Leopoldo Palacios Las universidades populares Valencia 1908
Leopoldo Palacios Morini
Las universidades populares
F. Sempere y Compañia Editores • Calle del Palomar, número 10 • Valencia • sin fecha [finales de 1908 o principios de 1909, la última fecha mencionada en el texto es noviembre de 1908] • 249 páginas • En la cubierta figura como precio «Cuatro reales» y la dirección de la sucursal del editor en Madrid • Imprenta de la Casa Editorial, Valencia.
Las universidades populares
F. Sempere y Compañia Editores • Calle del Palomar, número 10 • Valencia • sin fecha [finales de 1908 o principios de 1909, la última fecha mencionada en el texto es noviembre de 1908] • 249 páginas • En la cubierta figura como precio «Cuatro reales» y la dirección de la sucursal del editor en Madrid • Imprenta de la Casa Editorial, Valencia.
Edición digital publicada en junio de 2002 con el
patrocinio de Fundación Municipal de Cultura de Gijón (España), cuando
se celebran los veinte años de la fundación de la Universidad Popular de
Gijón.
Índice
- Prólogo
- Cómo se estudia en París la cuestión social
- La educación social en Francia
- Fuera de Francia...
- La misión social de la escuela
- Más sobre la escuela
- Las Escuelas del Bosque
- El presupuesto de cultura
- Historia de un legado
- La extensión universitaria
- Toynbee-Hall
- Las universidades populares
- Un museo social
- Las cooperativas de consumo y el socialismo
- Cooperativas de vacaciones
- Ensayo de un programa de educación social
El autor:
Leopoldo Palacios Morini 1876-1952
Doctor
en derecho, académico de la de Ciencias Morales y Políticas, uno de los
impulsores de las reformas educativas y sociales proyectadas durante el
primer tercio del siglo XX en España y autor del libro Las universidades populares
(Valencia 1908). Nació en Oviedo el 29 de diciembre de 1876 y estudió
en el Instituto de segunda enseñanza y en la Universidad de su ciudad
natal hasta alcanzar la licenciatura en Derecho. En el ambiente
favorable al «institucionismo» que reinaba por entonces entre varios
profesores de aquella Facultad, tuvo ocasión desde muy pronto de conocer
a los herederos del krausismo. Cuando en 1893 comenzó a estudiar el primer curso de Derecho, Leopoldo Alas mandaba estudiar a sus alumnos los Principios de Derecho Natural
publicados por Francisco Giner y Alfredo Calderón. Escribiría más tarde
Palacios, reconstruyendo los recuerdos de entonces: «el Giner
venía a ser una anticipación luminosa de la cátedra de Madrid con la que
soñábamos los entusiastas». En esos años coincidieron como profesores
en la universidad asturiana Adolfo Alvarez Buylla, Leopoldo Alas
«Clarín», Adolfo González Posada, Aniceto Sela, Rafael Altamira (desde
1897), &c.
«En esa atmósfera universitaria de Vetusta
preparáronse para la vida, entre otros, Leopoldo Palacios, Jesús Arias
de Velasco, Alvaro de Albornoz, Antonio Flores de Lemus, Ramón Pérez de
Ayala, Leopoldo Alas y G. Argüelles, José Mª Sempere, Ramón Prieto
Bances, Juan Díaz Caneja, M. Rico...» Adolfo Posada, Breve historia del krausismo español [obra escrita hacia 1936], Oviedo 1981, pág. 91.
«La doctrina de Loria oscila entre el marxismo
moderno y el clasicismo de la Economía. Un escritor francés llama a su
socialismo asociación mixta de capitalistas y trabajadores, y añade que
parece el economista de las sutilezas y de las antítesis.» (Leopoldo
Palacios, «Problèmes Sociaux contemporains, par Achille Loria», La España Moderna, Madrid, febrero 1898, 110:202.)
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Se traslada a Madrid en 1898, para cursar el
Doctorado en Derecho, teniendo así ocasión de ser directamente alumno de
Francisco Giner (al que ya había tenido ocasión de conocer, pues
Palacios se desplazó desde Asturias a Galicia para visitarle durante sus
vacaciones en San Victorio de Betanzos). En 1899 alcanza el grado de
Doctor, con la tesis titulada La progresión científica del derecho penal
(197 hojas, conservada entre las tesis doctorales inéditas de la
Universidad Complutense con el número T2958). Ese mismo año publica sus
primeros artículos en el Boletín de la Institución Libre de Enseñanza: «Toynbee-Hall»
(BILE, tomo XXIII, 1899, 3-10) y «La extensión universitaria en España»
(BILE, tomo XXIII, 1899, 110-119). Desde entonces seguirá colaborando
con la Institución Libre de Enseñanza, en la que ocupó desde 1917 el cargo de Secretario. (En 1925 intervino en la edición de las Obras de Giner –se le debe la nota preliminar al tomo XII, Educación y enseñanza– y en 1926 publicó en el BILE el artículo «La cátedra de Giner».)
El 8 de noviembre de 1901 la Universidad de Oviedo le
concedió una pensión para ampliar sus estudios en Europa. Leopoldo
Palacios fue el primer pensionado de esa universidad en el extranjero.
Visitó Francia, Bélgica, Italia, Suiza y Alemania; y su actividad está
recogida en la Memoria publicada de forma incompleta en el tomo II de los Anales
de la Universidad (Oviedo 1904, págs. 186-203 y 258-275). Adolfo
Alvarez Buylla publicó en el mismo volumen, como apéndice IX, el
favorable Dictamen de la Facultad de Derecho sobre esa memoria
(págs. 353-361). Ese mismo año de 1901 el «grupo de Oviedo» se estaba
disgregando: Buylla y Posada fueron nombrados jefes de sección del
recién creado Instituto de Trabajo, en Madrid; el 13 de junio había fallecido Clarín, &c. A partir de 1904, al crearse en Madrid el Instituto de Reformas Sociales,
al que estará vinculado Adolfo Posada hasta su desaparición en 1924,
trabajarán allí Leopoldo Palacios, Francisco Rivera Pastor y Tomás
Elorrieta, entre otros.
En 1903 en La España Moderna publicó «Las
universidades populares» (tomo 173, mayo 1903). Y a finales de 1908 (o
principios de 1909) la editorial Sempere, de Valencia, publicó su libro Las universidades populares
(del que existe desde junio de 2002 una versión digital disponible por
internet), en el que refunde y actualiza algunos de los textos
publicados en los últimos diez años.
En 1907 algunos reformistas en el Gobierno de España, más o menos influidos por «la Institución», impulsan la creación de la Junta para Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas,
como el organismo cultural más alto de España. En su Patronato
figuraban Marcelino Menéndez Pelayo y Rafael Altamira, y sería presidida
por Santiago Ramón y Cajal. En 1908 Leopoldo Palacios recibe una pensión de la Junta
para completar en Alemania sus conocimientos sobre las diversas
aplicaciones de los seguros. Entre las varias instituciones promovidas
desde Junta nace en 1910 la elitista Residencia de Estudiantes.
Dirigida por Alberto Jiménez Fraud, contaba con un Patronato, presidido
por Ramón Menéndez Pidal, del que eran vocales Nicolás Achúcarro,
Gabriel Gancedo, Juan Antonio Güell, José Ortega y Gasset, Leopoldo Palacios, el Marqués de Palomares de Duero, Pedro Sangro Ros de Olano y Juan Uña Sathou.
Casado con la Catalina Rodríguez, en 1912 nació su hijo Leopoldo Eulogio Palacios Rodríguez.
En 1914 fue nombrado Palacios vocal del Comité directivo de la Residencia de Estudiantes. Mantenía también sus vínculos asturianos, como director de estudios del Centro Asturiano de Madrid.
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«Aquí hemos de señalar que la fecha dada usualmente
para la iniciación de la mencionada Liga [de Educación Política
Española] –primavera de 1914, tras el famoso discurso de Ortega
en el Teatro de la Comedia– no es exacta: el manifiesto de la Liga, que
se encuentra como apéndice en el folleto del discurso de Ortega, fue
publicado anteriormente, en octubre de 1913, suscrito por los siguientes
españoles: José Ortega y Gasset, Manuel Azaña, Gabriel Gancedo, Fernando de los Ríos, el marqués de Palomares del Duero, Leopoldo Palacios, Manuel García Morente, C. Bernaldo de Quirós y Agustín Viñuales.» Juan Marichal, Prólogo al tomo I de las Obras completas de Manuel Azaña, Oasis, Méjico 1966.
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Participó activamente en el Partido Reformista del
que fue adalid su paisano Melquiades Alvarez («representamos el tránsito
de la democracia burguesa actual a la democracia socialista de
mañana»): presentó una ponencia en la Asamblea Nacional del reformismo
celebrada a finales de 1918; fue uno de los cinco oradores del mitin que
el Partido Reformista celebró en el cine Odeón el 4 de mayo de 1919
(Pablo de Azcárate, Manuel Azaña, Leopoldo Palacios, Luis de
Zulueta y Melquiades Alvarez); participó en el banquete celebrado el 5
de julio de 1919 en el Ritz para celebrar las actas de diputados
obtenidas por Luis de Zulueta, Fernando de los Ríos y Gabriel de Alomar.
Nombrado subsecretario de Hacienda por el ministro Manuel Pedregal
Fernández, también asturiano, cesó cuando Pedregal dimitió en abril de
1923.
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«Azcárate era un hombre del 68, y Melquiades Alvarez,
del 98. Pero las gentes a su alrededor representaban a la nueva
generación. José Ortega y Gasset, Teófilo Hernando, Gustavo Pittaluga, Manuel García Morente, Adolfo González Posada, Manuel Azaña, Augusto Barcia, Miguel Moya Gastón, Jacinto Octavio Picón, Luis de Zulueta, Simarro, Leopoldo Palacios Morini, Práxedes Zancada, componían la Junta nacional del reformismo.» Maximiano García Venero, Torcuato Luca de Tena, una vida al servicio de España, Prensa Española, Madrid 1961, págs. 215-216.
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Desaparecido el Instituto de Reformas Sociales, Leopoldo Palacios se mantendrá como funcionario público en tareas similares. En la Guía Oficial de España de 1925 (pág. 870) aparece como Jefe de la Sección de Cultura Social
(Jefe de Administración de tercera clase) del Departamento Ministerial
de Trabajo, Comercio e Industria, del Ministerio de Fomento. En la Guía Oficial de España de 1927 aparece su nombre mencionado cuatro veces: Jefe de la Sección de Cultura Social del Ministerio de Trabajo, Comercio e Industria –como Jefe de Administración de tercera clase– (pág. 860), Vocal del Consejo de Cultura Social
(creado por Real Decreto de 17 de agosto de 1925), presidido por el
Ministro de Trabajo, Eduardo Aunós Pérez (pág. 862), Director de la Escuela Social del Ministerio de Trabajo, Comercio e Industria, y profesor de «Nociones de Economía y Política Social» –el Curso Social
contaba con otros seis profesores, entre ellos Eugenio D'Ors, profesor
de «Historia de la Cultura»– (pág. 863); y Académico de Número (electo),
de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas –figura incluso su
domicilio particular: «Carretera del Hipódromo, 'Arbol del Paraíso',
Chamartín de la Rosa»– (pág. 811).
El 16 de octubre de 1927 leyó el discurso de ingreso en la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas: Los mandatos internacionales de la Sociedad de Naciones (Madrid 1927, 313 págs.)
Leopoldo Palacios (¿Morini o Rodríguez?) estuvo
presente en el famoso discurso pronunciado por Ortega el 6 de diciembre
de 1931 en el cine de la Ópera, y también en el discurso que, un mes
después y en el mismo cine, pronunció Miguel Maura el domingo 10 de
enero de 1932.
A lo largo de la República las dedicaciones
profesionales de Leopoldo Palacios Morini se mantuvieron prácticamente
inalteradas, como recoge la Guía Oficial de España de 1935: Jefe del Servicio de Cultura Social del Ministerio de Trabajo, Sanidad y Previsión (como Segundo jefe figura Constancio Bernaldo de Quirós) –siendo ministro José Oriol y Anguera de Sojo– (pág. 652); Director de la Escuela Social de Madrid, y presidente de su Junta de Profesores,
en la que es profesor de las asignaturas «Elementos de Economía» (curso
preparatorio), «Economía política» y «Política social» (primer curso)
–en el tercer curso mantiene su asignatura «Historia de la Cultura»
Eugenio d'Ors Rovira– (págs. 662-663); y Académico de Número de la
Academia de Ciencias Morales y Políticas –ese año figuran como
académicos electos: Melquiades Alvarez y González Posada, Julián
Besteiro Fernández, Leopoldo Eijo Garay, Felipe Sánchez Román y Gallifa,
Eloy Bullón Fernández y Antonio Zozaya– (pág. 594).
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«En Azaña, no obstante, se daban aspectos del
carácter que restaban eficacia a sus grandes virtudes de hombre de
gobierno. La más grave de sus deficiencias políticas fue su profundo
aislamiento. (...) Por eso fue uno de sus peores defectos escoger mal
los hombres en quienes depositaba su confianza. Lo puedo afirmar sin
temor a equivocarme, no sólo porque hizo nombramientos escandalosos por
lo ineptos, sino porque quiso que yo fuera su ministro de Hacienda, que
es el colmo de la ineptitud. (1. Parece ser que se lo aconsejó Leopoldo Palacios,
por el mero hecho de ser yo amigo de Thomas Lamont, que era el hombre
fuerte de la casa Morgan de Nueva York. Si llego a ser amigo de
Stokowski, me ofrecen la dirección de la Orquesta Sinfónica.» (pág. 297)
«Ortega no se contentaba con hablar y luego dormir sobre sus laureles: la voluntad le impelía a la acción, Entonces fue cuando fundó la Liga de Educación Política. Eramos unos cien mal contados y cuando nos reuníamos rara vez pasábamos de sesenta. Éramos hombres de la calle. Burgueses (como hoy se dice). Profesiones liberales. (...) [Ortega] había traído un proyecto de manifiesto al país. Con decir que era de Ortega, dicho está que bien escrito, demasiado bien escrito, y hasta demasiado intelectual. Morente, tan fiel siempre a Ortega, llevaba, sin embargo, la voz cantante de la oposición. 'Demasiado wagneriano', decía. Ortega aceptó la crítica con ecuanimidad que me pareció muy de admirar; y la asamblea confió la redacción de otro manifiesto a un trío compuesto de Leopoldo Palacios, Enrique de Mesa y el que ahora lo recuerda en estas líneas. Tengo para mí que quien me embarcó en este trirreme fue el propio Ortega, inspirado en una visión teórica de una acción que imaginaba práctica: un sociólogo, un poeta y un ingeniero; y que este error fue quizá germen de futuras desavenencias. Palacios quedó eliminado por la tremenda crisis que padeció entonces al caer su hija enferma de meningitis; y Mesa y yo nos encontramos con aquella responsabilidad. Trabajamos ambos y no poco. Pero sobrevino la guerra y todo se lo llevó el vendaval.» (pág. 339-340). «Cuando Azaña, dos meses apenas después, en diciembre del 31, organizó su Ministerio, me despertó a la una de la mañana para ofrecerme la cartera de Hacienda: de seguro, de todas las existentes e imaginables, aquella para la que sería menos apto. (...) ¿Como ocurrió aquella oferta? (...) El informante fue Leopoldo Palacios, excelente persona y de la mejor voluntad. Sabía mi buena relación con Tom Lamont, uno de los pilares de la casa Morgan; y yo mismo le había contado cómo cuando Lamont supo la caída de la monarquía y mi nombramiento de embajador en Washington, 'ni eso –me escribía– me consoló de ver caer un régimen al que acabábamos de prestar 60 millones de dólares'» (pág. 421) Salvador de Madariaga, Españoles de mi tiempo, Planeta (Espejo de España 9), Barcelona 1974. |
Tras la guerra civil pudo mantener el domicilio que figuraba en la Guía de 1927, pues en el Anuario Español del Gran Mundo
de 1942, que informa como actividad principal de Leopoldo Palacios sólo
su condición de Académico de Ciencias Morales y Políticas, se ofrece
como dirección: «Romero Girón 19, hotel «Arbol del Paraíso», Chamartín,
teléfono 33696.» Falleció en Madrid el 23 de diciembre de 1952. Su
legado bibliográfico está incorporado a la Biblioteca de la Real
Academia de Ciencias Morales y Políticas.
Textos de Leopoldo Palacios Morini en el Proyecto filosofía en español: |
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