jueves, 31 de mayo de 2007

Alberto Collantes: Agur amor o5-07

Agur amor

Ahora voy menos a verte. Tuve que espaciar mis visitas porque ni me daba el infarto deseado ni la angustia de las lágrimas secas me consolaba. Cada tres días vuelvo a tu lado para recordar tu risa, tu ternura, tu amor. Si por un momento refulge el sol, espero ilusionada que el rayo me haga un guiño que caliente un instante mi alma angustiada y me indique que aún estás ahí, que todavía estás aquí conmigo. Cuando el celaje de nubes negras tapa la luz, me repliego sobre el suelo suplicando que esa oscuridad embadurne mi cuerpo y acabe de consumirlo para siempre. Durante ese momento eterno desearía que toda mi alma y todo mi cuerpo atravesaran la tierra para cogernos de la mano y sumergirnos en las puras ondas etéreas incontaminadas y limpias de todo odio humano y de toda violencia. Cuando regreso, la congoja me ahoga físicamente y querría dejar de respirar, pero nunca lo logro. Al bajar la pendiente del cementerio y darle la espalda al mar, siento que me alejo otra vez de tu lado, hasta que el próximo día te busque con desesperación donde yacen tus restos despedazados por la bomba lapa terrorista que te apartó de mi lado para siempre. Y me quiero morir, pero no me muero. Y quiero llorar, pero no puedo. Y la desesperación y la impotencia me abruman y me hieren, pero nunca lo bastante como para enloquecerme.
Mis lágrimas se secaron el día que quise meterme contigo en tu último lecho, para recomponer tu cuerpo y acompañarte en tu último viaje. Pero no me hiciste hueco.
Y aterrorizada recomienzo desde mi orilla angustiada el viaje inacabado hacia el océano amargo donde se va diluyendo mi odio y aumentando mi soledad.
Amor, ¡qué sola y qué desvalida me siento sin ti! Porque te sigo queriendo con toda mi alma.
Agur amor.
Alberto Collantes Fernández

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