Visita Exposición "Aleksandr Deineka. Una vanguardia para el proletariado"
Miércoles 30 de noviembre de 2011
Información sobre la exposición:
Aleksandr Deineka (1899-1969).
Una vanguardia para el proletariado.
Fundación Juan March, en Madrid. Hasta el 15 de enero. Entrada gratuita.Una vanguardia para el proletariado.
Tel.: 91 435 42 40. Fax: 91 576 34 20. www.march.es info@march.es
FECHA: del 7 de octubre de 2011 al 15 de enero de 2012.
HORARIO: De lunes a sábado: 11.00 a 20.00 h. Domingos y festivos: 10.00 a 14.00 h.
Detalles del Catálogo de la Exposición
- Tapa blanda (reforzada): 440 páginas
- Editor: FUND.JUAN MARCH (2 de noviembre de 2011)
- Idioma: Español
- ISBN-10: 8470755900
- ISBN-13: 978-8470755903
Deineka y el realismo socialista
09-12-2011 Deineka, Una Vanguardia para el Proletariado.
Subido por
uned
el 09/12/2011. Deineka, Una Vanguardia para el Proletariado.
Programa de televisión. Fecha de emisión: 09-12-2011. Duración: 23' 15"
Durante estos días se expone en Madrid una muestra importante de la obra de Aleksander Deineka, artista ruso que llegará a convertirse en Director de la Academia de Artes de la Unión Soviética. En la evolución de su obra podemos apreciar la propia evolución del arte ruso del siglo XX, desde el afán transgresor revolucionario de las Vanguardias hasta la asunción del Realismo Socialista como vía de comunicación propagandística del aparato del Estado Soviético.
Participan: Manuel Fontán del Junco. Comisario de la Exposición; Jordi Claramonte
Arrufat. Profesor Filosofía UNED.
Producción y realización: CEMAV
Aleksandr Deineka (1899–1969)
7 de octubre 2011 – 15 enero 2012
Presentar por primera vez en Espa�a al artista
sovi�tico Aleksandr Deineka (1899–1969)
y, a través de él, toda su época, en el doble contexto al que
perteneció, el final de la Vanguardia y el advenimiento del realismo
socialista, es el propósito de esta exposición, la más amplia dedicada a
Deineka fuera de Rusia. La integran más de
35 óleos, algunos de gran formato, completados por
obra sobre papel, carteles y revistas,
libros infantiles, fotograf�as, documentos y
audiovisuales fotografías
y audiovisuales, hasta un total de 250 piezas.
En 1985, con el régimen soviético aún vigente, la Fundación Juan March organizó, bajo el título "Vanguardia rusa, 1910–1930. Museo y Colección Ludwig", la primera exposición sobre la vanguardia rusa celebrada en España, además de ofrecer en años posteriores diversas muestras dedicadas a destacadas figuras de esa vanguardia (Malévich, Ródchenko, Popova). En 2008, la titulada "La Ilustración total. Arte conceptual de Moscú, 1960–1990", reunía a una serie de artistas soviéticos cuya obra, a medias entre el conceptualismo y un peculiar Pop soviético, tenía como objeto de reflexión y práctica la cultura de la época de Stalin, la de los años transcurridos entre su llegada al poder, tras la muerte de Lenin en 1924, hasta su muerte en 1953.
Para reflejar el arte de este período resulta difícil encontrar un ejemplo mejor que el que proporcionan tanto la fuerza pictórica de Deineka como la fascinante ambigüedad de su arte y de su figura: formado en los establecimientos de inspiración vanguardista, fue miembro de las últimas agrupaciones de la vanguardia constructivista (como Oktyabr u OST) y también agitador comprometido con la revolución y la construcción socialista del país.
Completa la exposición una cuidada y amplia selección de obras de artistas de la vanguardia rusa —atendiendo en especial a su desarrollo revolucionario—, de revistas, carteles, libros, documentos y objetos, que reflejan la peculiar (y desconocida) lógica de las relaciones entre la vanguardia y el realismo socialista, que vino a constituir una suerte de vanguardia artístico–política para el proletariado.
La exposición Aleksandr Deineka (1899-1969). Una vanguardia para el proletariado, organizada por la Fundación Juan March en Madrid, bien podría entenderse como una muestra sobre las metáforas de la utopía soviética a través de la figura de Deineka, artista clave del movimiento realista socialista de los años 20 y 30.
A través de 250 piezas, entre dibujos, lienzos, fotografías, litografías o carteles de la época, esta institución pretende trasladar al visitante a la atmósfera artística imperante en aquellos años de advenimiento de la URSS.
Más allá de entender la exposición como un indicador de la propaganda
de la que se hacía uso en aquellos años para trasladar una imagen de
grandeza por parte del gigante soviético, ha de visitarse teniendo
presente que se trata de un conjunto de obras que dan sentido a un
periodo definido por la utopía soviética de la total transformación revolucionaria de la realidad social y material por la dialéctica del capital y del trabajo.
Las obras de Deineka no son las únicas en dar cuenta de esta concepción, ya que también han sido expuestas piezas firmadas por Rodchenko, Tatlin, Lissitzky o Malevich. De todas ellas, adquieren pleno protagonismo los lienzos de Deineka, en los que da muestras del mensaje que el régimen soviético quería transmitir: culto al cuerpo, dedicación a la patria, arduo trabajo, desarrollo industrial o tranquila cotidianidad.
La tosquedad que salpica las pinturas de Deineka es constante. Está presente en sus retratos de Muchacha sentada en una silla y Retrato del artista K.A Vialov, en los que ambas figuras representadas comparten postura y actitud ante el pintor. También es posible apreciar esa robustez en los protagonistas de sus lienzos en La defensa de Petrogrado, en el que opta por el culto a la fortaleza militar en una escena dividida en dos planos, en los que es posible observar cómo soldados vuelven del campo de batalla heridos mientras que otros, listos para el combate, caminan erguidos en defensa de la patria. Sorprende de este óleo la presencia en primer plano de mujeres soldado.
No es la única obra en la que las figuras femeninas adquieren
protagonismo. De hecho, si algo sorprende de esta exposición, es la
cantidad de pinturas en las que Deineka centró la atención en ellas. Un
ejemplo es Construyendo nuevos talleres, en el que muestra a dos
mujeres de físico prominente mientras trabajan como cualquier obrero
masculino. Algo más delicadas parecen ser las que dibujó en Trabajadoras textiles, si bien mantienen ese halo tosco que tanto caracteriza su obra.
Las grandes manos y los grandes pies de las mujeres sorprenden lo mismo que lo hace el físico de los hombres en la serie de pinturas sobre deportistas. En Corredores es posible percatarse del intento del artista por dejar constancia de la fortaleza de los soviéticos resaltando su anatomía, así como en Fútbol.
Es de resaltar el gran formato de algunos de los óleos firmados por Deineka. Un detalle que invita de nuevo a pensar en que el mensaje debía representarse en un lienzo de grandes dimensiones con idea, quizá, de apabullar aún más.
También resulta curioso contemplar El juego de la pelota, en el que tres mujeres desnudas
copan la escena en una suerte de tres Gracias. Lo es por el hecho de
que hasta percatarse de la presencia de este lienzo en la exposición, el
visitante piensa en el pudor del autor por Es algo que se constata
también en otros trabajos, en los que hacer resaltar que las soviéticas
desempeñaron las mismas funciones que los hombres, tanto en el trabajo,
como en el deporte o en la vida cotidiana.
Salpicadas entre las obras de este artista es posible contemplar recortes de periódicos, imágenes de Stalin y Lenin, carteles de la época u objetos tan dispares como lámparas, banderas o pitilleras. Una proyección de fragmentos de películas de cineastas de la talla de Einsenstein ameniza el recorrido por una época marcada por el final de las vanguardias.
Alejados de pinturas idílicas que hacen creer al más escéptico, se debe destacar el innegable poder de la propaganda soviética. Puede que ésta tuviera menor influencia que la realizada en la Alemania nazi, pero favoreció la tendencia artística predominante en la historia de la Unión Soviética, cuyo realismo se puede degustar ahora de mil maneras a través del genio de Deineka.
Es llamativo que, en lo referente al arte ruso, siendo éste uno de los países centrales del siglo XX, nos hagamos en Europa apenas una pequeña idea de lo que ha supuesto, de sus avances y movimientos. Después de los años veinte, pasada la resaca de la Vanguardia, todo es kistch, todo es propaganda, nada tiene por qué ser mirado. En esta nueva exposición de la Fundación Juan March, dedicada a Aleksandr Deineka, Una vanguardia para el proletariado, los organizadores han conseguido reconstruir un relato coherente de las tres décadas que van desde el triunfo de la revolución a los años cincuenta y el final del estalinismo.
Son varias las historias que se superponen en estos años y varios, también, los resultados plásticos que se traducen de éstas. Vemos, en la exposición, los orígenes de una vanguardia formalista en los maniquíes uniformados y en los bocetos del cuadro negro de Malévich, desembocando en seguida en el suprematismo; vemos el auge y caída de la LEF (Frente de Izquierda de las Artes) acompañar, de un modo casi sincronizado con la historia, desde la consolidación del nuevo sistema hasta el final de la Guerra Civil (1923). Asimismo, vemos cómo un país inventa de la nada la propaganda moderna, dando un discurso a su población y exportando otro a todos los demás países; vemos, en definitiva, la carrera de un pintor, Deineka, que nunca llegó a pertenecer a ninguna de las vanguardias históricas, pero del que no se puede dudar de su modernidad, viendo el panorama artístico internacional del que es contemporáneo.
En el realismo de Deineka se observan algunos de los hechos fundamentales del arte moderno, como la disolución de la perspectiva en la superposición de planos, influencia inequívoca del collage en el que se premia lo narrado sobre la veracidad. En esta elección, su pintura es hermana de las ilustraciones de Grosz o de los collages de Heartfield. Sólo el discurso es real, puesto que la realidad es compleja y caótica, la tarea del artista es, entonces, reorganizar los elementos para darle una coherencia de la que carece. Esta sinceridad formal, en la que el autor reconoce que en el acto de reproducir también hay falseamiento, permite que los pintores se acerquen a los temas con una libertad que, casi desde las ilustraciones medievales, era imposible. Pero, y ésta es la diferencia más profunda entre los alemanes y el ruso, mientras que los primeros dedican su carrera a demostrar lo sórdido del mundo en el que viven, Deineka pone su oficio al servicio de la propaganda soviética para vender las bondades del hombre nuevo, con un optimismo del que sólo la propaganda es capaz.
La exposición plantea aquí, de nuevo, la pregunta con la que uno tropieza una y otra vez al mirar el arte ruso -pregunta que, en realidad, es extensible a todo aquél que se dedica a trabajar por encargo para embellecer el producto de otros: hasta dónde es legítimo trabajar como propagandista cuando sabemos que con ello se está enalteciendo el sufrimiento de los demás. Los paisajes idílicos de los Koljós (colectivización forzosa de tierras) de Deineka, esconden los miles de muertos que siguieron a esta política del gobierno ruso, y es imposible que el pintor no fuese consciente de ello. La electrificación e industrialización del país son, también, un tema recurrente en las obras expuestas que, con la glorificación del trabajo, evitan dar cuenta del desastre ecológico y humano de estas medidas.
Aleksandr Deineka tenía 18 años cuando la revolución
soviética sorprendió al mundo. Su juventud, talento y una fe sin límites
en lo que estaba por venir le convirtieron en el propagandista perfecto
de la nueva era. Sus escenas de masas alegres, de mujeres felices en
las fábricas, de campesinos entregados con devoción a la siega y, sobre
todo, los jóvenes luciendo cuerpos perfectos y saludables conformaron
una iconografía con la que la población se identificaba y se sentía
parte del movimiento comunista.
Despreciado durante décadas por los ortodoxos de la cultura, son
pocas las posibilidades que ha habido de conocer a fondo su obra; un
error que la Fundación Juan March subsana ahora con la exposición antológica Aleksandr Deineka (1899-1969). Una vanguardia para el proletariado.
Son 250 obras (óleos de gran formato, dibujos, bocetos, revistas,
libros, fotografías...) que le sitúan en un doble contexto: el final de
la vanguardia y el advenimiento del realismo socialista.
El autorretrato de Aleksandr Deineka, firmado por el artista en 1920, es la imagen que mejor puede servir de avance de la exposición. Un hombre joven, guapo, fuerte y saludable al servicio de la revolución; un cuerpo perfecto creado para producir. Manuel Fontán, comisario de la exposición, explica que esta imagen, al igual que sus paisajes proletarios, son metáforas precisas de la utopía soviética, de las transformaciones que tendrían que venir de la mano de la dialéctica del capital y del trabajo.
Al servicio de la utopía
Ilustrador, pintor y escultor al servicio de la utopía comunista, ha sido considerado en algunos ámbitos como el Hopper ruso por su forma de enfrentarse a la figura humana. Siempre en primer plano y pendiente de la luz. Pero el mundo de Aleksandr Deineka es muy diferente al del americano.
La exposición arranca con el cartel de la primera ópera futurista, -La Victoria sobre el Sol de Kruchionij y Malévich, de 1913- y concluye con la muerte de Stalin en 1953. En medio, están las imágenes de júbilo por los planes quinquenales, las primeras centrales eléctricas que darían voz a todo el país y los entrenamientos deportivos de los trabajadores durante su tarea en el tajo.
Los cuadros, concebidos para alegrar las estancias de los operarios, se contemplan dentro de las paredes de los museos con una perspectiva inevitablemente diferente. "Hemos evitado que las obras se vean solo como un mero ejercicio de kitsch academicista", advierte el comisario. "Fue la figura más relevante y ambigua del realismo socialista a la vez que es innegable su vinculación a las vanguardias".
Programa de televisión. Fecha de emisión: 09-12-2011. Duración: 23' 15"
Durante estos días se expone en Madrid una muestra importante de la obra de Aleksander Deineka, artista ruso que llegará a convertirse en Director de la Academia de Artes de la Unión Soviética. En la evolución de su obra podemos apreciar la propia evolución del arte ruso del siglo XX, desde el afán transgresor revolucionario de las Vanguardias hasta la asunción del Realismo Socialista como vía de comunicación propagandística del aparato del Estado Soviético.
Participan: Manuel Fontán del Junco. Comisario de la Exposición; Jordi Claramonte
Arrufat. Profesor Filosofía UNED.
Producción y realización: CEMAV
Aleksandr Deineka (1899-1969) - Exposición en Madrid
Aleksandr Deineka (1899–1969)
Una vanguardia para el proletariado
7 de octubre 2011 – 15 enero 2012
Las trabajadoras textiles, 1927 (Galería Estatal Tretyakov, Moscú)
En 1985, con el régimen soviético aún vigente, la Fundación Juan March organizó, bajo el título "Vanguardia rusa, 1910–1930. Museo y Colección Ludwig", la primera exposición sobre la vanguardia rusa celebrada en España, además de ofrecer en años posteriores diversas muestras dedicadas a destacadas figuras de esa vanguardia (Malévich, Ródchenko, Popova). En 2008, la titulada "La Ilustración total. Arte conceptual de Moscú, 1960–1990", reunía a una serie de artistas soviéticos cuya obra, a medias entre el conceptualismo y un peculiar Pop soviético, tenía como objeto de reflexión y práctica la cultura de la época de Stalin, la de los años transcurridos entre su llegada al poder, tras la muerte de Lenin en 1924, hasta su muerte en 1953.
La defensa de Petrogrado, 1928 (Museo Estatal de las Fuerzas Armadas)
Faltaba dedicar una exposición al tiempo
histórico transcurrido entre el gran experimento de la vanguardia rusa
—que precedió a la época de Stalin— y el arte soviético decididamente
postmoderno, que advino tras su muerte: el arte de la época del
dictador, que resulta bastante desconocido, ha sido objeto de escasas
exposiciones tanto en la antigua Unión Soviética como en Europa o
América, y con frecuencia ha sido clasificado como un arte derivativo y
propagandístico, al servicio de la ideología y la educación de las
masas.Para reflejar el arte de este período resulta difícil encontrar un ejemplo mejor que el que proporcionan tanto la fuerza pictórica de Deineka como la fascinante ambigüedad de su arte y de su figura: formado en los establecimientos de inspiración vanguardista, fue miembro de las últimas agrupaciones de la vanguardia constructivista (como Oktyabr u OST) y también agitador comprometido con la revolución y la construcción socialista del país.
Completa la exposición una cuidada y amplia selección de obras de artistas de la vanguardia rusa —atendiendo en especial a su desarrollo revolucionario—, de revistas, carteles, libros, documentos y objetos, que reflejan la peculiar (y desconocida) lógica de las relaciones entre la vanguardia y el realismo socialista, que vino a constituir una suerte de vanguardia artístico–política para el proletariado.
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Crítica de arte
Aleksandr Deineka. Una vanguardia para el proletariado: el culto a lo soviético
Por primera vez en España, se expone la obra de Aleksandr Deineka (1899-1969), figura clave del realismo socialista soviético. La Fundación Juan March ha sido la encargada de organizar una exposición en la que ha reunido 250 piezas, entre dibujos, bocetos, revistas, libros o fotografías, que dan cuenta del ambiente artístico imperante en la Rusia de la década de los años 20 y 30. Galería de fotosLa exposición Aleksandr Deineka (1899-1969). Una vanguardia para el proletariado, organizada por la Fundación Juan March en Madrid, bien podría entenderse como una muestra sobre las metáforas de la utopía soviética a través de la figura de Deineka, artista clave del movimiento realista socialista de los años 20 y 30.
A través de 250 piezas, entre dibujos, lienzos, fotografías, litografías o carteles de la época, esta institución pretende trasladar al visitante a la atmósfera artística imperante en aquellos años de advenimiento de la URSS.
Trabajadoras textiles, 1927, de Aleksandr Deineka. Museo Estatal Ruso, San Petersburgo.
Las obras de Deineka no son las únicas en dar cuenta de esta concepción, ya que también han sido expuestas piezas firmadas por Rodchenko, Tatlin, Lissitzky o Malevich. De todas ellas, adquieren pleno protagonismo los lienzos de Deineka, en los que da muestras del mensaje que el régimen soviético quería transmitir: culto al cuerpo, dedicación a la patria, arduo trabajo, desarrollo industrial o tranquila cotidianidad.
La tosquedad que salpica las pinturas de Deineka es constante. Está presente en sus retratos de Muchacha sentada en una silla y Retrato del artista K.A Vialov, en los que ambas figuras representadas comparten postura y actitud ante el pintor. También es posible apreciar esa robustez en los protagonistas de sus lienzos en La defensa de Petrogrado, en el que opta por el culto a la fortaleza militar en una escena dividida en dos planos, en los que es posible observar cómo soldados vuelven del campo de batalla heridos mientras que otros, listos para el combate, caminan erguidos en defensa de la patria. Sorprende de este óleo la presencia en primer plano de mujeres soldado.
Fútbol, 1924, de Aleksandr Deineka. Colección Vladimir Tsarenkov, Londres.
Las grandes manos y los grandes pies de las mujeres sorprenden lo mismo que lo hace el físico de los hombres en la serie de pinturas sobre deportistas. En Corredores es posible percatarse del intento del artista por dejar constancia de la fortaleza de los soviéticos resaltando su anatomía, así como en Fútbol.
Es de resaltar el gran formato de algunos de los óleos firmados por Deineka. Un detalle que invita de nuevo a pensar en que el mensaje debía representarse en un lienzo de grandes dimensiones con idea, quizá, de apabullar aún más.
El juego de la pelota, 1932, de Aleksandr Daineka. Galería Estatal Tretyakov, Moscú.
Salpicadas entre las obras de este artista es posible contemplar recortes de periódicos, imágenes de Stalin y Lenin, carteles de la época u objetos tan dispares como lámparas, banderas o pitilleras. Una proyección de fragmentos de películas de cineastas de la talla de Einsenstein ameniza el recorrido por una época marcada por el final de las vanguardias.
Deineka y el realismo socialista
09-12-2011 Deineka, Una Vanguardia para el Proletariado.
Subido por
uned
el 09/12/2011. Deineka, Una Vanguardia para el Proletariado.
Programa de televisión. Fecha de emisión: 09-12-2011. Duración: 23' 15"
Durante estos días se expone en Madrid una muestra importante de la obra de Aleksander Deineka, artista ruso que llegará a convertirse en Director de la Academia de Artes de la Unión Soviética. En la evolución de su obra podemos apreciar la propia evolución del arte ruso del siglo XX, desde el afán transgresor revolucionario de las Vanguardias hasta la asunción del Realismo Socialista como vía de comunicación propagandística del aparato del Estado Soviético.
Participan: Manuel Fontán del Junco. Comisario de la Exposición; Jordi Claramonte
Arrufat. Profesor Filosofía UNED.
Producción y realización: CEMAV
Programa de televisión. Fecha de emisión: 09-12-2011. Duración: 23' 15"
Durante estos días se expone en Madrid una muestra importante de la obra de Aleksander Deineka, artista ruso que llegará a convertirse en Director de la Academia de Artes de la Unión Soviética. En la evolución de su obra podemos apreciar la propia evolución del arte ruso del siglo XX, desde el afán transgresor revolucionario de las Vanguardias hasta la asunción del Realismo Socialista como vía de comunicación propagandística del aparato del Estado Soviético.
Participan: Manuel Fontán del Junco. Comisario de la Exposición; Jordi Claramonte
Arrufat. Profesor Filosofía UNED.
Producción y realización: CEMAV
DEINEKA (http://www.youtube.com/watch?v=e8oIhgrQ-Aw)
Subido por scumbria5 el 20/06/2008
Trabajar, construir y no lamentarse, 1933
La manifestación (dibujo para Prozhéctor), 1928
La competición socialista (portada revista Dayósh), 1929
La producción alimentaria (portada revista Dáyosh), 1929
Mujeres trabajadoras. © GALERÍA ESTATAL TRETYAKOS, MOSCÚ
Es la primera vez que llega a España una exposición sobre Deineka. Muchas obras de este artista, como La cuenca del Don, fueron tildadas en su día de propagandistas.La importancia del deporte. © GALERÍA ESTATAL TRETYAKOV, MOSCÚ |El juego de la pelota, de 1932 es una de las obras que muestran el papel que desempeñó el deporte en la educación soviética.
'Fútbol' COLECCIÓN VLADÍMIR TSARENKOV, LONDRES
Imagen de Fútbol (1924). Junto a las obras de Deineka, completa la exposición una amplia selección de obras de artistas de la vanguardia rusa.El futuro © GALERÍA ESTATAL TRETYAKOV, MOSCÚ | 06-10-2011
Niños que miran un avión pasar y sueñan con el futuro. Futuros aviadores, cuadro de 1938, es una buena forma de cerrar esta gran exposición de la fundación Juan March.
Convertiremos Moscú en el modelo socialista de ciudad del estado del proletario, 1931
Revistas. © JIM FRANK / JOELLE JENSEN
Además, de los 80 óleos, la exposición ofrece también carteles, fotos y portadas de revistas. Esta imagen pertenece a la publicación El ateo en la máquina, de 1927, perteneciente a la colección de Merrill C. Berman.
Autorretrato, 1948 © PINACOTECA ESTATAL A. A. DEINEKA KURSK
La fundación Juan March acoge la exposición Una vanguardia para el proletariado,
una retrospectiva del principal representante del realismo socialista
soviético, Aleksandr Deineka (1899-1969). El artista se retrató en este
cuadro de 1948.
Trabajadores forzudos. PINACOTECA DEINEKA, KURSK | 06-10-2011
Entre las consignas que lanzaban los artistas y el régimen de la época, estaba la abnegación por el trabajo y el cuidado del cuerpo. Un buen ejemplo es este cartel titulado Obrero de choque, ¡sé deportista!.'¿Quién podrá con quién?' © GALERÍA ESTATAL TRETYAKOV, MOSCÚ
El movimiento que encabezó Deineka se extiende desde el final de las vanguardias hasta el inicio del realismo socialista. La muestra es la más amplia que se ha dedicado fuera de Rusia al artista. ¿Quién podrá con quién? es el título de esta obra, uno de los 80 óleos que puedan contemplarse
En la carretera a Mount Vernon (1934), de Aleksandr Deineka (de la exposición de la Fundación March).
Obras de Aleksander Deineka: Estajanovistas (1937)
Obras de Aleksander Deineka: Estajanovistas (1937)
'Nadadora' (1934), de Aleksandr Deineka
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Aleksandr Deineka, una vanguardia para el proletariado(La Huella Digital - UCM)
La
obra de Aleksandr Deineka, principal figura del llamado realismo
soviético, conmueve a través de la propaganda, la pintura y los
mosaicos. La sala de exposición de la Fundación Juan March de Madrid acogerá hasta el 15 de enero de 2012 una amplia muestra del artista ruso.
Maestro de la pintura, el cartel y la ilustración, Aleksandr Deineka (Kursk,
1899 – Moscú, 1969) formó parte del final de la Vanguardia y del
advenimiento del realismo socialista. Ahora, y por vez primera en
España, su obra se ve expuesta a través de óleos, carteles, revistas,
libros infantiles, fotografías, numerosos documentos y material audiovisual.
La
propaganda soviética es uno de los ejes centrales de la exposición del
artista, mensajes visuales que se disparan a una velocidad casi
imperceptible. En las obras reside la generación de la conciencia de la
clase obrera, acogida tanto en carteles como en pinturas.
“Conocer
la vida para saber representarla verazmente en las obras artísticas. No
solo como realidad objetiva, sino en su desarrollo revolucionario”,
reza el método del realismo socialista, plasmado desde un principio en la exposición junto a las obras de Deineka.
Pasillos
de inmensos cuadros que anteceden a salas de material audiovisual,
escaparates de revistas y diarios, algún objeto de la época… Son algunos
de los brillantes ejemplos recogidos en la exposición, que se completa
con recreaciones de los mosaicos (impactantes y bellos) que decoran el
metro de Moscú.
Manifestación, una
obra que vio la luz en 1928, alteraría el carácter más apacible de los
tiempos. “Todo el mundo oye estos días el andar pesado de los batallones
proletarios”, se lee en la descripción. Se trata de un cuadro que goza
de narración completa. Si algo define a Deineka es su
capacidad descriptiva y su gusto por los detalles. El artista es,
además, un maestro de la historieta que logra proyectar una gran fuerza
visual en su trabajo.
La
muestra funciona como ventana abierta a las pasiones del autor. El
deporte, especialmente el fútbol, es un tema recurrente en la obra de
Denieka, que rinde culto a la juventud y la fortaleza en cuadros como El juego de la pelota o El portero. Este
último, de gran tamaño, deja maravillado al espectador ante el realismo
de la imagen; casi se podría detener el balón que está a punto de ser
interceptado por el guardameta.
Con
una forma lacónica y particular, Deineka es capaz de dotar sus pinturas
de paisajes idílicos, alejados de cuanto ocurría en aquella época. Mediodía es
un perfecto juego de sombras que deja impresionado a todo aquel que la
contempla. Un grupo de mujeres se bañan y se divierten mientras el mundo
sigue su curso. También posee gran fuerza El balcón, de acentuada luminosidad. Alejados de pinturas idílicas que hacen creer al más escéptico, se debe destacar el innegable poder de la propaganda soviética. Puede que ésta tuviera menor influencia que la realizada en la Alemania nazi, pero favoreció la tendencia artística predominante en la historia de la Unión Soviética, cuyo realismo se puede degustar ahora de mil maneras a través del genio de Deineka.
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Erretres. The Strategical Design Company
Aleksandr Deineka: “Una vanguardia para el proletariado” en la Fundación Juan March
Por Miguel Sánchez LindoEs llamativo que, en lo referente al arte ruso, siendo éste uno de los países centrales del siglo XX, nos hagamos en Europa apenas una pequeña idea de lo que ha supuesto, de sus avances y movimientos. Después de los años veinte, pasada la resaca de la Vanguardia, todo es kistch, todo es propaganda, nada tiene por qué ser mirado. En esta nueva exposición de la Fundación Juan March, dedicada a Aleksandr Deineka, Una vanguardia para el proletariado, los organizadores han conseguido reconstruir un relato coherente de las tres décadas que van desde el triunfo de la revolución a los años cincuenta y el final del estalinismo.
Son varias las historias que se superponen en estos años y varios, también, los resultados plásticos que se traducen de éstas. Vemos, en la exposición, los orígenes de una vanguardia formalista en los maniquíes uniformados y en los bocetos del cuadro negro de Malévich, desembocando en seguida en el suprematismo; vemos el auge y caída de la LEF (Frente de Izquierda de las Artes) acompañar, de un modo casi sincronizado con la historia, desde la consolidación del nuevo sistema hasta el final de la Guerra Civil (1923). Asimismo, vemos cómo un país inventa de la nada la propaganda moderna, dando un discurso a su población y exportando otro a todos los demás países; vemos, en definitiva, la carrera de un pintor, Deineka, que nunca llegó a pertenecer a ninguna de las vanguardias históricas, pero del que no se puede dudar de su modernidad, viendo el panorama artístico internacional del que es contemporáneo.
En el realismo de Deineka se observan algunos de los hechos fundamentales del arte moderno, como la disolución de la perspectiva en la superposición de planos, influencia inequívoca del collage en el que se premia lo narrado sobre la veracidad. En esta elección, su pintura es hermana de las ilustraciones de Grosz o de los collages de Heartfield. Sólo el discurso es real, puesto que la realidad es compleja y caótica, la tarea del artista es, entonces, reorganizar los elementos para darle una coherencia de la que carece. Esta sinceridad formal, en la que el autor reconoce que en el acto de reproducir también hay falseamiento, permite que los pintores se acerquen a los temas con una libertad que, casi desde las ilustraciones medievales, era imposible. Pero, y ésta es la diferencia más profunda entre los alemanes y el ruso, mientras que los primeros dedican su carrera a demostrar lo sórdido del mundo en el que viven, Deineka pone su oficio al servicio de la propaganda soviética para vender las bondades del hombre nuevo, con un optimismo del que sólo la propaganda es capaz.
La exposición plantea aquí, de nuevo, la pregunta con la que uno tropieza una y otra vez al mirar el arte ruso -pregunta que, en realidad, es extensible a todo aquél que se dedica a trabajar por encargo para embellecer el producto de otros: hasta dónde es legítimo trabajar como propagandista cuando sabemos que con ello se está enalteciendo el sufrimiento de los demás. Los paisajes idílicos de los Koljós (colectivización forzosa de tierras) de Deineka, esconden los miles de muertos que siguieron a esta política del gobierno ruso, y es imposible que el pintor no fuese consciente de ello. La electrificación e industrialización del país son, también, un tema recurrente en las obras expuestas que, con la glorificación del trabajo, evitan dar cuenta del desastre ecológico y humano de estas medidas.
Siempre es un gusto conocer la obra de
un pintor como Aleksandr Deineka, pero lo es también encontrarse en vivo
con las revistas y carteles diseñados por Ródchenko, con los experimentos de El Lissitzky o con las composiciones asombrosas de publicaciones como URSS in construction.
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Vanguardia y proletariado Edición impresa El Pais 16-10-2011
Vinculado a las vanguardias, su obra fue utilizada para ilustrar la utopía comunista. Pero Aleksandr Deineka (1899-1969) fue mucho más que un propagandista aunque su talento trabajó al servicio de una revolución que estalló cuando él solo tenía 18 años. Una vanguardia para el proletariado es la primera antológica que se le dedica en España (Fundación Juan March hasta el 15 de enero). A través de 250 obras, la mitad de gran formato, se recorre una obra creada para templar el ánimo de los trabajadores, no para ser expuesta en un museo. Sus composiciones recogen grupos de mujeres que concluyen su jornada en las fábricas y se entregan felices al deporte, hombres entregados a la recolección de los frutos del campo o pandillas de pequeños entrados al estudio y al ejercicio físico. Junto a los grandes óleos, se exhiben sus dibujos preparatorios, bocetos, fotografías y numerosas ilustraciones para libros didácticos destinados al público infantil y juvenil.Deineka, el pintor de la utopía soviética ÁNGELES GARCÍA - Madrid - 06-10-2011 ELPAIS.com > Cultura
La Fundación Juan March acoge una retrospectiva de la principal figura del realismo socialista
ÁNGELES GARCÍA - Madrid - 06/10/2011
"Hemos evitado que las obras se vean como un mero ejercicio de 'kitsch' academicista", advierte el comisario
El autorretrato de Aleksandr Deineka, firmado por el artista en 1920, es la imagen que mejor puede servir de avance de la exposición. Un hombre joven, guapo, fuerte y saludable al servicio de la revolución; un cuerpo perfecto creado para producir. Manuel Fontán, comisario de la exposición, explica que esta imagen, al igual que sus paisajes proletarios, son metáforas precisas de la utopía soviética, de las transformaciones que tendrían que venir de la mano de la dialéctica del capital y del trabajo.
Al servicio de la utopía
Ilustrador, pintor y escultor al servicio de la utopía comunista, ha sido considerado en algunos ámbitos como el Hopper ruso por su forma de enfrentarse a la figura humana. Siempre en primer plano y pendiente de la luz. Pero el mundo de Aleksandr Deineka es muy diferente al del americano.
La exposición arranca con el cartel de la primera ópera futurista, -La Victoria sobre el Sol de Kruchionij y Malévich, de 1913- y concluye con la muerte de Stalin en 1953. En medio, están las imágenes de júbilo por los planes quinquenales, las primeras centrales eléctricas que darían voz a todo el país y los entrenamientos deportivos de los trabajadores durante su tarea en el tajo.
Los cuadros, concebidos para alegrar las estancias de los operarios, se contemplan dentro de las paredes de los museos con una perspectiva inevitablemente diferente. "Hemos evitado que las obras se vean solo como un mero ejercicio de kitsch academicista", advierte el comisario. "Fue la figura más relevante y ambigua del realismo socialista a la vez que es innegable su vinculación a las vanguardias".
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Giulietto Chiesa - Radio Rai 3 - Sulla mostra di Aleksandr Deineka
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MegaChannelZero
el 21/02/2011.
Giulietto Chiesa - Radio Rai 3 - Sulla mostra di Aleksander Deineka
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