fresco,
si bien su visión de fondo es
pesimista
y sombría ante la posición miserable y mínima que ocupa un hombre hecho
de la misma materia que los sueños en una realidad misteriosa, profunda
e inabarcable. Mientras que el teatro barroco español privilegia lo
divino sobre lo humano, Shakespeare reparte por igual su temor ante lo
celeste y ante lo terrenal:
Hay más cosas en el cielo y en la tierra, Horacio, que todas las que pueda soñar [en otras ediciones, "imaginar"] tu filosofía
Shakespeare; en Hamlet, 1.° acto, escena V
Alguna vez la crítica ha señalado en su obra el hilo constante de lo
misantrópico y, por otra parte, sólo un cósmico distanciamiento ante todo lo divino y lo humano es capaz de acuñar frases como esta:
La vida es una historia contada por un idiota, una historia llena de estruendo y furia, que nada significa.
Shakespeare; en Macbeth, 5.º acto, escena V
O bien:
Naturaleza erguida dirá: "Ese fue un hombre... ¿Cuándo viene otro?".
En segundo lugar, la crítica ha destacado el extraordinario poder de
síntesis del "Cisne de Avon" como lírico; su fantasía es capaz de ver un
universo en una cáscara de nuez; como creador de personajes, cada uno
de ellos representa en sí mismo una cosmovisión, por lo cual se le ha
llamado
Poet's poet (poeta de poetas). Son auténticas creaciones
Ricardo III, Hamlet, Otelo, Bruto, Macbeth, Lady Macbeth, Falstaff...
Sin embargo, y por eso mismo, se le han hecho también algunos reproches:
los personajes de sus obras parecen autistas, no saben escucharse y
permanecen cerrados en su mundo a toda comprensión profunda del
otro.
¿Qué simpatía existe entre Hamlet y su pobre y torturada novia Ofelia?
¿Se han "escuchado" alguna vez Marco Antonio y Cleopatra? El crítico
Harold Bloom
ha señalado esto como una de las diferencias más notables y sensibles
entre Shakespeare y Cervantes, que en ese sentido es absolutamente
opuesto y hace ver la conexión humana que llega a establecerse entre los
hombres; el filosófico y trágico distanciamiento de Shakespeare impide
ese humano acercamiento.
El estudio de Shakespeare ha sido abordado desde muy diferentes
perspectivas. En un primer momento, el historicismo analizó su obra
desde un punto de vista histórico y externo, focalizando su atención en
lo extraliterario. Como reacción, el
neocriticismo
se decantó más por el análisis de la obra en sí misma, prescindiendo de
todo elemento extraliterario. El principal exponente de esta escuela
crítica fue Stephen Greenblatt.
En años recientes, han cobrado cierto auge en medios académicos los estudios de Shakespeare desde una perspectiva
feminista, duramente criticados por autores como Harold Bloom.
La poesía de Shakespeare
Fuera de ser un dramaturgo de incuestionable importancia, Shakespeare
fue también poeta y sonetista, y se cree generalmente que él mismo se
valoraba más como lírico que como autor dramático y solamente como tal
esperaba perdurar a su tiempo. Aunque escribió sobre todo poemas
extensos narrativos y mitológicos, se le recuerda especialmente como un
excepcional autor de sonetos puramente líricos.
La primera mención de estos últimos se halla en el
Palladis Tamia (Wit's Treasury) (Londres, 1598) del bachiller en Artes por Cambridge
Francis Meres,
quien alaba a Shakespeare por sus "sonetos de azúcar"; esta mención
demuestra que circulaban copias manuscritas de los mismos entre sus
amigos íntimos por esas fechas:
Como el alma de Euforbio
se consideraba viviendo en Pitágoras, así el alma ingeniosa y dulce de
Ovidio vive en la lengua meliflua y suave de Shakespeare. Testigos, su Venus y Adonis, su Lucrecia, sus Sonetos de azúcar,
conocidos de sus amigos íntimos. Y así como se estima a Plauto y Séneca
cual los mejores para la comedia y la tragedia entre los latinos, así
Shakespeare entre los ingleses es el más excelene en ambos géneros
escénicos. Para la comedia son testigos Los dos hidalgos de Verona, sus Equivocaciones, sus Trabajos de amor perdidos, sus Trabajos de amor ganados, su Sueño de una noche de verano y su Mercader de Venecia. Para la tragedia, sus Ricardo II, Ricardo III, Enrique IV, El rey Juan, Tito Andrónico y Romeo y Julieta.
Y como Epio Stolo decía que las Musas hablarían en la lengua de Plauto
si quisieran hablar latín, así digo yo que las musas hablarían en la
bellísima frase de Shakespeare si hubiesen de hablar inglés.
Poco después, en 1599, algunos de sus sonetos, el 138 y el 144,
salieron de molde en una colección de poesías líricas intitulada
El peregrino apasionado,
miscelánea
falsamente atribuida en su integridad al Cisne del Avon. Solamente en
1609 apareció una misteriosa edición completa, seguramente sin el
permiso de su autor, por parte de un tal T. T (Thomas Thorpe, un editor
amigo de escritores y escritor él mismo). La dedicatoria es a un tal
señor
W. H.
No hay forma de establecer con justeza la identidad oculta tras esas
iniciales y se han barajado distintas teorías sobre el personaje que se
esconde tras ellas; lo más probable es que fuese cualquiera de los
habituales mecenas del poeta y la gran mayoría de los críticos se
inclina por
Henry Wriothesley (
1573), Conde de
Southampton, ya que Shakespeare ya le había expresado públicamente su aprecio con dedicatorias de otros poemas:
Venus y Adonis y
La violación de Lucrecia. Otro posible candidato es
William Herbert, Conde de
Pembroke e hijo de Mary Herbert, hermana de Sir
Philip Sidney, el famoso poeta que compuso
La Arcadia;
en favor de este último cuenta también que le poseía una intensa
devoción por el teatro y fue patrón de The King’s Men, la compañía
teatral de Shakespeare. Ambos eran nobles apuestos y dedicados al
mecenato del arte y las letras, y bastante más jóvenes que el poeta,
requisitos que debe cumplir cualquier verdadero destinatario de los
poemas.
El orden establecido por la edición de Thorpe ha consagrado una
peculiar estructura muy diferente a la habitual del italianizante
cancionero petrarquista; en efecto, no hay composiciones en otros metros que rompan la monotonía, la
métrica es muy diferente a la del
soneto clásico (se trata de dos
serventesios, un
cuarteto y un
pareado, el llamado
soneto shakespeariano)
y está consagrada en su mayor parte a la amistad (o amor) de un hombre,
al que interpela frecuentemente para que cree su propia imagen y
semejanza:
Crea un otro tú, por afecto a mí, para que la belleza sobreviva por ti o por los tuyos
(X)
Se instala, pues, en una tradición completamente renovada y original, y el propio poeta era irónicamente consciente de ello:
¿Por qué mis versos se
hallan tan desprovistos de formas nuevas, tan rebeldes a toda variación o
vivo cambio? ¿Por qué con la época no me siento inclinado a métodos
recientemente descubiertos y a extraños atavíos? ¿Por qué escribo
siempre de una sola cosa, en todo instante igual, y envuelvo mis
invenciones en una vestidura conocida, bien que cada palabra casi
pregona mi nombre, revela su nacimiento e indica su procedencia? ¡Oh,
sabedlo, dulce amor, es que escribo siempre de vuestra persona y que vos
y el amor sois mi eterno tema; así, todo mi talento consiste en
revestir lo nuevo con palabras viejas y volver a emplear lo que ya he
empleado. Pues lo mismo que el sol es todas los días nuevo y viejo, así
mi amor repite siempre lo que ya estaba dicho.
(LXXVI)
Puede dividirse en dos series sucesivas de sonetos: una de 126, que
celebra a un amigo rubio y bien parecido de alta alcurnia, mecenas del
poeta, al que propone que deje la soledad, el narcisismo y los placeres y
engendre herederos, y los 28 últimos, que conciernen a una mujer
morena, que se hallaba casada, como se infiere de una alusión del soneto
152, y seguramente era un amujer instruida, ya que sabía tocar la
espineta o
clavecín. Dos de los sonetos se consideran aparte, pues son versiones de un mismo
epigrama de la
Antología griega.
Por otra parte, aparece también y ocasionalmente, en el trío formado
por Shakespeare, el enigmático destinatario y la dama morena, un poeta
rival, hecho que complica todavía más la historia de un amor que en la
lengua de la época podía entenderse también como amistad o como ese tipo
especial de dilección que se establece entre un poeta y su mecenas. Los
expertos (
William Minto, seguido después por
Edward Dowden,
Tylor y
Frederick Furnivall) sostienen en su mayoría que este poeta era el helenista
George Chapman, ya que se le identifica como autor de alejandrinos, versos entonces bastante raros en la
métrica inglesa y que sólo utilizaba por entonces tal autor.
Los temas de los
Sonetos son el amor y el tiempo, de alguna
forma contrapuestos; en este último tema se profundiza en lo que se
refiere a la fugacidad, llegándose a veces a lo metafísico. Cada soneto
contiene también un movimiento dramático; se aprecia además en su
lectura, sobre todo, el valor moral y espiritual del mensaje y la
filosofía que nos deja: aprovechar el escaso tiempo que la vida nos
depara para entregarse de fondo a ella.
24
La cronología de los sonetos es difícil de establecer, pero se conjetura que fueron compuestos entre 1592 y 1597.
Poesía:
Shakespeare a través del tiempo
Epitafio y tumba de Shakespare en la Holy Trinity Church.
Cada época histórica ha primado determinadas obras según las
preocupaciones e intereses imperantes. El concepto de "justicia poética"
que prevaleció en el siglo XVIII provocó el rechazo de muchas de las
tragedias de Shakespeare, ya que según sus criterios el teatro debía
promover ejemplos de virtud. El crítico inglés
Samuel Johnson (
1709-
1784) no aceptó el desenlace del
Rey Lear, que consideró cruel e innecesario, y la versión de
1681 de
Nahum Tate sustituyó a la de Shakespeare hasta mediados del
siglo XIX,
asombrando con su gran éxito al público lector: en ella hay un final
feliz en el que Cordelia y Lear consiguen triunfar sobre los obstáculos,
y la protagonista se casa con Edgardo, legítimo heredero del conde de
Gloucester.
Hacia
1772, el famosísimo actor Garrick modificó buena parte de
Hamlet
al suprimir la escena de los sepultureros y eximir a Laertes de toda
culpa referente al veneno que portaba en su espada. Es más, la reina
Gertrudis consigue sobrevivir para llevar una vida de arrepentimiento,
lo que no ocurre en el original.
En
1807 Thomas Bowdler publicó
Family Shakespeare,
una versión modificada para hacerla, según su criterio, más apta para
mujeres y niños, que no pudiese «ofender a la mente virtuosa y
religiosa». Esta adaptación dio origen a la palabra inglesa
bowdlerize, que designa a la censura puritana.
Así pues, la adaptación, interpretación y retorsión de la obra
shakespeariana fue durante largo tiempo el producto de unos intereses
morales, políticos y estéticos concretos, y escamotearon la sombría
concepción de la vida que ofrece genuinamente Shakespeare.
El largometraje de
Laurence Olivier,
Enrique V, filmado en honor a los combatientes de la
Segunda Guerra Mundial,
hizo que determinados pasajes fueran resaltados para animar el
patriotismo británico; el más significativo fue la arenga del monarca a
sus tropas antes de la
batalla de Agincourt
contra las tropas francesas. Lo mismo cabe decir sobre innúmeras
adaptaciones teatrales y cinematográficas hasta estas mismas fechas.
Shakespeare en el mundo hispánico
En lo que concierne a su influencia sobre otras culturas, y la
hispana en concreto, Shakespeare fue siempre una caudalosa fuente de
inspiración para escritores modernos y contemporáneos, pero no llegó a
dejarse notar verdaderamente hasta el siglo XIX. En Hispanoamérica
autores como
Rubén Darío y en particular el ensayista
José Enrique Rodó leyeron con especial interés
La tempestad. Rodó, por ejemplo, articuló en su conocido ensayo
Ariel (1900) toda una interpretación de
América sobre los
mitos de dos de sus personajes principales,
Ariel y
Calibán.
Pero su coronación como autor de la Literatura universal debió esperar en España hasta fines del siglo XVIII, cuando
Voltaire suscitó entre los
ilustrados españoles cierta curiosidad por el autor inglés a través de lo que dijo de él en sus
Cartas inglesas;
Ramón de la Cruz tradujo el
Hamleto en 1772 desde la reducción en francés de
Jean-François Ducis
(1733-1816), quien había adaptado traducciones francesas de las
tragedias de Shakespeare al verso sin saber inglés según los gustos del
Neoclasicismo y eliminando el final violento, entre otros retoques. Esta traducción, sin embargo, no llegó a publicarse. Por el contrario
Leandro Fernández de Moratín
sí llegó a imprimir la suya, también desde la mala versión francesa de
Ducis, acumulando a las de su modelo otras deficiencias (Madrid:
Villalpando, 1798).
Hubo otras versiones de obras sueltas (
Otelo, 1802, traducción de
Teodoro de la Calle desde la versión francesa de Ducis;
Macbé ó Los Remordimientos, 1818, por
Manuel García,
también desde la versión francesa de Ducis), pero solamente se
emprendieron esfuerzos globales de traducción de toda la obra del autor
en la segunda mitad del siglo XIX, empresas sin duda espoleadas por el
prestigio que había alcanzado el autor con los elogios sin tasa que le
prodigó el
Romanticismo alemán.
1872 fue un año fundamental en la recepción española de Shakespeare.
Se editan las primeras traducciones directas desde el inglés:
Obras
de William Shakspeare trad. fielmente del... inglés con presencia de las
primeras ediciones y de los textos dados á luz por los más célebres
comentadores del inmortal poeta, Madrid, 1872-1877 (Imp. Manuel Minuesa, R. Berenguuillo). La traducción es de
Matías de Velasco y Rojas,
Marqués de Dos Hermanas, pero no pasó de tres volúmenes; el segundo y
el tercero se imprimieron en 1872, el primero con sus poemas y sonetos,
el segundo con
El Mercader de Venecia y el tercero con
Julieta y Romeo.
Entre 1872 y 1876
Jaime Clark tradujo
Romeo y Julieta;
Hamlet;
Otelo;
Rey Lear;
El mercader de Venecia;
Como gustéis;
Noche de Reyes y
La tempestad. En 1873, el gibraltareño
Guillermo Mcpherson empezó a imprimir su traducción de 23 obras en endecasílabo blanco, provistas de importantes prólogos.
Por otra parte, de
1872 a
1912, menudearon las representaciones de sus obras en Madrid; Shakespeare aparece incluso como personaje en
Un drama nuevo de
Manuel Tamayo y Baus, aunque ya había aparecido como tal en el drama de
Enrique Zumel Guillermo Shakespeare
(Granada: José María Zamora, 1853). Del mismo modo, la crítica española
emprendió por primera vez el estudio en profundidad de Shakespeare;
fueron los primeros
Guillermo Macpherson y su amigo el gaditano
Eduardo Benot (
1885) y especialmente
Eduardo Juliá Martínez (
1918),
quien aprovechó la fecha de centenario para divulgar la figura de
Shakespeare con una especie de biografía novelada que, bajo el título
Shakespeare y su tiempo: historia y fantasía
(1916), pretendía exponer "verdades entre las apariencias del
entretenimiento" (p. xii). La obra está bien documentada, como reflejan
la caudalosa anotación y los apéndices finales (281–331), que son con
mucho lo más sustancioso de la obra; tras esto escribió Juliá su
interesante
Shakespeare en España (1918), que sirvió de base a la obra homónima de
Alfonso Par. Éste tradujo, entre otras piezas dramáticas,
King Lear al catalán y al castellano. En 1916, coincidiendo con el tercer centenario de la muerte del dramaturgo, escribió en catalán
Vida de Guillem Shakespeare, que apareció en castellano en 1930, y en este mismo año
Contribución a la bibliografía española de Shakespeare; su dedicación se verá coronada con dos obras colosales, una publicada en 1935,
Shakespeare en la literatura española, en dos volúmenes, y otra al año siguiente, la póstuma
Representaciones shakespearianas en España, también en dos volúmenes. También hay que señalar aquí a otro estudioso español de Shakespeare,
Ricardo Ruppert y Ujaravi (
1920), al escritor del
Realismo Juan Valera y a miembros de la
Generación del 98 cuales
Miguel de Unamuno y
Valle-Inclán, que dedicaron algunos
ensayos al Cisne del Avon.
Entre las traducciones, sobresalen las obras completas en ocho volúmenes del ya citado
Guillermo Macpherson (1885-1900), con sus correspondientes introducciones. También ocupan un lugar privilegiado las
Obras completas de Shakespeare de
Rafael Martínez Lafuente, aunque muy probablemente son retraducciones desde el francés, pues recogen en su prólogo fragmentos de los ensayos de
Víctor Hugo
sobre la vida y obra del dramaturgo que precedió a una traducción
francesa. Ya comprende la obra entera, e incluso los títulos atribuidos,
la versión de
Luis Astrana Marín en prosa, entre 1920 y 1930, que fue muy leída por
Federico García Lorca;
compuso además Astrana una biografía que reeditó ampliada y realizó un
estudio de conjunto sobre su obra que puso como introducción a su
monumental edición. Son asimismo dignas de mencionarse las traducciones y
adaptaciones llevadas a cabo por los
simbolistas Antonio Ferrer y Robert (
Macbeth, 1906);
La fierecilla domada por
Manuel Matoses (1895);
Noche de Epifanía (1898) y
El Rey Lear (1911) por
Jacinto Benavente;
Romeo y Julieta (1918) y
Hamlet (1918) por
Gregorio Martínez Sierra. Una apreciable cifra de estudios y traducciones utilizados y acumulados por William Macpherson y
Rafael Martínez Lafuente pueden asimismo encontrarse en la
Biblioteca del Ateneo de Madrid.
25
Entre las traducciones modernas, fuera de la famosa y ya citada de
Luis Astrana Marín en prosa, hay que señalar las excelentes
Obras completas de
José María Valverde (Barcelona: Planeta, 1967), también en prosa, y las ediciones bilingües con versión española en verso blanco realizadas por el
Instituto Shakespeare de
Valencia, consagrado por entero a este empeño desde 1980 bajo la dirección de
Manuel Ángel Conejero y
Jenaro Talens.
Notables son también las versiones realizadas de algunas obras por el
más importante de los trágicos españoles de la segunda mitad del siglo
XX,
Antonio Buero Vallejo. El último esfuerzo se debe sin embargo a
Ángel Luis Pujante, que ha emprendido una nueva traducción de sus obras completas para la madrileña
Editorial Espasa-Calpe desde 1986.
Shakespeare en la pantalla
Se han producido unas 250 películas basadas en textos de Shakespeare,
lo cual demuestra la enorme influencia de la obra de este escritor. La
obra más veces llevada a la pantalla es
Hamlet, con 61 adaptaciones al cine y 21 series de televisión entre
1907 y
2000.
Entre las versiones cinematográficas de la biografía shakesperiana destaca
Shakespeare in Love (
Shakespeare in Love,
1998) dirigida por
John Madden.
Algunas películas basadas en obras de Shakespeare son las siguientes:
- La fierecilla domada (The Taming of the Shrew, 1929). Protagonizada por Douglas Fairbanks y Mary Pickford.
- El sueño de una noche de verano (A Midsummer Night's Dream, 1935). Dirigida por Max Reinhardt y William Dieterle.
- Romeo y Julieta (Romeo and Juliet, 1936). Dirigida por George Cukor.
- Como gustéis (As You Like It, 1936). Dirigida por Paul Czinner.
- Enrique V (The Chronicle History of King Henry the Fifth with His Battle Fought at Agincourt in France, 1945). Dirigida por Laurence Olivier.
- Macbeth (1948). Dirigida por Orson Welles.
- Hamlet (1948). Dirigida por Laurence Olivier.
- Otelo (The Tragedy of Othello: The Moor of Venice, 1952). Dirigida por Orson Welles.
- Julio César (Julius Caesar, 1953). Dirigida por Joseph L. Mankiewicz.
- Romeo y Julieta (Romeo and Juliet, 1954). Dirigida por Renato Castellani.
- Ricardo III (Richard III, 1955). Dirigida por Laurence Olivier.
- Otelo (Otello, 1956). Dirigida por Sergei Jutkevitsh.
- Planeta prohibido (Forbidden Planet, 1956). Película de ciencia ficción libremente basada en La Tempestad). Dirigida por Fred M. Wilcox.
- Trono de sangre (Kumonosu jô, 1957). Libremente basada en Macbeth. Dirigida por Akira Kurosawa.
- La Tempestad (The Tempest, 1960). Película para televisión protagonizada por Richard Burton. Dirigida por George Schaefer.
- Amor sin barreras (West Side Story, 1961). Película musical basada sobre Romeo y Julieta. Dirigida por Jerome Robbins y Robert Wise.
- Hamlet (Gamlet, 1963). Dirigida por Grigori Kózintsev.
- Hamlet (1964). Protagonizada por Richard Burton. Dirigida por Bill Colleran y John Gielgud.
- Campanadas a medianoche (1965). Basada en varias obras, especialmente Enrique IV. Dirigida por Orson Welles.
- La fierecilla domada (The Taming of the Shrew, 1967). Protagonizada por Elizabeth Taylor y Richard Burton. Dirigida por Franco Zeffirelli
- Romeo y Julieta (Romeo and Juliet, 1968). Dirigida por Franco Zeffirelli.
- El rey Lear (Korol Lir, 1969). Dirigida por Grigori Kozintsev.
- Rey Lear (King Lear, 1971). Dirigida por Peter Brook.
- Macbeth (1971). Dirigida por Roman Polański.
- La Tempestad (Tempest, 1982), dirigida por Paul Mazursky.
- Ran (1985), dirigida por Akira Kurosawa. Adaptación de "El Rey Lear"
- Rey Lear (King Lear, 1987), dirigida por Jean-Luc Godard.
- Enrique V (Henry V, 1989). Dirigida por Kenneth Branagh.
- Romeo y Julieta (Romeo-Juliet, 1990), con Francesca Annis, Vanessa Redgrave y Ben Kingsley. Dirigida por Armando Acosta.26
- Hamlet (1990), con Mel Gibson y Glenn Close. Dirigida por Franco Zeffirelli.
- Los libros de Próspero (Prospero's Books, 1991). Basada en La Tempestad). Dirigida por Peter Greenaway.
- Mi Idaho privado (My Own Private Idaho, 1991). Protagonizada po River Phoenix y Keanu Reeves y dirigida por Gus Van Sant. Libremente basada en Enrique IV.
- Como gustéis/Como gusten (As You Like It, 1992), dirigida por Christine Edzard.
- Mucho ruido y pocas nueces (Much Ado About Nothing, 1993), dirigida por Kenneth Branagh.
- El Rey León (The Lion King, 1994), dirigida por Rob Minkoff y Roger Allers. Película de animación realizada por los estudios Disney libremente basada en Hamlet.
- Otelo (Othello, 1995), dirigida por Oliver Parker.
- Richard III (Richard III, 1995), dirigida por Richard Loncraine.
- Romeo y Julieta de William Shakespeare (Romeo + Juliet, 1996), con Leonardo Di Caprio y Claire Danes. Dirigida por Baz Luhrman.
- Hamlet (1996), con Kenneth Branagh, Richard Attenborough, Judi Dench, Billy Crystal y Kate Winslet. Dirigida por Kenneth Branagh.
- En busca de Ricardo III (Looking for Richard, 1996), dirigida por Al Pacino.
- 10 razones para odiarte (10 Things I Hate About You, 1999) (basada en La fierecilla domada), con Julia Stiles y Heath Ledger. Dirigida por Gil Junger.
- El sueño de una noche de verano de William Shakespeare (A Midsummer Night's Dream, 1999), con Calista Flockhart y Michelle Pfeiffer. Dirigida por Michael Hoffman.
- Trabajos de amor perdidos (Love's Labour's Lost, 2000), dirigida por Kenneth Branagh.
- Hamlet (2000), con Ethan Hawke, Julia Stiles, Kyle MacLachlan. Dirigida por Michael Almereyda.
- El Mercader de Venecia (The Merchant of Venice, 2004), dirigida por Michael Radford.
- Miguel y William dirigida por Inés París (2007). Will Kemp es el encargado de encarnar a William.
Árbol genealógico
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Richard Shakespeare |
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Robert Arden |
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John
Shakespeare |
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Mary Arden |
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William Shakespeare |
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Anne
Hathaway |
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Joan Shakespeare |
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William Hart |
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John Hall |
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Susanna Hall |
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Hamnet
Shakespeare |
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Judith Quiney |
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Thomas Quiney |
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John Barnard |
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Elizabeth Barnard |
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Thomas Nash |
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Thomas Quiney |
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Shakespeare Quiney |
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Richard Quiney |
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Tragedia
Comedia
Drama histórico
Otras obras
Véase también
Referencias
- ↑ La muerte de Shakespeare coincidió con la fecha, 23 de abril, tenida popularmente por la de la muerte de Miguel de Cervantes. Sin embargo, en realidad Cervantes, aunque fue sepultado el 23 de abril, había fallecido el día anterior.
Por otro lado, tampoco la muerte de Shakespeare y el entierro de
Cervantes tuvieron lugar el mismo día. El motivo es la diferencia de
calendarios usados: la fecha de la muerte de Shakespeare se refiere al calendario juliano, vigente por entonces en Inglaterra, en tanto que en los países católicos, como España, ya había entrado en vigor el calendario gregoriano.
En realidad, la muerte de Shakespeare tuvo lugar varios días después de
la de Cervantes (dependiendo de los autores, se fecha en el 3 o en el 4
de mayo del calendario gregoriano). Son muchos, sin embargo, los
autores que han creído erróneamente que ambos fallecimientos se
produjeron el mismo día, entre ellos el gran poeta francés Victor Hugo, quien anotaría al final de su obra William Shakespeare:
"Murió el 23 de abril, tenía 52 años justos, pues había nacido el 23 de
abril de 1564. Ese mismo día, 23 de abril de 1616, murió Cervantes,
genio de la misma altura".
- ↑ Shakespeare como canon de la literatura de occidente
- ↑
En el registro parroquial de la iglesia de la Santísima Trinidad, donde
fue bautizado, figura como "Gulielmus filius Johannes Shakspere".
- ↑ Para una discusión más completa, véase este artículo de la Enciclopedia Católica La religión de Shakespeare
- ↑
El texto en cursivas parodia la frase "Ah, el corazón de tigre envuelto
por el atuendo de una mujer", escrita por Shakespeare en Enrique VI, parte III
- ↑ La hipótesis se basa en el análisis de una escultura del dramaturgo que se encuentra en el Club Garrick de Londres,
en la que puede percibirse la existencia de un tumor sobre su ojo
izquierdo, y de su máscara fúnebre, conservada en la ciudad alemana de Darmstadt. Hay diferencias sobre la autenticidad de ambos objetos. "Expertos alemanes aseguran que Shakespeare murió víctima de un cáncer", Clarín, 23 de febrero de 2006.
- ↑ Texto original del epitafio: Good
friend, for Jesus' sake forbear,/ To dig the dust enclosed here./Blest
be the man that spares these stones,/But cursed be he that moves my
bones.
- ↑ El retrato Chandos de Shakespeare Sitio web en inglés que hace referencia a la pintura más verosímil del dramaturgo británico
- ↑ Shakespeare y los otros
- ↑ Traubel, H.: Con Walt Whitman en Camden, cit. en Anon, 'Walt Whitman sobre Shakespeare'. La camaradería de Shakespeare (sitio web de Oxford). Ingresado el 16 de abril de 2006.
- ↑ «La verdadera identidad de Shakespeare, una polémica que resurge» (en español). Diario El Mundo. 2007. Consultado el Sep 10, 2007.
- ↑ Debate en torno a la presunta homosexualidad de Shakespeare
- ↑ John Henry de Groot: The Shakespeares and ‘the Old Faith’ (1946); Hildegard Hammerschmidt-Hummel: Die Verborgene Existenz Des William Shakespeare: Dichter Und Rebell Im Katholischen Untergrund (2001); Clare Asquith: Shadowplay: The Hidden Beliefs and Coded Politics of William Shakespeare (2005).
- ↑ Mutschmann, H. y Wentersdorf, K., Shakespeare and Catholicism. Nueva York, Sheed and Ward, 1952, p. 401.
- ↑ Peter Ackroyd, Shakespeare: The Biography. Doubleday, 2005. p. 29
- ↑ Peter Ackroyd, op. cit., p. 451
- ↑ La religión de Shakespeare Enciclopedia católica en CD-ROM (Ingresado 23 dic., 2005.)
- ↑ Peter Ackroyd, op.cit., pp. 63–64
- ↑ Hammmerschmidt-Hummel, H., "The most important subject that can possibly be": réplica a E. A. J. Honigmann, Connotations, 2002-3
- ↑ Clare Asquith: Shadowplay: The Hidden Beliefs and Coded Politics of William Shakespeare (2005).
- ↑ Oliva, Salvador: Introducción a Shakespeare. Barcelona, Península, 2001; p. 33
- ↑ Oliva, Salvador, op. cit., p. 31
- ↑ Las fechas de composición y de la primera publicación de las obras están tomadas de Salvador Oliva, op. cit., p. 61. Especialmente las primeras, sin embargo, son objeto de discusión en la mayoría de los casos.
- ↑ Sitio en inglés sobre los sonetos de Shakespeare
- ↑ Valle-Inclán y Shakespeare: El teatro bárbaro y el esperpento
- ↑
Bibliografía
- William Shakespeare. Obras completas. Tragedias. Estudio preliminar, traducción y notas por Luis Astrana Marín. Madrid: Aguilar, 2003.
- Auden, W. H., Trabajos de amor dispersos. Conferencias sobre Shakespeare. Barcelona, Crítica, 2003. ISBN 84-8432-423-0.
- Belsey, Catherine The Subject of Tragedy. Identity and difference in Renaissance Drama. Londres: Methuen, 1985. Londres: Routledge, 1991.
- Bloom, Harold: Shakespeare. La invención de lo humano. Barcelona, Anagrama, 2002. ISBN 84-339-6166-7.
- Concha, Á. de la, Elices, F. y Zamorano, A., Literatura inglesa hasta el siglo XVII. Madrid, UNED, 2002. ISBN 84-362-4695-0
- Greenblatt, Stephen: Will in the World: How Shakespeare Became Shakespeare. ISBN 0-393-05057-2.
- Kermode, Frank, El tiempo de Shakespeare. Traducción de Juan Manuel Ibeas. Madrid, Debate, 2005. ISBN 84-8306-612-2.
- Oliva, Salvador, Introducción a Shakespeare. Barcelona, Península, 2001. ISBN 84-8307-363-3.
Enlaces externos